-Uno despacio-

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Al fin puedo verte.—Susurra el Santo con sorpresa.

Encima de Law se encontraba su Dios, su sol, su luz, su camino. La razón por la cual se hizo Santo de la iglesia, sólo fue para poder verlo.

El Dios del sol, bajaba desde el cielo con los brazos abiertos y extendidos hacia él, con sus hermosas alas blancas como la luna en el cielo nocturno, un himation únicamente atado desde su hombro dejando al descubierto su pectoral derecho junto con una tela dorada enrollada por su cintura. Encima de su cabeza flotaba un halo en forma de rayos de sol y lo que cubría sus piernas eran unas sandalias con cuerdas alrededor de sus pantorrillas que terminaban en una atadura por debajo de sus rodillas.

Su sol llevaba prendas bastante vulgares, pero aún así, se veía hermoso ante los ojos de Law.

Las manos del Dios tocaron las mejillas del Santo, siendo este el primer contacto físico. El hombre pelinegro no pudo evitar posar su mano encima de la del ser celestial, queriendo sentir más cerca ese cálido toque que le llevaba a sus recuerdos de cuando era un infante, pues las caricias de su madre eran similares.

Cuando sus manos dejaron de tocar al humano, éste volvió a la realidad.

¡Santo! 'Kea y mis hermanos me permitieron verte para recompensar tu lealtad hacia nosotros.— Informa mientras lentamente sus pies tocaban el suelo y sus alas se agitaban unas pocas veces más para después, encogerse hasta ser de un tamaño medio.

Su voz sonaba tan joven pero igualmente tan dulce. Ve al ángel salir de su visión, pues comenzó a recorrer la iglesia cual niño pequeño en un lugar nuevo. La iglesia era amplia, suficiente para que el pueblo entero se pudiera refugiar sin problemas.

El suelo está meticulosamente detallado con los mismos símbolos que tenía el dios en su cinturón de tela, que era su verdadero nombre, Nika, pero al joven dios no le gustaba que lo llamaran así, aunque le parecía un nombre gracioso.

Nik-...

Llámame Luffy, Santo. ¡Puedes hacerlo, te lo permito!

Luffy se gira y lo mira con una sonrisa tan brillante que Law sentía que quedaría ciego en cualquier momento. Realmente no sabe qué decir a pesar de haber estado esperando su visita durante mucho tiempo. Incluso le dejó llamarlo por su otro nombre, ni siquiera entre los dioses, si no tenías la suficiente cercanía, podías hacer eso.

¡Hace mucho que veo tu recorrido desde que nos vimos por primera vez, Torao! ¿Sabes? Lo hiciste muy bien todo este tiempo! ¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero? ¿Reconocimiento? ¿Poder? ¿A los humanos les gusta mucho ese tipo de cosas, verdad? ¡Qué aburridos! Algunos Santos también lo son, pidiendo el bien para todos y blá, blá, blá. ¡Si fuera humano yo pediría toneladas de carne!—Precedió a reírse por sus propias palabras, un "shishishi" hizo eco por el lugar.

¿T-torao?— Es lo único que puede decir el más alto.

¡Qué tonto eres, Torao! ¿No reconoces tu propio nombre?

Aunque ahora posee una expresión gratamente confusa y sorprendida al mismo tiempo. ¿Este es el Dios por el cual reza siempre? Empieza a replantearse algunas cosas.

Law tira su cuerpo hacia atrás cuando unos ojos deslumbrantes como estrellas lo miran fijamente. En ese instante puede ver su cara, no es similar en los dibujos de los libros que hablaban sobre los dioses, aunque tampoco lo recordaba así. Mientras que en aquellas ilustraciones se mostraba a un Nika imponente, fuerte, guapo y sabio, viéndolo más de cerca no lo era tanto. Luffy tenía unos finos rasgos faciales fáciles de recordar, pero no por ello poco atractivos. Unos ojos grandes con pupilas doradas en forma de estrella de cuatro puntas. Una nariz pequeña al igual que sus labios, pero no entendía como podía hacer una sonrisa tan grande.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2022 ⏰

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