Me encuentras aquí,
con el frío cubriendo mis pies,
con el pecado,
que no puede lavarse,
no es mancha,
ni pintura fresca,
solo recuerdos.Mi pecado es extrañarte,
no saber entender
que no vas a volver.
Recorrer tutoriales
que dicen qué hacer,
por querer aliviar
esta carga,
que me obliga
a no levantarme.Me voy,
sin segundas oportunidades,
sin ruido.
Llegué hasta allí,
llevándome la sorpresa
de que tenía corazón.
Me voy de aquí
con un hueco,
que ninguna otra víscera
puede llenar.Le sonrío a Dios,
por un segundo pensé,
que me convenceria
de que no.
Creo que no le interesa,
una cobarde por demás sensible.
Lo sorprendí, al demostrarle
que era más rara de lo que él pensaba que sería,
porque sufrí,
al arrastrar en silencio
tanto,
mientras otros
rogaban por vivir,
yo quería descansar.Hoy ya de salida puedo decirles que los envidié,
los odié tanto, a aquellos,
que en un segundo podían cambiar de amor como de medias, o calzado.Aquí me hayo,
con tantas preguntas que nunca van a ser respondidas,
no sé si no conozco el amor,
o al conocerlo demasiado
me hirió de muerte,
no debí buscarlo,
me arrepiento tanto,
el síndrome del alma gemela.Daría mi alma
por desconocer estos sentimientos.
Por ser la que se ríe del dolor, del otro, quisiera burlarme de la desgracia, y ser capaz de lastimar a cualquiera, para encajar,para ser igual a tantos, para no sentir,
que soy una estúpida
que simplemente
no puede soltar,
a aquellos a los que una vez amó.
Por no sentir que no tengo lugar en este planeta, en dónde llegó el momento en que una aplicación de celular me busca pareja.Porque si hay una píldora del olvido, la tomo gustosa,
para que el pasado
no me pese,
y pueda renacer
a imagen y semejanza
de la bestia más despiadada que he conocido,
el ser humano.