Capítulo 6: Fracturas del corazón

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- ¡¿Por qué me mentiste?! - le gritó, tomando lo primero que había a su lado.

- Por favor, escúchame. ¿Eh? ¡Espera, no tires eso! - intentó detenerlo, pero fue en vano.

Le lanzó un sartén, que terminó golpeándolo en la cabeza. ¿Cómo llegamos a esto?

3 horas antes

Shinichiro había llamado a Akiko para preguntarle si podía ver a los niños, y ella aceptó sin problema alguno.

- Está bien, puedes venir. - dijo Akiko mientras terminaba de limpiar unos platos.

- Gracias, cerraré la tienda y voy. ¡Oye Waka, pásame eso, esa no, la otra, genio! - la chica miró extraña su teléfono y luego colgó la llamada.

- ¡Aki! Ven a ver esta película con nosotros. - dijo emocionado el más pequeño.

- ¡Oh! Claro. - respondió Akiko mientras se sentaba junto a los pequeños.

2 horas después

Akiko se encontraba en la cocina preparando algo para los niños cuando sonó el timbre, así que le pidió a Izana que abriera la puerta.

- ¡Shini! - escuchó la morena desde la cocina.

- ¡Hola, pequeño! ¿Y Kaku, dónde está? - preguntó Shinichiro por el más pequeño de la familia.

- ¡Shinichiro! - se escuchó cómo venía el pequeño corriendo.

Lo atrapó entre sus brazos en un rápido movimiento. - Estás más pesadito, Kaku. ¿Te estás comiendo todo, pequeño?

- ¡Sí, sí! Aki siempre me dice que si no me como todo no creceré grande y fuerte. - respondió el pequeño en una risilla.

- Vengan, vayamos a sentarnos así hablamos mejor. - dijo Shinichiro mientras llevaba a Kakucho en sus brazos e Izana lo seguía hasta el mueble.

- Izana, supe que te suspendieron. - el rubio al escuchar eso, bajó su cabeza apenado y triste por no poder contarle a su hermano cómo le estaba yendo en la escuela y si había hecho algún amigo.- Pero no te sientas mal, cuando vuelvas a la escuela espero que puedas hacer muchos amigos. - le sonrió haciendo que el mencionado le devolviera la sonrisa.

- Ten. - Akiko le extendió una taza de té al pelinegro que aceptó gustoso.

- Oh, gracias. - tomó la taza y bebió de su contenido. La dejó a un lado y miró a la rubia esperando a que entendiera su mirada.

- Kaku, ven, vamos al patio. - la chica extendió su mano para que la tomara. Había entendido perfectamente la mirada del pelinegro.

Comenzaron a caminar hacia el patio dejando solos a los otros dos.

Akiko ya sabía lo que iba a pasar. Shinichiro le había dicho que quería buscar un buen momento para hablar con Izana, así que tomó este día para hacerlo.

- ¿Nos acostamos en el pastizal y vemos las nubes? - le preguntó la mayor al pequeño mientras colocaba una manta en el suelo.

- ¡Sí, y adivinamos a qué se parecen! - contestó muy emocionado acostándose en la manta que había colocado su hermana.

Akiko rió un poco y se acostó junto con él, empezando así un juego divertido.

Volviendo con los otros dos, Izana analizaba al pelinegro y él buscaba las palabras correctas.

- Bien. Izana, yo... debo decirte algo que no te gustará escuchar, pero no te lo puedo seguir ocultando... - Izana solo lo miraba intentando averiguar qué era lo que tenía que decirle.- Tú no eres mi hermano biológico realmente. - ante lo dicho por el pelinegro, Izana abrió los ojos como platos tratando de analizar la poca pero gran información que había recibido.

- ¿De qué estás hablando? - intentaba hablar sin tartamudear mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

- Quería ayudarte a ser feliz, quería que te sintieras parte de una familia. - habló cabizbajo tratando de mantener la mirada en el moreno.

- ¿Akiko es mi hermana? - Shinichiro lo miró desconcertado, pero le respondió.

- Sí, ella es tu hermana biológica. ¿A qué viene la pregunta? - lo ignoró y solo se inmutó a responder otra cosa.

- Está bien. - el pequeño se levantó del mueble, caminó hasta el comedor, tomó un vaso que estaba allí y se lo lanzó al pelinegro.- ¡Eres un maldito mentiroso! ¡¿Por qué me mentiste?! - le comenzó a gritar.

- Escúchame por favor, Izana... ¡Espera, no tires eso! - intentaba detenerlo pero era en vano.

Le tiró un sartén y le dio en la cabeza.

- ¡Oye! Sé que estás enojado, ¿pero era necesario? - le dijo mientras tocaba donde lo golpeó.

- ¡Sí, por mentirme! - tomó un jarrón pero lo detuvieron antes de que pudiera hacer algo más.

- ¡No, no, no! ¿Qué crees que harás con eso, jovencito? - lo detuvo su hermana antes de que pudiera hacer algo más.

- Me mintió, él mintió, él es muy... ¡agh! - se sentó en el suelo intentando no llorar procesando aún lo dicho por el pelinegro.

La morena lo miró y vio como el más pequeño de la familia se sentaba al lado del pelirrubio y lo abrazaba tratando de consolarlo aunque no entendía completamente lo que pasaba, solo se inmutó a estar cerca de él sin decir una sola palabra.

Dio una bocanada de aire que soltó en un suspiro, se sentó junto a ellos y habló por fin.

- Lo sé, Iza, pero aunque no sea tu hermano de sangre, él te quiere como uno de la misma forma en la que tú a él. - los abrazó a los dos. - Kakucho no es mi hermano biológico y aún así lo quiero como a uno. Escucha, Iza, un hermano no tiene que ser de sangre, puede ser de corazón . - esto dicho por la morena hizo que Izana se comenzara a cuestionar.

Izana se separó de ella un poco para mirarla y luego mirar a Shinichiro, comenzó a recordar todos los momentos qué pasó con él, en cómo lo trataba y como consideraba también a Kakucho un hermano.

Su hermana tenía razón, "un hermano no tiene que ser de sangre, puede ser de corazón" y Shinichiro lo es.

El pelirrubio se paró de donde estaba y caminó hacia Shinichiro, lo miró un poco y luego lo abrazó.

- Hmm, sabía que no podía odiarlo del todo. - susurró la morena para que nadie la escuchara pero el más pequeño sí lo hizo. Lo miró y se le escapó una risilla para luego mirar hacia Izana y Shinichiro, sonriendo mientras tomaba la mano de su hermano.

Deseaba que estos momentos no se acabaran nunca. Pero nada dura para siempre...



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Alguien de aquí tiene que morir, ¿sugerencias? Que sea la más negra.

Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo capituló.

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¿𝐘𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚? || Izana Kurokawa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora