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Cianea.

Addison y yo habíamos llegado a la plaza como Bucky nos había indicado, llevábamos puesto el uniforme de los animadores de los Camarones, mucho rosa para mi gusto. Pero mis padres estaban muy emocionados cuando me vieron con el uniforme puesto, me habían dicho que, después de la iniciación, celebraríamos con un pequeño banquete de cena y veríamos películas, las que más me gustasen. Eso me había animado, aunque me preocupaba lo que tendríamos que hacer para la iniciación.

Escuchamos una corneta y unas luces nos escandilaron. La vans, del mismo color que los uniformes, se había aparcado frente a nosotras. Bucky bajó el vidrio observandonos a las dos con una gran sonrisa.

—Hola, chicas, suban —la puerta fue abierta por Tracey dándonos paso para entrar.

Bucky arrancó y los Acey's nos miraban con burla. Intenté no ser grosera, pero no podía evitar fruncir mi cara por sus burlones gestos.

—¿Qué haremos en la iniciación, Bucky? —preguntó Addison y el mencionado nos miró por el retrovisor.

—Ya lo verán.

Era de noche, no sabíamos a dónde íbamos, apenas y conocía a esas personas, nos ganaban en mayoría. Lo primero que se me vino a la cabeza fue la palabra "secuestro".

Miré por el parabrisas y divisé el cartel de Ciudad Zombie.

—¡¿Qué es lo que vamos a hacer en éste lugar?! —pregunté angustiada. Todavía no quería morir.

—Tranquila, preciosa. Es de noche, los zombies deben estar durmiendo —comentó con calma el capitán, pero aún así no estaba tranquila. Seguro Bucky había notado mi preocupación por el retrovisor, porque dijo:—. Tú tranquila, te puedo pasar mi número para que me llames por cualquier cosa —yo elevé mi vista para toparme con su mirada por el espejo y él me guiñó un ojo. Fanfarrón.

Poco a poco fue aparcando el carro en la calle, Stacey nos abrió la puerta y ambas salimos del carro.

—Wow —exclamó Addison—. Ciudad Zombie.

Ambas miramos alrededor, no parecía tan aterrador como pensé. Sus decoraciones eran únicas, reutilizaban chatarras y las amoldaban perfectamente para su uso.

—¡Zoey! ¡A cenar! —escuché un hombre... o zombie, llamar desde el interior de una casa y una niñita zombie, de la cual no me había percatado su presencia, salió corriendo en dirección a la casa de donde provenía la voz.

—Cada año, en la iniciación de animadores —volteamos a ver a Bucky—, le recordamos a los zombies que no aceptamos monstruos en la ciudad —él tomó un cartón de huevos que le había pasado Lacey y nos lo entregó a nosotras—. Lanzenlos a esa casa —nos señaló la misma en donde había entrado la niña— y serán oficialmente de los nuestros.

—Ah... ¿Qué? No, no haremos eso —reprochó Addison.

—¿Se perdieron chicos? —apareció una señora zombie del otro lado de la camioneta asustando a los chicos, provocando su huida ¿No que muy valiente, Bucky?

Entonces, la señora al vernos a nosotras, hizo un gesto de reproche. Por lo cual, ambas nos asustamos y torpemente fuimos a escondernos en un lugar obviamente visible, pero pareció valerle poco, así que se retiró.

Escuché unos pasos a nuestro alrededor. No fue hasta que un chico zombie se colocó en la cera para poder divisarlo.

—¿Todo en orden, hijo? —la misma voz del señor que había escuchado hace un rato, pareció haberse escuchado en la entrada. El muchacho volteó y se percató de nuestra presencia. Me había aterrorizado, ahora seríamos la cena de ellos.

Ante los ojos de un ególatra ~Bucky & OC~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora