Capítulo 4: Confuso

56 15 2
                                    

En tu vida existían ciertas cosas que, por pequeñas que fuesen, te provocaban una inmensa satisfacción.  Una de ellas era recostarte panza arriba minutos después de almorzar sobre los verdes terrenos en la parte trasera de la escuela, bajo la sombra de un árbol.

El suave viento chocando contra tus mejillas, el sonido de las hojas y el fresco pasto en tu espalda, era solo tan relajante, que de hecho a veces hasta lograbas quedarte dormida, un poco como estaba sucediendo en esa ocasión.

Eso fue hasta que el crujido del pasto y una gran sombra perturbaron tu casi siesta.

Entonces abriste uno de tus ojos.

—Te encontré.

Y desde el suelo pudiste ver la silueta de Katsuki Bakugo, mirándote fijamente desde arriba con el ceño fruncido y las mejillas ligeramente sonrosadas. Asumiste que debido al calor.

—¿Bakugou? —lo miraste extrañada.

—¿Hay alguien más con esta cara?

—No lo sé. Tu dime.

El chico suspira y toma asiento justo a tu lado.

—¿Qué haces ahí tirada? —te preguntó apoyando su barbilla sobre una de sus manos.

—Miro el cielo y las nubes moverse.

—¿Siempre eres tan despreocupada?

—Es bueno relajarse a veces. —comentaste en lo que te levantabas con dificultad, para que ambos estuviesen al mismo nivel— ¿me necesitas para algo?

—N-no realmente. —contestó alejándose un poco de tí —Es sólo que... no te he visto por ahí últimamente...

—¿Y no es eso normal? Después de todo somos de diferentes departamentos.

—Aún así. Es fácil verte en la cafetería.

Durante todo ese tiempo, la mirada de Bakugo no se apartó del piso. Lo cual te provocaba un poco de curiosidad.

—Hmm ¿Estabas preocupado por mí? —preguntaste.

En ese momento todo el cuerpo de Bakugo dio un respingo. Confirmando entonces de manera implícita tu anterior suposición.

—¡¿Y qué si lo estaba?!

Al verlo tan agitado no pudiste evitar reírte. Después de ese encuentro en la biblioteca habías logrado comprender mejor el comportamiento de Bakugou. En realidad el chico era un tanto tímido y orgulloso. Y era por esa misma razón que parecía que era difícil para el decir lo que realmente pensaba.

—La razón por la que no me ves en la cafetería. Es porque yo misma he estado trayendo mi almuerzo. —le explicaste en lo que señalabas la caja de tu almuerzo vacía sobre el pasto.

—Dormir panza arriba después de comer es malo para la digestión. —Bakugou regañó sacandote otra risa en el proceso.

—Eso ya lo sé.

El rubio soltó un gruñido. Mirándote esta vez a los ojos con un poco de duda en los suyos.

—A ti... ¿te gusta la comida casera? —preguntó.

—Por supuesto.

—Hmm. Entonces... ¿qué tipo de comida te gusta? —arrojó otra pregunta, tomándote desprevenida.

—Sobre eso. No soy quisquillosa. Me gusta todo tipo de comida. Aunque si es demasiado picante, es probable que necesite un vaso de leche.

—¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

—¿En mi tiempo libre? Dormir, ver vídeos, series o películas, a veces leer, escuchar música.

Al escuchar tu respuesta Bakugou se rió levemente, entre dientes. Aún así,  no parecía estar burlándose de tí.

—¿Qué con eso? Tan común.

—Eso es porque soy una persona común. —le dijiste— ¿Y bien? ¿Ya hemos terminado con las preguntas?

Bakugou mordió su labio, con duda, entonces, escondiendo su rostro entre sus brazos hizo una última pregunta:

—Tú... ¿Qué opinas de mí?

De nuevo. La acción y reacción de Bakugou te dejaba perpleja. Justo cuando pensabas que comenzabas a entenderlo.

—¿Qué que pienso de tí? No lo sabría decir. No te conozco muy bien.

—Entonces, ¿primeras impresiones?

—Mmn... en ese caso yo diría que eres ¿confuso?

—¿Confuso?

—Si. En ocasiones, tus acciones, tus expresiones y lo que sale de tu boca no coinciden para nada. Es solo tan confuso que es realmente difícil descifrar que es lo que estás pensando.

Y el rostro de Bakugou, que se hallaba oculto volvió a resurgir de entre sus brazos.

—¿Y eso es... algo malo? —cuestionó y esta vez sus cejas no se fruncieron hacia el centro.

—Para nada. —le sonreíste— Es interesante. Sólo... me dan ganas de conocerte mejor.

Y... fue tan sólo por un leve momento, pero pudiste ver de nuevo aquella dulzona sonrisa maliciosa de Katsuki Bakugou. Una sonrisa que hubieses podido ver por más tiempo, si no fuese por su su brazo que la cubrió rápido, antes de volver alejar su mirada de la tuya.

—Ya veo. Entonces no es algo malo. —dijo bajo su brazo.

Lindo.

Eso fué lo que pensaste. Mientras te le quedaste mirando. A pesar de que sabías que no le gustaba.

—¿Y ahora que me ves? —refunfuño.

-—Deberías sonreír mas amenudo, Bakugou, te ves bien cuando lo haces.

El muchacho gruñó de nuevo.

—Argh eres una mujer tan extraña.

Y tú, reiste de nuevo.

—¿De verdad? Pero si acabaste de decir que era común.

—Me estaba refiriendo a tus patéticos hobbies.

—¡Hey! ¿Qué quieres decir con patéticos? Tengo hobbies muy respetables.

—Si. Si. Lo que digas.

🧨La Extra Y El Héroe Explosivo🧨 Katsuki Bakugou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora