(XXVII) Poesía

13 4 0
                                    

Tus gemidos son poesía,
y lo sé ahora que me los recitas
entre susurros y jadeos
mientras sudamos de placer.

Sabía que tus labios eran pecado,
más nunca les imaginé capaces
de hacerme blasfemar a gritos
mientras exploras lo inexplorado.

Y en este éxtasis infinito,
ardo en deseos de admitirlo,
que te odio no es lo que siento,
que te quiero, y está prohibido.

Yo, pero contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora