-Uno Enredado-

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Luffy estaba molesto. Se suponía que Torao estaría en su casa cerca de las once pero simplemente no aparecía. Lo llamó varias veces y también le escribió pero sin respuesta. Entonces sólo había una cosa que hacer... ¡Ir a su hogar a reclamarle!

Con todo su cuerpo lleno de determinación se dispuso a salir de su hogar, no sin antes avisar a su hermano que se iría a casa de su pareja. Recorrió el camino más corto que sabía para llegar más rápido. Al llegar a su edificio entró y subió en el ascensor. Sacó las llaves que le había entregado Law para que fuera a su casa cada vez que lo extrañara (iba seguido extrañandolo o no) y abrió la puerta, siendo recibido por Bepo, un perro grande con mucho pelaje y muy esponjoso.

Acarició a la amada mascota de su Torao y segundos después se adentró en su segundo hogar, dejando sus cosas en el sofá y luego recorrió casa en busca de su amado. No fue una búsqueda muy exhaustiva, en el primer lugar que buscó fue en su habitación, encontrando a un pelinegro durmiendo.

Se acercó curioso, no solía dormir demasiado, sobre todo por su trabajo como cirujano. Miró de cerca su rostro, estaba algo roja. Su respiración parecía forzada. Luffy no tardó en darse cuenta que posiblemente estaba enfermo, ya no podría culparlo.

¿Ahora que hacía? No quería despertarlo. ¡Debía ayudarlo! Seguramente no había hecho las tareas del hogar, y de seguro tampoco había comido. ¡Debía encargarse él! Law siempre lo ayudaba, ahora era turno de intercambio.

Luffy buscó en un armario de la cocina y sacó las cosas de limpieza. ¿Debería limpiar primero o cocinar? Si cocinaba ahora, estaría todo sucio y luego limpiaba, pero si limpiaba ahora y luego cocinaba, todo lo que utilizó para cocinar tendría que limpiarlo y eso daba mucha pereza.

Lu pensó hasta que su rostro se puso rojo. Finalmente lo decidió. ¡Haría las dos cosas al mismo tiempo! Cocinar no era tan difícil, había visto a Sanji hacerlo innumerables veces, además, había limpiado la casa junto a Sabo más de una vez ¡Y siempre decía que hacía muy buen trabajo!

Fue con un "Yosh" con lo que empezó su fechoría y...no fue nada bien.

Luffy no tenía idea sobre la cocina, tampoco sabía que comía una persona enferma, por lo que hizo ¿sopa? ¿pure? ¿arroz? ¡¿pescado?! Sea lo que fuera eso, lo hizo y estaba todo junto en una olla. Era de un color morado como el veneno. Estoy segura de que esa cosa te daría algún tipo de inmunidad.

La limpieza fue otra fiesta. Más que ordenar desordenaba. Todo estaba limpio de por sí, pero como en las épocas calurosas a Bepo se le solía desprender mucho pelaje pues había cabello blanco por todos los muebles y el suelo que a Torao simplemente no llegaba a limpiar por estar ocupado. Luffy limpio los cristales de las ventana con algo que no era limpiacristales, dejándolas opacas. Al olvidar que estaba cocinando fue gracias al sonido burbujeante y los ladridos de Bepo quien le hizo acordarse, yendo rápidamente a revisar. Por suerte todo fue bien. El olor que desprendía esa cosa era peor que lo que soltaban las mofetas, consiguiendo que Torao despertara por el asco.

Debía de ser Luffy, estaba seguro. solo Cora-san y él tenían las llaves de su casa.

Cubrió su nariz y se forzó a salir de su habitación. Ya escuchaba los ladridos de su mascota desde fuera, pero cuando salió, prefirió que todo fuera un sueño. Ahora Lu se centraba regañando a Bepo y diciéndole que nunca le daría de su comida, que todo era para Torao. Pero lo que no sabía es que más bien el pobre animal se estaba quejando.

¡Lu-ya...!

El monito y el canino giraron su vista hacia él.

¡Yo, Torao! Deberías estar en cama, estás muy enfermo.— Lu fue en dirección hacia él y lo abrazó.

No sabía que decir. ¿Debería regañarlo por un intento de buena acción? No, no podía decirle la verdad a esa carita. Ahora entendía por qué Sabo siempre le decía que lo hizo muy bien. Lo alejó del abrazo, no quisiera contagiarlo.

Estoy bien. ¿Por qué estás aquí?

¡Hoy vendrías a mi casa! Cómo pasó la hora y ninguna viniste pues fui a tu casa. ¡Aquí estoy!—Sonrió, dejando sus ambos en sus caderas

Luffy-ya... Era la semana que viene.

El pequeño pelinegro terminó soltando lágrimas de cocodrilo. Bueno, no había nada de malo después de todo, pero sólo pensar que se le había olvidado algo tan importante como eso lo puso algo triste, se sintió mal novio.

Acarició su cabeza desde lejos y apartó sus lágrimas de los ojos que se había enamorado.

Está bien, sólo se te olvido.— Dijo con tranquilidad.

Sintió algo brillante encima suyo, era la mirada de Luffy, el cual ahora estaba encima suyo. Lu saltó encima suyo y ambos cayeron al suelo.

Quiero besarte.

No.—

¿¡Eh!? ¡No acepto tu negativa!

No voy a contagiarte.

Luffy lo ignoró y acercó sus labios a los de Torao, pero este giró su cabeza, evitando la muestra de amor. Aquel ciclo se repitió varias veces, hasta que Law apartó a Luffy de sobre suyo y huyó adentrándose en su habitación y cerrando de un portazo justo cuando el Monito quería pasar.

¿Quizás fue demasiado insistente?

Justo antes de que la inseguridad invadiera el corazón del monito, el mayor apareció, con la diferencia de que portaba un cubrebocas. Torao se acercó a Luffy y se agachó a su altura. Ahora este lo besaba, con la diferencia de que ambos portaban mascarilla. Law se lo colocó justo cuando lo besó. No fue para nada pasional, mucho menos fue romántico, pero era mejor que nada. Ni Trafalgar ni Monkey podían aguantar las ganas de no besarse por tanto tiempo.

Al separarse Torao pudo ver una mirada de negación de parte de su pareja.

Se quitó la mascarilla del rostro y la lanzó por cualquier lugar.—¡No me gusta! ¡Quiero sentirte!

Las mejillas del mayor se tornaron rojas, pero no era por la molestía que sentía ante la insistencia del monito.

¡No te voy a besar, Idiota!

¿Por qué?

No quiero enfermarte. ¿No es obvio?

¡Pero si nunca me he enfermado!

Law suspiró y tocó su cabeza, se sintió algo mareado. Lu se acercó a él, lo tomó de las manos. El mayor se preguntó qué tramaba.

Sólo quiero sentir cosas maravillosas contigo. Lo siento, no quería que te pongas mal.—

¿Por qué ahora se sentía terriblemente culpable si era el menor quién no dejaba de insistir? ¡Esto es claramente manipulación...! La cual no pudo resistir y cedió.

Maldito Luffy.

Está bien. ¡Sólo uno! Si te enfermas no quiero decirte que te lo advertí.

Bajó la mascarilla, se agachó lo suficiente para quedar cerca de sus labios. El más bajo rodeó sus brazos por su cuello y lo miró dulcemente. Law tomó de su cintura, lo atrajo hasta él y besó sus labios. Ahora ambos quedaron enredados en un abrazo. Aunque ese beso que debía de ser solamente uno, se alargó, aún así seguía siendo un beso.

Torao cayó en la tentación. Aquel menor lo manipuló y lo hizo caer completamente rendido ante pies. Y es que ahora era él quien no se quería separar en absoluto. Acorraló. Luffy en el lugar más cercano, agarrándolo con fuerza por las muñecas y colocando su rodilla entre sus piernas.

Si, sólo era un beso. Sólo uno. Solamente uno...

¡Tora-...! ¡Mm~!

A la mierda.

Luffy no le explicó a Sabo cómo terminó enfermo.

Law no le comentó a Cora-san del porqué del gran desorden de su hogar.

El Beso [LawLu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora