En su casa y su hermano

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Estaba muy nerviosa por esta noche, y yo no savia que ponerme, llevaba dos horas intentando decidirme entre el vestido rojo borgoña de encaje o el negro liso, estaba más que indecisa. Al final después de la larga ducha decidí que me pondría el rojo, el negro era ir sobre seguro y eso no me gustaba, aparte de que ese vestido rojo borgoña, me quedaba mil veces mejor. (link coments)

Cuando terminé de vestirme vi que aún faltaban unos 20 minutos para que llegase Klaus a recogerme, así que decidí recoger todo un poco, pero de repente sonó mi teléfono.

-¿Si?- pregunté, en la otra linea solo se escuchaba alguien respirar- ¿quien es?- pregunté, nada ni una respuesta, así que colgué.

Mi móvil volvió a sonar

-¿SI?- pregunté otra vez, nada, cuando estaba apunto de colgar oí una voz

-Ten cuidado princesa, vas a morir- y así colgaron el teléfono, y exactamente en el mismo instante un pájaro chocó contra mi ventana haciendo que me girara. Salí a la calle para ver el animal, un cuervo, no dudé ni un segundo y lo cogí para entrar-lo dentro, lo puse sobre el sofá y le cubrí con una manta, a los pocos segundos ya era un joven desnudo solo cubierto por la manta, estaba inconsciente.

-Uyku- susurré para que se quedara toda la noche durmiendo hasta que yo llegara, en ese mismo instante escuché un coche llegar, Klaus.

Salí inmediatamente por la puerta antes de que él llegase a tocar el timbre

-Hola- le dije con una sonrisa, él me la devolvió y me miró atentamente

-Estas preciosa- me dijo mientras me abría la puerta del copiloto de su coche

-Gracias- le dije mientras me subía, él se sentó en el lado del copiloto y empezó a conducir, aunque la verdad solo vivíamos a 10 minutos a pie.

-Nik, podiamos ir a pié- le dije, él me miró con un brillo especial en sus ojos- perdona- me disculpé- ¿te molesta que te llame Nik?- le dije apenada

-No me encanta, siempre que venga de ti- me dijo volviendo a mirar al frente con una sonrisa.

Sabía por que era así conmigo, por que era tan dulce, tan amable, tan atento... la conexión, pero yo no era una mujer lobo... solo había oído de los sentimientos y impulsos al tener esa conexión, lo que me contaron los chicos... y a pesar de eso, la diosa me había dicho que estaba conectada...

Llegamos en menos de dos minutos a la casa, él me abrió la puerta antes de que yo pudiera llegar a coger el pomo

-Gracias- le dije mientras le miraba a los ojos y seguramente con una sonrisa de tonta

-Todo por esta bella dama- me dijo, sus ojos brillaban

-Hermano- dijo alguien detrás de nosotros, los dos nos giramos para ver a un hombre, moreno, con los ojos negros como el carbón, de buen porte y ver- ¿no aprendiste nada de la otra vez?- preguntó enfadado, mientras se acercaba lentamente

-Elijah no es de tu incumbencia- dijo Klaus, mientras se ponía tensa

-Las brujas está intentando darnos caza y tu te estas a traer mujeres a casa- dijo mirándome con desprecio- lo que tendrías que estar haciendo es buscar una solución- dijo enfadado

¿Las brujas? pero si ellas casi nunca tenían problemas con nadie, a menos que las hicieran enfadar.

-No es buen momento para hablar de eso- dijo Klaus con la mandíbula tensa al igual que todo su cuerpo, sus ojos ya no brillaban, ahora estaban llenos de rabia.

-Nik, creo que me tendría que ir- le dije mirándolo, él me miró con los ojos brillantes al pronunciar su nombre, pero dejaron de brillar al terminar la frase

-No, Nina, esto es entre mi hermano y yo, no tienes de que preocupada - dijo mientras me miraba con una sonrisa apenada

-Tranquilo, podemos salir otro día- le dije mientras pasaba la mano por su mejilla, él solo me sonrió

-¿Segura?- me preguntó

-Claro- le dije, me giré hacia su hermano que nos miraba impresionado- Adiós Elijah, encantada de conocerte- y así me marche tras insistir a Klaus que no hacia falta que me llevase a casa en coche.


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Estaba caminando por las calles oscuras de el barrio francés, hasta que me encontré con dos mujeres

-Tu tienes que ser la amiga de Klaus, el original- dijo la mujer con una sonrisa diabólica, no me intimidaba para nada

-Si- le dije- ¿y vosotras sois?- pregunté mientras me cruzaba de brazos


La magia de Nueva Orleans (Klaus y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora