Capítulo 2:

450 45 41
                                    

— ¡Entra de una vez, por Dios! — le instó Irene mientras lo empujaba para adentrarse a Angelo's. Sherlock, durante el transcurso de las clases después de su descanso en la cafetería, parecía haber cambiado repentinamente de opinión, hasta el punto de negarse siquiera a entrar al restaurante y pedir información por el supuesto test de compatibilidad.

— ¡No quiero hacerlo! ¡Ya lo pensé y es una horrible idea, no quiero tener una cita con alguien que nunca en mi vida he visto! — objetó Sherlock, reacio a ceder mientras se aferraba con ambas manos al marco de la puerta. Molly miraba a ambos, entre avergonzada y divertida, mientras que los demás pasaban al lado de los tres intentando no mirarles fijamente como si fuesen un espectáculo de comedia.

— ¡Pudiste haberlo dicho antes de llegar al maldito lugar! He tenido que cancelar una cita importante con Molly por tu culpa, así que vas-a-entrar-a-ese-maldito-lugar — gruñó Irene, puntuando sus palabras con cada nuevo empujón que logró hacer que Sherlock entrase al lugar sin perturbar el ambiente dentro. Había varias mesas ocupadas por parejas, en su mayoría muy jóvenes, que como era fácil de suponer estaban en una de esas famosas citas a ciegas.

— Esto es ridículo — gruñó Sherlock por lo bajo, volviendo a abotonarse la camisa que entre el forcejeo había terminado por abrirse en la parte superior. Molly se adentró al lugar con un ligero suspiro y sugirió a Sherlock:

— Yo hablaré con el encargado de los tests si es eso lo que te molesta — tomó a Sherlock del brazo y caminó hasta una pequeña ventanilla que a simple vista se podía notar que no contaba con más que una silla, un anaquel en la parte del fondo y una computadora sobre un mostrador. — Uh... disculpe... ¿está disponible? — preguntó Molly, asomándose un poco por sobre el mostrador en busca de quien fuese el encargado.

Sherlock no paraba de mirar de un lado a otro, con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido, pasando de la duda al aburrimiento que le había llevado hasta ahí. El lugar era muy simple, casi como una posada, pensó. Pero mientras recorría con la mirada a cada pareja del lugar, se encontró con la enorme sorpresa de que, en efecto, no era ese tipo de lugar que mostraba su disgusto al permitir la entrada a parejas del mismo sexo pues, allá en una de las mesas al centro, se encontraban dos chicos que se sonreían en complicidad. Sherlock pensó que, para que aquellos chicos se mostrasen tan cercanos, casi como en una verdadera relación, su cita a ciegas debía haber sido todo un éxito.

— Así que después de todo los chicos son lo tuyo — observó Irene a su lado, viendo también a la misma pareja que había atraído la atención de Sherlock. — Siempre tuve mis sospechas, pero verificar ayuda mucho.

Sherlock la miró desconcertado. A esas alturas creía que ya todo el mundo había notado que sus preferencias distaban mucho de las de otros chicos. Sintió la tensión de su cuerpo abandonarlo poco a poco y dejó que sus brazos regresasen a sus costados. Suspiró largamente y, dudando sobre decirlo o no, le reveló a Irene:

— Tengo miedo, ¿de acuerdo? — guardó silencio un momento, mientras sentía la mirada confundida de Irene en él, junto a esa ceja alzada que siempre le demandaba una respuesta más detallada. — Tengo miedo de que la persona con quien pueda quedar termine buscando cualquier excusa para dejarme solo... En serio, ¿quién estaría interesado siquiera en tener algún tipo de relación conmigo? — preguntó de manera retórica, pero aquello poco le importó a Irene, pues de igual forma le respondió:

— De verdad que eres un cabrón, Sherlock. ¿Te preguntas quién estaría interesado en tener una relación contigo? Por Dios, podrías tener a quien se te dé la gana rogándote por algo de atención. Y te lo digo muy, muy en serio — dijo eso último con cierto reproche, permitiendo a Sherlock, impactado como estaba por sus palabras, observar cómo miraba de soslayo a Molly. — Si estás solo es porque así lo has querido tú, Sherlock. Esta, si es que te importa de verdad, es una buena oportunidad para permitir que por fin alguien pueda estar cerca de ti y puedas permitirle conocerte mejor. Te puedo asegurar que habrá más de un chico con el que de verdad puedas congeniar.

SherlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora