Niall estuvo días sin moverse de casa. Se pasaba el día en la cama o mirando algún programa en la televisión. Intenté hablar con él sobre lo que pasó con su madre pero siempre cambiaba de tema con rapidez. Su madre fue encarcelada cuatro días después de el juicio y eso dejó a Niall sin sangre en las venas.
Hoy hacia exactamente tres semanas que había pasado todo. Era de noche, Sophy ya estaba acostada y dormida. Le di un dulce beso en la frente y me fui de la habitación cerrando la puerta silenciosamente. Me fui a mi habitación para encontrarme con Niall tumbado con su espalda apoyada en el cabezal. Me miró al entrar por la puerta. Me estiré a su lado apoyando mi espalda en el cabezal también.
-¿Tu me quieres?- me preguntó mirándome a mis ojos- mi madre te intentó matar y pensé que eso haría replantearte nuestra relación. Pero desde el juicio has estado siempre conmigo y ni siquiera me has pedido tiempo. Pero has seguido a mi lado todo el tiempo. Quiero que me digas lo que piensas, que me confieses tus miedos. Dímelo todo, por favor.
-Niall, te quiero. Tu madre hizo mal y eso nunca se lo perdonaré pero tu no tuviste nada que ver. Te quiero Niall y pase lo que pase siempre estaré a tu lado. Por supuesto que me hiere lo que tu madre hizo pero se que tu nunca me harías daño.
Me besó interrumpiéndome.
-Te quiero Tana.
-Y yo a ti mi amor.
Le di otro corto beso y nos tumbamos los dos en la cama. Apagué la luz y me tumbé de espaldas a Niall. Cuando estaba a punto de dormirme noté los brazos de Niall envolver mi cintura.
-Casémonos.
Reí girándome para mirarlo a los ojos.
-Niall cariño eso ya me lo pediste, recuerdas.
-La semana que viene. Hagámoslo, casémonos. Yo me encargo de todo: la música la iglesia...
-¿En una semana?
-Es miércoles. Casémonos el sábado de la semana que viene.
Sonreí.
-Hagámoslo.
