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Después de aquella acción que tuvo Sanzu contigo saliste confundida y un lió en tu cabeza.
Y según Ayato, actuabas extraña.
Y no se equivocaba, seguiste atendiendo en la caja como si nada te hubiera pasado, aunque en tu cabeza era un lió de preguntas sin respuestas.
— ____, llevas rara hace un rato — dice Ayato posicionándose enfrente de ti
— Ah si... es la falta de cafeína — dices tranquila
— Claro...
Sigues trabajando normal hasta que cae la noche y con ello tenías que volver a casa para descansar.
— Ayato, te toca cerrar la tienda — le dices mientras le avientas las llaves del local y este es un movimiento torpe las logra agarrar en el aire
— ¡Ey! Yo cerré ayer — se queja el pero ya estabas saliendo del local
— Graciasssss
Y sales casi que corriendo de la tienda dejando al chico confundido ahí adentro, volteaste hacia la tienda para ver como este poco a poco empezaba a apagar las luces.
Sacaste uno de los cigarrillos que llevabas contigo en tu bolsillo junto a tu encendedor y luego caminar entre la oscura noche hasta tu hogar.
Eran alrededor de las once de la noche, y la única luz que iluminaba las calles era la luz de la luna llena.
Estabas a pocas cuadras de llegar a tu casa, y desde hace calles sentías como alguien te seguía y tenía su mirada en ti.
Das vuelta en una calle y te pones contra la pared, esperando a que pase aquel tipo que te estaba siguiendo, y así fue.
Para tu suerte, no lograste detenerlo, pero el a ti si, en cuanto tu puño iba a ir contra su rostro, este lo detuvo y te logró poner contra la pared
— Si fumas así se te pudrirán los pulmones — escuchas la voz de Sanzu
De inmediato un pequeño alivio llegó a ti de saber que no era un extraño, del todo, pero igual te molestó.
— Tienes razón, será mejor apagarlo
Dices tomando el cigarrillo y apagarlo en el pecho del chico quemando si ropa y de paso parte de su piel.
Escuchaste como este se quejaba de dolor al sentir el cigarrillo ser apagado en su piel, pero aún así no te gritó o te reclamo.
— Terminaste — pregunta con burla
— Si, espero que tu también, necesito irme a mi casa — dices tranquila — Sola.
Una risa se escapa de los labios del chico, este llevaba su cubrebocas así que no lograste ver su risa, solo como en sus ojos se podía ver una sonrisa.
— ¿Qué es lo que quieres? — preguntas alzando una ceja
— Me das curiosidad, quiero estar cerca de ti...
— Claro, si quieres un beso solo dilo — dices con una sonrisa burlona
Ese comentario no le causó ni la más mínima gracias en el peli rosa, en cambio se bajó el cubre bocas, pero debido a que la luz de la luna te tapaba gracias a Sanzu, no pudiste ver su rostro.
En cambio el chico acercó más su rostro al tuyo, lo tomaste del cuello de la playera que tenía y lo besaste, haber si así te dejaba en paz.
Jugabas con su lengua, podrías sentir la calidez de su boca, y después como algo había pasado por tu boca y lo tragaste.
Empujas al chico para verlo totalmente enojada, y después analizar en cuestión de segundos lo que acababa de pasar
— ¿¡Que mierda me acabas de dar!? — le gritaste
— Una pastilla — dice el volviendo a subir su cubrebocas mientras se reía
Lo empujaste y caminaste en dirección a tu casa, volteando a verlo, verificando que no te siguiera, pero el iba a pocos pasos de ti.
— Mierda aléjate... — dices mientras te agarras la cabeza, un leve dolor empezaba a aparecer
Pero para tu desgracia el chico no se alejaba de ti, y te siguió, hasta ver que las pastillas ya empezaban a hacer efecto, ya que estabas perdiendo el equilibrio al caminar.}
Se acerco a ti, llevo una de sus manos a ti cintura mientras que una de tus manos la pasaba por tu cuello ayudándote de soporto
— No necesito tu ayuda... — decías arrastrando las palabras
Inconscientemente guiaste a Sanzu hasta tu casa, el cual este te ayudo a entrar y paso dejándote en tu habitación.
Vio detenidamente la casa, era algo pequeño, una cocina con lo mas básico que se podía encontrar y sin televisión en la sala, solo un pequeño sofá y tu habitación que tenia una cama junto a un mueble donde tenias tu ropa.
Cuando volvió a verte, vio como habías quedado totalmente dormida en la cama, se sentó el el suelo apoyando su cabeza en la orilla de la cama mientras admiraba tu rostro.
"Tu eres y serás mi fin, mi comienzo, mi dolor, mi locura y alma perdida"
— Tan linda... — murmura Sanzu
Su plan había funcionado, ahora sabia donde vivías y podía entrar cuando quisiera, vio en la habitación como en esta había una ventana, la dejo abierta y regreso a ti dejando un beso en tu frente.
Claro, no sin antes sacar su teléfono y tomar miles de fotos tuyas durmiendo para luego ir e imprimirlas, tenia fotos de ti en todo sitio, cuando atendías a alguien, en la tienda, cuando paseabas por las calles.
Después, te daría una sorpresa de quien era, y pediría explicaciones al respecto, mientras tanto, te estaría vigilando.
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