Capítulo 5: Piquete de abeja

53 10 1
                                    

Sentada bajo la sombra de aquel árbol en el que solías darte unas cortas siestas. Pudiste ver de nuevo a Bakugou. Esta vez lleno de heridas y vendado de la cabeza a los pies. Este tomo asiento junto a tí. Como si nada. Entonces lo miraste con extrañeza.

-¿Qué hay? -saludó casualmente.

-¿...Estás bien? -preguntaste con algo de duda.

El muchacho sonrió de manera prepotente y se hechó a reír de manera exagerada.

-¡Ha! ¿Bien? ¡Por supuesto que lo estoy! -dijo en voz alta, como si tratase de convencerse a sí mismo.

-¿Es eso sarcasmo?

-No lo es.

La mirada de Bakugou está vez miraba al frente. Sin ningún tipo de vacilación. Suspiraste. De nuevo, entenderlo era un desafío.

-Oye... sé que es una cosa normal en el departamento de héroes, pero ¿está bien que hayas venido a clases? ¿No se supone que tienes el derecho de pedir una ausencia?

-¿Una ausencia...? eso es para perdedores. -murmuró con su mirada aún al frente.

Tras escuchar aquello te molestaste un poco. Era claro que estaba herido y también era claro que esa heridas le dolían. No. Estas debían dolerle. Aún así allí estaba. Tercamente sentado junto a tí.

-Bakugou. Ven aquí. -lo llamaste palmeando un espacio en el suelo más cercano a tí para que fuese ocupado por él.

Sus ojos te miraron de reojo con recelo, al contrario de su cuerpo que se movió sin ningún atisbo de duda hacia tí.

-¿Qué? -cuestionó con sus hombros ya chocando con los tuyos.

-Cierra tus ojos. -le pediste mirándolo fijamente con seriedad.

En ese instante pudiste sentir a su cuerpo entero tensarse.

-¿P-para qué?

-Solo cierralos.

Bakugou obedeció tú orden. No sin antes soltar un gruñido en señal de protesta. Con sus ojos ya cerrados pudiste apreciar lo claras que eran sus pestañas y sus cejas, que de hecho estas últimas apenas y podían verse, lo que si era muy visible era esa prominente arruga que se formaba entremedio de estas, siendo la marca comercial de su naturaleza huraña.

Y fue en ese mismo punto dónde decidiste golpearlo con tu dedo índice.

-¡Hey! ¿Y eso porqué fue? -se quejó frotándose la zona lastimada.

-Porque eres un tonto. -lo regañaste - Cuando estás así de herido lo mejor es quedarse en casa descansando. Además, pareces más un perdedor viniendo a clase con todo ese vendaje.

Con sus manos aún en la frente, la cara de Bakugou adquirió un tono rojizo por toda su extensión, a la par que sus labios se fruncieron en una más que adorable expresión de indignación, como si acaso hubieses acabado de cometer una ofensa imperdonable para él.

-¿Pero qué? -refunfuñó- Eres una idiota. Si ibas a regañarme, al menos lo hubieras hecho de una manera mas normal. Maldita sea.

Y a pesar de que lucia tan amenazante como siempre, sus quejidos se te hicieron tiernos, e incluso si sabías que aquel golpe no le había hecho daño alguno, lograron hacerte sentir culpable.

-... Lo siento... ¿te dolió mucho?

-No se trata de eso. -continuó quejándose, esta vez más enojado que antes- Además ese golpecito no me hizo nada, se sintió como el piquete de una abeja.

-Pero si los piquetes de abeja si duelen.

Al escucharte Bakugou suspiró rendido y comenzó a reírse bajito.

-Lo que digas. -continuó riéndose de la misma manera.

Entonces ambos se quedaron en silencio.

-...

-...

-Oye Bakugou... ¿crees que pueda preguntarte algo? -te atreviste a hablarle.

-Adelante.

-¿Porqué fué que decidiste convertirte en un héroe?

Ante tu pregunta el rubio enarcó su ceja.

-¿Ha? ¿Cómo que porqué? Si ser héroe es el mejor oficio que existe.¿Acaso no es natural querer ser uno?

-No lo creo. En realidad a mi nunca me ha interesado ser uno.

Y como si le hubieses dicho que la tierra era plana, Bakugou se volteó a mirarte desconcertado. Como si en el fondo de su ser verdaderamente tuviese esa creencia infantil de que ser un héroe era el trabajo que todo el mundo quería tener y que, de ser lo contrario, entonces sería una cosa muy extraña.

-¿No te gustan los héroes?

-No. No es eso. Me gustan los héroes. -le explicaste- Solo nunca quise ser uno.

-¿Y porqué no?

Los ojos de Bakugou te miraron con genuina curiosidad.

-No lo sé. Es sólo que pienso que es un trabajo demasiado pesado. Para empezar, es imposible no salir herido. Además de eso se tiene que lidiar con la presión de la gente y los medios. También, tu familia y amigos pueden resultar en peligro ¡Ah! Y mejor no hablemos del sistema de clasificación de héroes.

Bakugou escuchó todo tu parloteo atentamente, sin embargo, al final no pareció muy convecido de tus razones.

-Supongo que tienes razón. -dijo, para tu sorpresa- A veces también pienso que hay cosas que son una mierda. Pero ¿no crees que todo eso solo hace a los héroes aún más geniales?

Un cabeza dura. Un persistente, testarudo y terco cabeza dura. Ese era Katsuki Bakugou. Pero en ese momento pensaste que quizás no estaría mal tener la mitad de su terquedad en algunas cosas.

-Ya veo. -soltaste una risa, no precisamente de burla- Eres increíble Bakugou. Creo que tal vez termine haciendome una fan de Dynamite.

-Pero más te vale.

-Aún así, todavía pienso que deberías cuidar más de ti mismo.

-Esta bien. -dijo fastidiado- Pediré una ausencia o lo que sea...

-Bien.

Sonreíste satisfecha.











*Notas de la autor

F por el Bakus

🤧

🧨La Extra Y El Héroe Explosivo🧨 Katsuki Bakugou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora