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Con el sudor bajando por su cuerpo seguía subiendo y bajando las pesas, más tarde se encontraba corriendo en la caminadora que ahora era más sencilla después de mucho tiempo. Y por último practicar boxeo, golpeando aquel saco rojo y negro mientras sus ojos azules eran destellantes cual flamas.

Ya habían pasado 4 años.

─ Bien...tiempo. ─ apagó el cronómetro. ─ Vaya Jake, rompiste tu propio récord.

El pelinegro tragó el agua haciendo mover su manzana de Adán, su cuerpo esta sudado completamente haciendo que la camiseta gris se le pegara al cuerpo revelando su abdomen marcado, al escuchar aquello sonrió medio mostrando sus hoyuelos ahora más visibles.

─ ¿Enserio? Eso suena genial hyung. ─ respondió.

JungKook sonrió y se acercó al menor ya no tan menor. Jake ahora tenía 20 años, el tiempo pasó volando.

─ Déjame decirte que creciste mucho Jake ¿Cuánto mides ahora? ─ le cuestionó guardando los guantes de boxeo.

─ Hum... ¿1.87? No recuerdo muy bien. ─ sonrió apenado.

─ Diablos niño, mides el doble que yo. ─ bromeó haciendo reír al pelinegro. ─ Aún recuerdo cuando apenas y lograbas alcanzarme. Ahora ya hasta me rebazas por una cabeza. ─ lo midió.

Jake sonrió orgulloso ante eso. Nunca creyó crecer tanto, bueno, al menos no como para ya no poder entrar por la puerta de su hogar sin que tuviera que inclinarse para no chocar su frente como ya le ha pasado.

Pero bueno, ni modo.

─ Nos vemos hyung. ─ se despidió del mayor.

─ ¡Ve con cuidado chico! ¡O te raptan! ─ gritó sonriendo cuando el pelinegro le dedicó una mueca.

Jake suspiro, se ajustó su chaqueta cerrándola por completo. Mientras ahora, se subía a su auto. Dejó su mochila en la parte de atrás arrancando el motor.

En su muñeca aún se distinguía esa pulsera un poco vieja, pero especial para el pelinegro que conducía hasta su hogar sólo para ducharse rápido. Y ayudar a su madre con el restaurante.

De todos modos, la universidad podía esperar.

─ He vuelto. ─ cerró la puerta cuidando su cabeza.

─ ¡Al fin llegas cielo! ─ su madre lo recibió con un beso de mejilla.

Miró que ya todos los empleados estaban ahí, incluso los chicos de preparatoria estaban ahí. En cuanto lo miraron se sonrojaron, las chicas pasaban tímidas un mechón de su cabello tras su oreja.

Nada nuevo para él. De algún modo logró acostumbrarse a eso.

─ Me daré una ducha y te ayudaré en cuanto termine. ─ le dijo a su madre.

─ Ay mi niño. ¿No deberías salir con tus amigos a divertirte en lugar de estar aquí? ─ su madre lo miró sonriendo, pero confundida.

Jake sonrió y negó dándole un besó en su frente. Ahora él era quien debía inclinarse para dárselo.

─ Soy un adulto mamá, sé lo que hago. No te preocupes, Ni-Ki dijo que vendría aquí a darme una mano. ─ le sonrió. ─ Bien, me iré ¿Sí?

─ Entonces apresúrate. ─ respondió ella con una sonrisa.

El pelinegro sonrió y subió las escaleras. Entró a su habitación entrando al baño, se retiró la sudadera negra, luego la camiseta gris. Ahora su reflejo en el espejo era distinto, sonrió satisfecho ante eso.

Su cuerpo era digno de un "modelo". Aunque para Jake todos los cuerpos eran dignos de caminar en una pasarela. De ser apreciados y respetados tal como eran.

No perdió más tiempo y se terminó de sacar toda la ropa metipendose de una a la ducha.





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─ ¡Hasta que sales! ─ comentó el peligris. ─ ¿Acaso te masturbabas y por eso la tardanza?

Jake le miro mal.

─ Claro que no idiota, no soy un maldito pervertido como tú. ─ suspiró. ─ Sólo tuve problemas para ajustarme la maldita corbata. ─ hizo una mueca.

─ ¿De nuevo?

Jake asintió frustrado.

─ Cuando SungHoon estaba aquí, era más sencillo gracias a él. ─ admitió.

─ Te gusta, admítelo de una puta vez. Han pasado 4 años ¿Por qué no admites que lo amas y te lo quieres comer?

Jake rodó los ojos. Aquí vamos de nuevo.

─ Ya te dije, amo a SungHoon, pero no de esa forma.

─ ¿Oh enserio? Entonces ¿De qué forma lo haces? ─ alzó una ceja apoyándose en la barra.

─ Pues como a un amigo, un buen amigo. ─ contestó y Ni-Ki sólo se rió. ─ ¿Qué?

─ Dios no puedo creer que estés diciendo eso. Suena tan divertido porque nadie lo cree. ─ suspiró. ─ Escucha Jake si sigues así vas a dañar a SungHoon.

Jake frunció su ceño ¿Dañar?

─ ¿De que hablas? SungHoon y yo no nos miramos de esa manera, además no sería posible mantener un sentimiento como ese dado el tiempo que pasó ¿O sí?

─ Eso depende de las personas Jake. ─ lo miró serio. ─ Dime, ¿acaso has olvidado a SungHoon todo este tiempo? Mejor dicho ¿has podido dejar de pensar en él si quiera una vez?

Jake no dijo nada.

─ ¿Y...eso significa qué según tú? ─ volvió su mirada al peligris.

─ Simple, estás enamorado.

Aquel silencio que reino en el lugar decía más que mil palabras, la mudez del pelinegro ante eso daba mucho en qué pensar.

Jake en cambio sólo sintió una leve tensión en él.

─ Mejor olvidemos eso... ─ musitó. ─ Iré a la parte de arriba. Nos vemos.

─ Eh Jake espe-... Ah mierda se fue... ─ hizo una mueca.

─ ¿Aún no lo acepta, cierto? ─ Ni-Ki volteó de inmediato. Sonrió al mirar a la persona.

─ JungKook hyung... ─ suspiró y negó. ─ Es un idiota, se sabe toda una enciclopedia completa de principio a fin, puede resolver ecuaciones a nivel global, pero cuando de sentimientos, sus sentimientos se tratan, es un tonto. ─ soltó con cansancio. ─ Y sigue negando la idea de que ama a SungHoon ¿Puede creerlo?

El pelinegro mayor sólo esbozo una sonrisa.

─ Yo creo que, el tiempo decidirá eso. Si Jake ama a SungHoon de una manera amistosa está bien, no digo que esté mal. ─ tomó la copa de vino antes servido. ─ Tan sólo será cosa de esperar, cuando SungHoon vuelva de nuevo es cuando las cosas tomarán otro rumbo. Créeme, yo sé de eso.

Ni-Ki miró las escaleras por donde su amigo había subido antes. Suspiró profundamente, ojalá proto sepa cuáles eran sus sentimientos por ese chico SungHoon.

Porque estaba seguro que, lo que Jake sentía era amor del termino romántico no amistoso ¿Entienden? Pero el muy tonto seguía convencido de que no era así.

─ Bueno me voy. ─ dejo la copa vacía. ─ Tengo algo importante que hacer.

─ ¿Visitar a su prometido verdad? ─ cuestionó obvio el peligris.

─ Es mi tesoro. Así que sí, tienes razón. ─ se levantó. ─ Saluda a Jake de mi parte.

─ Claro, le diré.

Ni-Ki siguió limpiando la barra, hasta que una silueta se posó frente suyo. Más bien dos.

─ Disculpe...

─ ¿Sí? ─ dijo sin mirar a la persona mientras ponía con cuidado las copas de vidrio en los estantes. ─ ¿En qué puedo ayudarlo?

─ ¿Se encuentra Jake... Shim Jake?

Ojalá vuelvas pronto, SungHoon.

No Juzgues A Un Libro Por Su Portada ◇ Jakehoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora