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Hermanos y lo que hay en la caja fuerte

Bruce


Aunque ya me esperaba esa respuesta, no sé cómo reaccionar ahora que lo escucho, James tiene la misma expresión que debo tener yo en estos momentos. Me invade la incertidumbre de qué debo hacer ahora que lo sé, James dijo que quería que fuésemos los mejores amigos, y yo también lo quiero, pero no sé que pasará ahora.

— Bueno, hay que aceptar que tanto tú como yo ya nos esperábamos esto— hablé yo primero, porque él sabe perfectamente que es así.

— Bueno la verdad es que si— respondió con la mirada perdida mientras avanzaba para sentarse en una orilla de la cama.

— Bueno, ¿Y ahora qué?— pregunté avanzando yo también y sentándome a un lado de él.

— Pues no lo sé, somos hermanos, ¿Qué deberíamos hacer?— parecía incómodo al decir eso, la verdad yo también me siento algo incómodo, el saber que él es mi hermano se me hace raro.

— Bueno, hermano— hice énfasis en esa palabra como para que haya aceptación por parte de los dos y para hacerlo reír cosa que logré— creo que debemos aceptarlo y ya, las cosas son como son, además tenemos que hacer eso que me dijiste hace un momento en la cocina ¿No?

— Si, tienes razón hermano— hizo el mismo énfasis que yo en la última palabra y ambos reímos.

¿Quién diría que después de todo yo estaría en su casa, en su habitación, riendo feliz de la vida con alguien a quien prácticamente odiaba a muerte? La vueltas que da la vida, que irónico.

— Bueno ¿Y ahora qué? ¿Nos abrazamos?— propuse a modo de chiste, no pensé que aceptaría.

— ¿Por qué no? Somos hermanos ¿No?— ambos reímos como unos estúpidos cuando derrepente y sin avisar James me abrazó.

No me lo esperaba, así que dí un salto de sorpresa pero no me solté. Cualquiera que viera ésta escena diría se vé muy gay dos chicos solos en una habitación abrazados mientras uno está solamente en ropa interior, pero la verdad para ninguno de los dos en ese momento fue así. Podría decir que ambos necesitábamos esto, después de todo el trato que nos hemos dado mutuamente; porque yo también he hecho mal, por el hecho de saber que tenemos el mismo padre no nos queda más que ser amigos, bueno en este caso; hermanos.

Además qué, ambos necesitamos a alguien en quién confiar y bueno, se puede decir que somos tal para cual.

Nadie dijo nada solo estuvimos abrazados allí, cuando derrepente una sensación como de corriente hizo que nos separaramos de golpe.

— Ay— dijimos al unísono.

— ¿Tú también sentiste eso?— preguntó James entre asustado y atónito, tenía la respiración acelerada.

— Ujum— alcancé a decir también con la respiración acelerada ¿Qué pasa?

— ¿Ves? A esto es a lo queme refiero ¿Por qué pasa esto?

— No lo sé, pero mira— dije señalando su pecho, una marca roja como de quemadura se había formado en su pectoral izquierdo— eso no lo tenías allí ¿Verdad?

Se miró el pecho— No— se tocó con cuidado pero quitó rápidamente la mano e hizo una mueca de dolor— y me arde.

Me levanté la camisa que tenía para ver si yo también tenía una marca en el pecho, y tras quitármela por completo, lo confirmé.

— Mira, yo también lo tengo, pero en el lado derecho, y también me due....— no culminé la frase porque derrepente sentí un agudo y penetrante dolor de cabeza, un dolor insoportable, me agarré la cabeza con la manos mientras gritaba de dolor.

Mi otro yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora