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Ya en el anteúltimo año de secundaria de Yamaguchi, él y Tsukishima eran miembros del equipo masculino de volley de la escuela Karasuno.

Desde entonces, su amistad había evolucionado mucho. No necesitaban las palabras para que el otro entendiese, cosa que a sus compañeros de equipo les parecía extraño, asegurando que era telepatía, y según Hinata y Kageyama Tsukishima le había lavado el cerebro.

También habían madurado como personas. Finalmente el rubio había logrado admitir al resto y a si mismo que disfrutaba del deporte, y se esforzaba en mejorar día a día.

Por su lado, Yamaguchi no se quedó atrás.
Entrenó continuamente y fue perfeccionando su saque flotante, además de mejorar y volverse titular. Pero su mayor avance había sido mental. Comenzó a dejar sus inseguridades, proceso que aún le costaba, pero era un gran paso comparado con su preadolescencia. También pudo entender sus sentimientos que continuaron creciendo con el transcurso de los años, llegando a la conclusión de que por su bien y el de su amistad con Kei las cosas se quedarían justo como estaban. Aún así, había podido salir del clóset como bisexual con su mejor amigo y el resto del equipo el año anterior, en una pijamada llena de emociones y lágrimas por parte de los de ese entonces tercer año. Sugawara y Asahi no habían dejado de llorar por la siguiente media hora  al "ver crecer a sus kohais". Finalmente pararon cuando Daichi los tomó de las orejas y les dijo que estaban arruinando el momento.

Se encontraban ambos saliendo del entrenamiento para dirigirse juntos a tomar el tren e ir a sus casas, cuando Ennoshita, su actual capitán, los llamó desde la puerta del gimnasio.

"Podrían ayudarnos con los de primer año un rato? Prometo que será poco tiempo."

Yamaguchi aceptó enseguida, y después de que insistiera un par de veces, Tsukishima también.

Gracias a lo lejos que habían llegado el año pasado en el torneo de primavera y la popularidad que había ganado Karasuno, al año siguiente se habían sumado muchos integrantes de primer año al equipo. Sin embargo, apenas habiendo iniciado el ciclo escolar, tenían mucho que aprender, por lo que los mayores se turnaban para quedarse hasta tarde enseñándoles.

"Vamos Tsuki, no es tan malo. También puedo enseñarte a realizar el saque flotante si quieres."

Volvieron al gimnasio, donde ya estaban Hinata y Kageyama enseñándoles a armar y rematar correctamente, y se acercaron al grupo que no estaba con ellos para comenzar la post-práctica, como habían terminado llamándole los de primero.

Se notaba una mejora en sus kohais, y Yamaguchi sentía algo de pena al ver cómo algunos no podían seguir el ritmo del resto y no habían tenido la posibilidad de jugar en ningún partido aún. Le recordaba un poco a su experiencia el año anterior, por lo que nunca se negaba a ayudarlos si Ennoshita o ellos mismos se lo pedían.

Una vez terminada la post-práctica, se despidieron y cada uno se dirigió a su casa. Yamaguchi fue acompañado por Tsukishima cómo era costumbre.

"Se hizo algo tarde esta vez, seguro que quieres volver solo? Tienes mucho más recorrido que yo."

"Estaré bien, Yamaguchi."

"No quieres venir a casa? No vienes hace tiempo."

Se mantuvo en silencio unos segundos, pensándolo.

"Está bien. Sólo porque tu madre hace mejores comidas que la mía."

Con una sonrisa de parte del peliverde, tomaron el tren y fueron hasta allá. Una vez entraron, saludaron a la madre, quien ya se encontraba preparando la cena.

"Hola Kei, ha pasado tiempo." Saludó con una sonrisa contagiosa, la cual también había heredado su hijo. El mencionado simplemente asintió, devolviendo una pequeña sonrisa antes de ir a la habitación de Yamaguchi a dejar sus bolsos y abrigos.

Se quedaron allí haciendo la tarea para el día siguiente hasta que los llamaron a comer. Cuando llegaron estaban ambos padres, cosa que no era muy común. Su relación con su padre no era la mejor, y Tsukishima lo sabía, por lo que la mayor parte de la cena fue en silencio con la televisión sonando de fondo.

Realmente era cercano a su padre hasta el año pasado, cuando sus compañeros de equipo lo armaron de valor para salir del clóset con su familia. La noticia les cayó como agua fría, pero su madre le dió uno de sus acogedores abrazos y le dijo que tendría todo su apoyo. La situación con su padre fue distinta. Se quedó callado, viendo a su esposa y su hijo.

"Aunque ella lo haga, yo no apoyo tu decisión." Dijo simplemente cuando Yamaguchi lo miró, esperando algo de su parte.

"No le digas eso, no tiene nada de malo." Respondió la mujer, abrazando más a su hijo cuando sintió unas gotas cayendo y llegando a su brazo.

"Siempre lo defiendes, incluso cuando comete errores como este. Simularé que nada de esto pasó." Miro a su hijo, quien estaba cubierto en lágrimas, de la frustración y el miedo. "No me esperen para la cena." Finalizó y abrió la puerta para luego irse, quién sabe a dónde.

A pesar de la tensa situación, su madre lo miró tranquila, perder la calma solo lo haría sentir peor. "No te preocupes Yams, ya recapacitará." Dijo y le dió un beso en la frente mientras él se acurrucaba más en sus brazos e intentaba secar su rostro.

Luego de esto, tal como había dicho, todo siguió como si nunca hubiese pasado. Aún así, nunca volvieron a tener una relación similar a la que tenían antes. Cuando Tsukishima se enteró de esto, simplemente pudo darle un abrazo, acto que raramente iniciaba él, y decirle que su padre era un estúpido pero aún así lo amaba.

Una vez terminaron de cenar, armaron el colchón donde dormía su mejor amigo cada vez que se quedaba en su casa, y conversaron sobre la práctica hasta que el sueño comenzó a ganarles.

"Deberíamos descansar o no nos levantaremos mañana." Dijo el rubio, antes de bostezar.

"Quizás tengas razón." Bostezó también y se tapó hasta las mejillas debido a la baja temperatura de la noche. Cerró los ojos y minutos después estuvo a punto de caer dormido, cuando escuchó a su mejor amigo hablar.

"Yamaguchi."

"Si, Tsukki?"

"Hace frío."

"Quieres venir a mí cama? Mis sábanas son más abrigadas."

No obtuvo respuesta, pero segundos después el rubio se levantó y destapó unos segundos al de pecas para acostarse a su lado. Agradeció que por la oscuridad no se viera su sonrojo, y los tapo a ambos. No era extraño compartir la cama para dormir, lo habían hecho varias veces ya, pero cada vez que pasaba un rojo fuerte se apoderaba de sus mejillas.

"Descansa Tsukki."

"Descansa."

Al poco tiempo, ambos cayeron dormidos, y cuando Tsukishima se despertó al escuchar un ruido proveniente de la calle, se encontró a su mejor amigo abrazándolo suavemente por la cintura.

Eyes closed - TsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora