Capítulo 5

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Hola hola mis queridos lectores!


Muchas gracias por sus comentarios bonitos hacia mis historias, por sus votos y sus ánimos.  infinitas gracias!

Les traigo la actu de este cap. Como recompensa, este cap es más largo de lo habitual y vienen dos extras. Chútenselo y disfrútenlo!!!

Prepárense que se viene el desmadre!!!!

Disfruten mucho y va dedicado a todos ustedes!!!


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El ambiente percibido en la academia Ragnarok era uno muy tenso, demasiado tenso. Tanto, que podía verse a simple vista si eras un desconocido y estabas allí, te darías cuenta de que algo muy turbio estaba sucediendo. Los estudiantes eran el público y juez que disfrutaba del acto, viendo una situación con un morbo horrendo.

Los omegas de Midgard eran víctimas de un silencioso acoso y burlas por parte de sus compañeros, en especial de los alfas, a raíz de lo sucedido en el viernes de la competencia del Ragnarok. Todo por su repentina huida y abandono del combate, lo que les valió estar en esa penosa situación. Antes eran los campeones (aunque ellos nunca hicieron mucho alarde de ello) y ahora eran la vergüenza de la academia. Tachándolos de cobardes y murmurando cosas a sus espaldas.

Sentían mucha impotencia al no poder defenderse de esas acusaciones, ¿Qué iban a decir? ¿Qué no podían combatir ese día porque al caer el sol se transformaban en animales? ¿Qué tenían una maldición desde tiempos ancestrales? Nadie les iba a creer y aparte, no iban a exponerse. Solo les quedaba ignorar esos insultos y burlas, apretando los dientes y sintiendo un odio por sus contrapartes alfa que, en algunos casos, no hacían nada por detener esta situación.

—Detesto esta mierda.

Leónidas apretaba los puños mientras fulminaba a un beta que se atrevía a reírse de ellos. Un gruñido, más bien fue parecido a un rugido, fue que hizo que ese beta saliera corriendo. Leónidas volteó y vio a Raiden detrás de él.

—¿Estás bien?

—Sí, ya sabes que esto no va a pasar.

—Oye, tú. Leónidas.

El aludido volteó a ver a Ares acompañado de Afrodita, una alfa que se abrazaba a él y tenía a un séquito de omegas masculinos detrás de ella. La rubio miraba con burla al castaño, en especial a este, ya que odiaba que Ares le mostrara un interés especial (pese a que este decía que era su rival y lo odiaba por humillarlo en el Ragnarok pasado). Por su parte, Leónidas estaba como agüita para chocolate.

—¿Qué quieres, Ares?

—Ya no luces tan orgulloso como antes, ¿verdad?-risas acompañaron esas palabras, encendiendo más la ira del otro-Al parecer a ti y a tus amigos se les bajaron los humos ya.

—¿De qué hablas, gigantón? ¿Cuáles humos?-se molestó Raiden-En ningún momento estuvimos haciendo eso.

—No está hablando contigo, omega.-escupió con veneno la rubia-Sino con el otro.

—Cuidado con como le hablas a mí hermano, Afrodita.

El escalofriante rugido, porque así fue, del castaño hizo temblar a Afrodita quien apretó los dientes al percibir una esencia peligrosa. Ares también lo sintió, así que dejó salir un poco de feromonas para tranquilizarla.

—¿Y bien? ¿Qué quieres, Ares? Voy a perder mi tiempo en otras cosas mejores que contigo.

—¿Lo vas a perder llorando en algún rincón?

Cursed by the nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora