II. Midiendo la intensidad

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Todo el ambiente estaba sumergido en una tensa aura por las emociones que envolvían a Rubí.

«Tengo que cuidar mucho las palabras que le vaya a decir, porque sé que cualquier palabra a la ligera, me puede costar mucho.»

Princesa. —Me puse de rodillas ante ella. —Voy a hacer mi mayor esfuerzo, lo prometo —dije mientras no podía contener las pequeñas gotas que salían de mis ojos

Automáticamente, cuando hice esto, ella me dio un fuerte abrazo.

—Yo sé que podemos con esto Cody, perdóname todo lo que he dicho, son solo manifestaciones de mi poca inteligencia emocional.

«Rubí es una chica de hermosos sentimientos, una copa frágil de inigualable belleza, tanto por dentro como por fuera»

La cargué en mis brazos para llevarla a la cama, dónde le dí muchos besos como mimos.

—Te amo pequeña

—Yo también te amo grandote
—mencionó mientras me besaba el cuello.

En eso nos mantuvimos, hasta que ella se quedó profundamente dormida.

«¿Cómo llegamos a esto? Lo recuerdo como si hubiera sido ayer»

Flashback

Escuché la puerta siendo golpeada, al parecer estaban llamando, pero me alarmé un poco ya que eran las doce de la media noche, había un muy mal clima afuera.

Cuando abro la puerta, era ella mi novia Rubí, ahí estaba empapada por la lluvia con una bolsa en sus manos.

La invité a pasar de una, le quite la bolsa y busque una toalla para que pueda secarse.

—Cariño, ¿Qué pasó?, ¿Por qué estás aquí? —pregunté con preocupación.

Ella no decía nada, solo estaba llorando, se le veía muy afligida por lo que decidí llamar a sus padres.

—Buenas, habla el novio de Rubí, ¿Quería saber la razón por qué ella está tan angustiada? —pregunté con decencia cómo siempre.

—Esa desgraciada, mantenida, no tiene que estar quejándose de nada, que deje su ñoñería.

Sonaba borracho el señor, por lo que decidí no contestar, pero su madre luego tomó la llamada.

—Dile a ella que tiene que venir para acá inmediatamente, su padre es así desde hace mucho tiempo, que deje su show —expresó su madre tratando de persuadirme.

—Con todo el respeto que merecen de mi parte, les informo que ella no va a volver a vivir en casa de ustedes. Va a vivir conmigo y si siguen con sus molestias, voy a proceder a demandarlos por violencia donde me encargaré personalmente de arrestarlos —mencioné.

Mi suegra al escuchar esto, solo cerró el teléfono sin decir nada.

En ese momento, lo entendí todo, escapó de su casa...

«Claro que me pareció estúpido esa razón para sacar a una muchacha bajo lluvia a las doce de su hogar, pero conociendo los imbéciles que son sus padres no me extrañe.»

«Son tan abusadores que la golpean y maltratan, pero quieren que la respeten, aún si esto daña la dignidad de su hija. Ya no permitiré esto más.»

Procedí a abrazarla y también a besarla para tratar de calmarla, cosa que no me funcionó mucho que digamos.

Me puse de rodillas para poder ver su cabizbajo rostro para decirle:

— De ahora en adelante, te vas a quedar aquí conmigo, no van a volver a maltratarte princesa
—dije mientras frotaba mi mano lentamente por su delicado rostro.

Aún hay esperanza™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora