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Tsukishima y Yamaguchi eran amigos desde la infancia. Fue complicado al principio, debido a sus personalidades tan contrarias, pero pronto se dieron cuenta de que estas se complementaban a la perfección.

El de pelo verde siempre lo había admirado, incluso envidiado, por su cruda y hasta cruel honestidad. Algo que jamás podría tener.

"Emocionado por comenzar la secundaria?" Le preguntó un Yamaguchi de tan solo 12 años.

"Por qué debería estar emocionado?" Respondió de mala gana, era demasiado temprano, lo que lo tenía de peor humor de lo habitual. Para su suerte, su mejor amigo ya estaba acostumbrado.

"Podremos conocer gente nueva, inscribirnos a clubes... te inscribirás en el de volleyball cierto?"

"Supongo."

"Yo igual."

Probablemente si Tsukki no iba él tampoco lo habría hecho, por lo cual en un futuro estaría agradecido de que haya accedido. No lo admitiría, pero con los años había desencadenado una dependencia al rubio, que aún siendo consciente no podía cambiar de un día al otro.

☁️☁️☁️

Con los años, el de pelo verde había comenzado a desarrollar sentimientos por su mejor amigo. No podían culparlo, pasaban casi todo el día juntos, y el rubio cumplía con todas las características que le gustaban a Yamaguchi, tanto físicas como su personalidad tan peculiar.

No lo descubrió hasta los 14 años, exactamente en el cumpleaños del más alto.

"Feliz cumpleaños, Tsukki." Lo saludo apenas le abrió la puerta, estirando un paquete prolijamente envuelto.

"Oh, gracias." Le entregó una pequeña sonrisa, y tomó el regalo.

"No lo abras aún, preferiría que lo hagas estando solo." Dijo tímidamente, temía sonar muy sentimental.

Pasaron todo el día juntos, fueron un rato al parque y luego a la casa del rubio. Allí merendaron lo que amablemente la madre les preparó, y se quedaron en el cuarto, pasando la tarde como cualquier otra. Al de lentes no le gustaban las fechas especiales, no veía que tenían de diferente a los demás días del año.

En un momento su charla pasó a ser sobre una niña que le gustaba a Tsukishima y habían comenzado a salir, hecho del que acababa de enterarse. Nunca hablaban de esos temas, por lo que el más bajo simplemente creía que no tenía interés en nadie.

Mientras escuchaba a su mejor amigo, un sentimiento extraño surgía en su pecho, hasta que identificó que eran celos. Intentaba descifrar el porqué de estos, no le molestaba compartir a su mejor amigo, estaba seguro de que no lo abandonaría por nadie más. Aún así, la sensación continuaba y aumentaba mientras seguía hablando, dejando de escucharlo.

"Estás ahí? Yams?" Lo miró y movió su hombro ligeramente, sacándolo de sus pensamientos al escuchar el apodo que únicamente usaba cuando estaban solos. Al verlo, sintió que sus dudas se habían resuelto.

Más tarde, una vez el de pecas se despidió del cumpleañero y su familia, volvió a su casa y se encerró en su habitación, quedando en posición fetal aguantando las lágrimas que amenazaban con bajar a través de sus pecosas mejillas.

Debía ser solo una confusión, ¿no es así? Jamás había sentido algo parecido por ningún chico, aunque si era honesto tampoco por una chica. Era difícil llegar hasta lo más profundo de su corazón, y no supo en qué momento su mejor amigo lo había apropiado como suyo sin piedad alguna.

Por otro lado, se encontraba Tsukishima abriendo el regalo que tanto le había costado a Yamaguchi envolver, precisamente para que hasta sacar los papeles no pudiese darse una idea de que sería. Una vez abierto, pudo observar un par de auriculares blancos que había mencionado que quería hace unas semanas mientras paseaban por el centro comercial. Junto a estos, había una nota escrita prolijamente por su mejor amigo.

"Sé que no te gusta tu cumpleaños, pero creo que al menos una vez al año debo agradecer al universo por traerte y permitirme estar a tu lado.

Espero que te guste tu regalo.

Con cariño, Yams :)"

Al día siguiente, el peli verde pudo ver a lo lejos al rubio llegando al salón de clases con los auriculares que le había obsequiado en su cuello. Su respiración se aceleró y se acercó hacia él para saludarlo como todos los días, cuando vió a la chica que había nombrado su mejor amigo anteriormente abrazarlo por los hombros con una pequeña bolsa de regalo en su mano.

Yamaguchi nunca había sido el tipo de persona que juzgaba a los demás sin conocerlos, pero en ese instante con solo verla deseaba que desapareciera del salón, de la escuela y si era posible del continente.

☁️☁️☁️

"¿La chica que te saludó hoy, es tu novia cierto?" Preguntó casualmente, sin que se notase los nervios que tenía desde el comienzo de la clase.

"Así es." Respondió mientras jugaba con la pulsera rosada que se encontraba en su muñeca, obsequio de la dichosa creadora de las canas que le saldrían a temprana edad al de pecas.

Tadashi rió mentalmente, Kei odiaba el rosa, tanto como llevar objetos en sus brazos ya que le molestaban cuando jugaba al volleyball. Sintió igualmente algo de pena por la niña, Tsukishima era tan cerrado como una mansión de máxima seguridad, por lo que debió ser difícil saber que darle.

Igualmente entendió porque su mejor amigo eligió salir con ella. Si bien era muy extrovertida como para ser amigos, se veía muy amable, probablemente era tan linda por dentro como por fuera. Le invadieron los celos al ver su cuerpo pequeño y delgado, sumado a su pelo corto y oscuro.

Por un momento, deseo ser ella, así quizás Tsukki lo elegiría.

Eyes closed - TsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora