SU CUERPO

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Luego de nuestro frenético encuentro de cuerpos, deseos, caricias y pasiones.

Quedamos agotados bajo la sombra que producía la pequeña bombilla detras de la ventana.

Recordando el tiempo y saboreando los momentos pasados, me dispuse a divagar mi mirada por el contorno de su cuerpo.

Ahí tan relajado, ahí tan poco frecuente, libre y a la vez preso de mi imaginación. La pasión que producía y el deseo de tenerla que emanaba era algo fuerte.

Su bella y pequeña espalda, tan frágil al viento y tan fuerte para nuestros deseos y placeres, lucha de amoríos de cuerpos presentes.

Percatado ya de lo ajeno que se postraba bajo la mirada perdida que ya habitaba en su rostro, me obligue a saborearla con mis manos y conocerlas con mis labios.

Su espalda volátil al viento y las sabanas blancas que adoraba, cubría parte de su candente cuerpo creando una hermosa figura en el tiempo.

Un beso tras otro fui recorriendo aquel arco que se producía a lo largo de su cintura.
Mis manos acariciaban que parte de su pecho, su abdomen, sus costillas, sus senos, que al compás de mi ritmo aquellos botones solian crecer como crispetas.

Ya mi camino se trazaba corto al paso del tiempo. Pues mis besos ya hacían rumbo columna arriba, poco a poco, lento y suave sentí como su cuerpo se estremecía, sus manos quebrándose en movimientos ajustados, su piel erizada cada vez mas, sus piernas acariciándose entre ellas, y sus gestos eran un melifluo para mi avaricia.

Su pequeño, delicado, suave y pálido cuello, era mi objetivo.
Ya casi llegando al punto acordado entre manos, labios y yo. Decidí parar, deterneme, frenar. Solo a pensar por unos segundos eternos.

Su cuerpo es exquisito.

LA PIEL ES DE QUIEN LA ERIZADonde viven las historias. Descúbrelo ahora