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Quiero dedicar este capítulo a una de mis lectoras más fieles.
AzuraNamikaze9

Dalmi.

Siempre que mi hermano tenía tiempo iba por mi al colegio de señoritas de Seul, se recargaba en la camioneta a las afueras mientras su acompañante esperaba dentro del vehículo.

Nada más veían que la Suburban negra se estacionaba y mis compañeras empezaban a murmurar, se agitaban las cabelleras y ponían lápiz labial en exceso, siempre buscaban llamar la atención de mi hermano.

Para ellas Jungkook era una especie de dios, se que mi hermano es atractivo pero no entiendo la exageración de llegar y saludarlo casi estando encima de él. Diría que el disfruta la atención, pero solo juega con mis compañeras, porque dice que son muy chicas para él.

No está bien visto que alguien de 18 seduzca a un hombre de 25.

Así que el no hacía más que regresar el saludo. Todas decían la suerte que tenía porque cuando me veía salir corría para cargarme en brazos, me mordía la mejilla y me llevaba de la mano hasta el auto cargando mi mochila como si fuera una niña pequeña.

Pero mientras todas miraban a mi hermano, a mí me interesaba más su ayudante Jung Hoseok.

Es otro más de los asesinos de mi padre, pero la curiosidad que él me causa es muy diferente a las de Agust D, su aura es más tranquila y no se siente como una amenaza, pienso que eso lo hace el doble de peligroso.

—Buenas tardes señorita Jeon.

—Buenas tardes Hoseok.

Su sonrisa me gustaba, adornaba su lindo rostro perfilado de manera natural. Hoseok tiene un cuerpo delgado pero atlético, ojos negros profundos, labios delgados y piel perfecta, es realmente guapo. Pero así como es de atractivo lo es de letal, es muy sanguinario y no se tienta el corazón cuando mi padre le da una orden, aunque trata de mostrarse inofensivo cuando estoy cercas.

Creo que tiene miedo a asustarme.

Al menos eso pensé por un tiempo, porque los acercamientos que comenzó a tener conmigo me dejaron en claro que angelical no era, si iba por mi a la escuela el solo, me abrochaba el cinturón haciendo que su nariz rosara por mi cuello, sus dedos en ocasiones pasaban de manera sutil por la piel de debajo de la falda.

A comparación de Agust D que solo miraba, Hoseok se atrevia un poco más y no me molestaba.

—Debes de dejar de coquetear con mis compañeras, se la pasan acosandome para saber más de ti.

—No tiene de malo que coquetee, son unas mocosas, no pasará nada mas

—¿Yo puedo coquetear también?

—No —me jalo la mejilla —en primera tu no eres así, y en segunda le cortaré la mano a quien se atreva a tocarte.

Mi hermano no sabía que debía cortarle ambas manos a Hoseok.

Los toques sutiles subieron de tono. A veces mientras tocaba el piano entraba Hoseok y me levantaba del banquillo para sentarme en sus piernas, iniciaba el conteo del compas y si llegaba a fallar una nota mordía mi espalda. Sentía  como su miembro se encajaba entre mis glúteos paulatinamente endureciendose junto con el  morbo de saber que podría arrancar mi ropa y tomarme aquí en cualquier momento era una fantasía.

Pero se detenía, no había oportunidad sin que mi hermano se enterará. Hoseok sabía perfectamente cuando mi hermano lo buscaba o me buscaba a mi, así que nunca estaba nervioso y cada acercamiento estaba calculado.

Una de las noches que no había nadie en casa, solo la servidumbre y seguridad, me dio algo de hambre en la madrugada, así que baje a la cocina, tome un bowl con uvas y camine de regreso a mi habitación, vería un poco de televisión en lo que más comía. Cai una pequeña llovisna me detuve frente a la ventana de la salida principal para ver un poco en lo que me metía un par de uvas a la boca.

—¿No es muy noche para que esté fuera de la cama señorita Jeon?

Solté el bowl con las uvas y sentí como mi corazón se exaltó y retumbaba un poco en mis oídos.

—¿Hoseok? —se acomodo el cabello húmedo —pense que habías salido.

—Ya volví.

Se hinco para recoger el bowl con las uvas que milagrosamente no cayeron, con la luz de la lámpara se le notaban algunas manchas marrones en la ropa, y al tomar el recipiente sus manos también estaban manchadas.

Notó como lo observé, sostuve el bowl y el movió sus manos enfrente de mi.

—¿Te asusta?

—¿Te hirieron?

Dio un giro alzando los brazos.

—Luce algo exagerado pero ni una gota de esta sangre en mía.

Me acerque para tocar la chaqueta que se sentía fría, sus ojos solo analizaban mi rostro, la verdad estaba algo fascinada por la manera en que se le ve tan tranquilo después de haber hecho alguna trabajo aberrante.

Hoseok es peligroso.

Y eso me excita…

—Dalmi —creo que es la primera vez que usa mi nombre —voy a follarte.

Su boca atacó a la mía, trataba de seguirle en beso pero es agresivo e intenso, sus manos acariciaban mis muslos apretando la piel de vez en cuando. Las mías le trataban de quitar la ropa húmeda pero me detuvo las manos , sin decirme nada me arrastró hasta su habitación. Ahí se desnudo hasta quedar en boxer.

Una gran vista de su cuerpo y su bulto marcado en su ropa interior.

Regreso para jugar un poco con la tela de mi pijama.

—Me encanta verte con seda puesta, tu piel combina con la suavidad de la tela que se amolda a tu cuerpo.

De estar siendo poético y sensible, me giro y bajo mi pijama y pantys.

—¿Es tu primera vez?

—Si.

Senti que entró sin esperar preparación y aunque estaba húmeda el ardor fue doloroso.

—Es una pena que así sea, porque no planeo ser delicado.

Se aferro de mis caderas comenzándose a mover en golpeteos firmes y fuertes, no mentiría si me estaba doliendo y demasiado, tanto que tuvo que cubrir mi boca para bajar el volumen de mis gemidos.

Una estocadas más cambiaron el curso de la sensación en mi interior, del dolor al placer, separó más mis piernas y puso mi torso en la cama, presionaba mi espalda contra el colchón tomando impulso para sentir que el ritmo aumentaba.

—Dalmi estás tan apretada, tan mojada, quiero estar siempre dentro tuyo.

Mi interior se contrajo y los espamos llegaron tan violentos, tan intensos, nunca había sentido nada así, mis manos nunca pudieron mostrarme este placer, Hoseok me estaba rompiendo pero mis orgasmos le demostraban que me gustaban, porque se movió de nuevo y sentí otra oleada de calor.

—Tu inocente rostro se ve precioso disfrutando de mi miembro.

Se vacío en mi una y otra vez toda la noche.

A la mañana siguiente moría de sueño, me dolía el cuerpo, tuve que esconder mi pijama que se llenó de los fluidos y sangre que se causaron en la noche.

Abriendo mi mochila en clase, note una caja con una pastilla de emergencia, una nota y una caja más de preservativos.

“Tu hermano regresa hasta mañana”




Estoy amando tanto escribir esto....

Nocturne: Un deseo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora