3. Clases de cocina con Shang Qinghua

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DÍA 3: Ramen.

—Entonces —comienza Shang Qinghua, observando el cuerpo recostado en el sofá plácidamente—, acabas de llamarme porque tienes hambre y no puedes cocinar los malditos fideos instantáneos.

Shen Yuan responde con un sonido afirmativo, concentrado completamente en su celular.

—Eres increíble —susurra el contrario— es sólo hervir agua y echarla sobre el maruchan, no es tan difícil.

Shen Yuan lo ignora.

—¡Hermano Pepino, por favor, ¿puedes dejar tu celular un segundo?!

—Estoy en el nether, ¿de verdad crees que puedo descuidarme un segundo?

Shang Qinghua zapatea el suelo, desesperado.

—Me importa una mierda si estás en el nether o no, estúpido friki —susurra, sintiéndose resentido.

—Cuida tus palabras, Avión.

Shen Yuan le da una mirada de soslayo y se acomoda aún más en el sofá. Shang Qinghua puede sentir que su frustración aumenta. "Maldito...

Ok, Qinghua, respira".

Shang Qinghua le da una sonrisa y habla suavemente: —Puedo enseñarte cómo prepararlos. ¿Qué tal esa elección de palabras?

Él pone los ojos en blanco.

—No, gracias. Luo Binghe es quien suele hacerlos por mí.

Luo Binghe era el pequeño criado que la familia Shen (o, mejor dicho, sólo Shen Yuan) explotaba por su propia conveniencia.

—¿Por qué estoy aquí entonces? Pídele a ese Luo Binghe que los prepare por ti.

—Es su día libre —menciona.

—Ese no es mi problema.

—¿Celoso, Avión?

—¿De quién? ¿De ti? —él asiente—No, de hecho no. Al menos yo tengo la habilidad de hacer algo por mí mismo sin que mis sirvientes intervengan.

Shen Yuan se encoge de hombros.

—Es una vida bastante cómoda, en realidad.

—Claro.

Ambos se quedan en silencio. Pero los ojos de Shang Qinghua no dejan de disparar navajas invisibles al cuerpo del Hermano Pepino.

—... de acuerdo —cede Shen Yuan, apagando su celular y girándose hacia Shang Qinghua—, enséñame.

—Eso quería escuchar —sonríe Shang Qinghua, triunfante.

Minutos más tarde, se arrepiente de su decisión.

—¿Acabas de dejar secar el agua? —suspira Shang Qinghua, observando la olla completamente vacía.

Shen Yuan se encoge de hombros.

—No sabía cuánto tiempo debía estar así.

—¡Te dije que me avisaras cuando estuviera hirviendo!

—Lo olvidé.

—¿Y las verduras que pedí que cortaras?

Shen Yuan señala el tablón de madera a su lado, donde yacen una cebolla y el ajo en un desastre de hojas cortadas y pedazos de cebolla irregulares. Ni siquiera se molestó en quitarle la concha al ajo.

Shang Qinghua siente el color bajar de su rostro.

—Por favor dime que tienes el caldo de pollo.

—Nop.

De acuerdo, Shang Qinghua, respira. Respira, sólo respira y...

—¿Sabes qué? No sirves para esto. Adiós, adiós, adiós.

Shen Yuan se va dando saltitos.

Más tarde, mientras Shen Yuan se retuerce en su sofá jugando Minecraft, Shang Qinghua sale de la cocina con dos tazones de fideos y los coloca sobre la mesa.

—Recuérdame jamás volver a dejarte tocar la cocina.

Shen Yuan sonríe detrás de su celular, sin permitirle a Shang Qinghua ver a través de él.

—De acuerdo.

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