CAPÍTULO 5.

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                                                                    Dylan.

¿Dónde estoy?

Es la primera pregunta que me viene a la cabeza sentado sobre está cama tan ajena a la mía...

En cuanto me echo un vistazo me doy cuenta de que no llevo nada, absolutamente nada puesto...

Oh, oh.

Y en cuanto miro hacía mi derecha, la persona que está a mí lado es la última persona que me esperaba...

Tess.

La hermosa colombiana.

¿Qué habrá pasado está noche?

¿He bebido tanto que ni me acuerdo?

Sí. Tiene que ser eso. He bebido tanto que ahora no me acuerdo de nada.

Así que para despejarme un poco y ver si me viene algún recuerdo a la mente me voy al baño a lavarme la cara pero antes siquiera de bajarme del todo de la cama entra Jess.

-Tess, ¿Has visto mi vestido dorado?- Inicia Jess mirando a una Tess que apenas ahora se está despertanto.

-Jess lo tienes secándose- Responde Tess mientras está bostezando.

-A vale, muchas gracias...- Se detiene enseguida en cuanto se da cuenta de mi presencia- ¡Dylan que haces tú aquí!

-Yo...em...

-Él está aquí porque anoche la cosa se fue desmadrando y bueno...

-¿¡Terminasteis haciéndolo?!- Termina Jess por ella.

-Sí- Responde Tess con el miedo por su reacción reflejado en la cara.

-¡Alaaaa quee bienn, yo ya te dije que tenéis mucho en común, Tess!

Espera...¿En qué momento han hablado de mí?

Eso, eso.

-Y tu Dy, vístete anda.

Mierda, ¡Sigo desnudo!

Querido ya te la ha visto hasta tu hermana.

Tú, Cállate.

No.

-Oh. Mierda. Ahora vuelvo.

Con eso me escabullo al baño y empiezo a lavarme la cara y darme una ducha rápida.

Mientras el agua me recorre toda la cara, el cuerpo y el pelo en mi cabeza empiezan a surgir los recuerdos de anoche.

Madre mía lo estoy recordando todo.

Ya recuerdo lo que hemos hecho en la habitación de Tess y con solo volver a recordarlo me están entrando ganas de repetirlo...

Pero está vez más duro...

Más salvaje...

Dar todo lo mejor de mí.

Porque a veces con hacerlo mínimamente bien no basta, hay que sacar todo el potencial que hay dentro de uno mismo y porque anoche estaba borracho pero si no lo hubiese estado habría dado el cien por cien de mí.

Y sinceramente la noche de ayer no pudo acabar mejor.

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