𝐓𝐡єι𝐫 𝐌α𝐝𝐧є𝐬𝐬 - ᵇᵏ

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Una semana luego del torneo, las clases volvieron por completo a su normalidad. Pronto llegarían las vacaciones, por lo que los exámenes estaban a tope.

Goku estaba bastante estresado. Estudiar para los exámenes, asistir a los clubes, presentar trabajos, le estaba ahogando.

Hace poco comenzó a recibir cartas y mensajes anónimos, los cuales ignoró por completo. El estrés de la escuela era suficiente. Más sin embargo, a pesar de no leer las notas, las tiene todas guardadas en un lugar que espera, su familia no las encontraría.

Después de un cansado día, llegó como de costumbre a su hogar. Todo estaba oscuro, puesto que era de noche. Ignorando el hecho de lo silencioso que era el ambiente, fue directamente a dormirse a su habitación. Ni siquiera se molestó en ver si su hermano estaba o no.

12:03 AM.

Goku despertó por un ruido en la planta baja de la casa. Todo estaba oscuro y silencioso, por lo que se asustó un poco por ello.

Se levantó y bajo con la linterna de su celular. Al intentar encender las luces, estás no prendían.

Al llegar abajo, escucho que el ruido era un constante golpeteo a la ventana de la cocina. Se acercó allí, sin poder detectar algún ki.

Al llegar, el ruido paró. La luz se encendió, mostrando su cocina común y corriente. En el comedor había una nota.

Esto está yendo muy lejos...—

Tomo la nota, leyendo esta.

"Si sigues ignorando mis notas, la próxima vez no será un simple golpe en la ventana.
Cuidate, my love."

Abajo había un mapa, que mostraba el bosque cerca de su hogar. Entre los árboles, señalaba un punto específico.

Comenzó a buscar y llamar a su familia, pero no encontraba a nadie. Se comenzó a preocupar, así que se teletransporto frente al bosque. Siguió el mapa, encontrando a su hermano amarrado a un árbol, aparentemente, dormido.

Lo desató del árbol, y Raditz comenzó a despertar, completamente confundido.

¿Goku...? ¿Que hacemos en el bosque? —

¿No recuerdas nada? —

No, me acosté a dormir luego de ver que habías llegado y me despierto aquí. —se levantó del piso— ¿Aprendiste a hacer bromas? —

Yo...—no creía que fuera buena idea decirle la verdad, era terco, y pensaba averiguar el fondo de todo el solo— Sí, jaja, ni siquiera te diste cuenta. —le sonrió.

Bueno, como sea, vamos a casa. Nuestros padres llegarán mañana. —comenzaron a volar a casa.

¿Por? —

Porque... Su socio más especial los invito a una cena y lo más probable es que lleguen mañana, porque están al otro lado de la ciudad. —

¿Y quien es el "gran socio", si puedo saber? —

No te incumbe. —

Dime, dime, dime, dime. —

Agh, es... El señor Gowasu. —