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¡Ugh!... ¡Wurg!

—Blagh... ¡Ey! Volvió a vomitar.

—Quitalo de ahí. El rey debe de estar en buenas condiciones para la subasta, ¿Verdad, su Alteza? -Agarro del cabello al Omega haciendo que levante su cabeza a la fuerza viéndolo con odio. —Sería una graan pérdida que después de tanto esfuerzo nuestro, no te acepten por estar lastimado, ¿O no? -Pregunto burlón mirando sonriente al Omega quien lo miraba con odio y asco. —¡Ugh! ¡Maldito hijo de puta! -soltó al Omega bruscamente empezando a limpiarse la cara.

—¿No deberíamos enseñarle una lección? ¡Sigue estando rebelde desde que lo trajimos!

¡Atrevanse, imbéciles! -Grito mirando con odio desde el suelo a los ladrones de tesoros. A pesar de estar en las peores condiciones para mostrarse grosero.

No mostraría el miedo que tenía en ese momento al ver como los bandidos lo rodeaban a la vez que era arrodillado a la fuerza, sintió como el frio filo de una daga era puesta en su cuello. En ese momento su respiración se cortó, su miedo aumentó y en lo único que pudo pensar fue en una sola persona; Tartaglia. ¿Qué iba a pasar si moría ahí? ¿Cómo reaccionaria él? ¿Podria seguir su vida y salir adelante?

No esperaba salir vivo, después de todo. Reconocía a aquellos ladrones, acusados de los peores actos entre ellos, asesinato, saqueos, extorsión por no mencionar otros.

.......

—¿Ah? ¿Que es esto? -Pregunto confundido el alfa al ver la carta y bolsa de moras en su escritorio. —No tengo tiempo para bromas. -Miro a los soldados quienes nerviosos intentaban buscar las palabras correctas. Un mal presentimiento recorrió su cuerpo, su mente vago por unos momentos hasta que fue su instinto quien le dijo el nombre del responsable de aquel miedo que lo ponía la piel de gallina y el causante de su ansiedad desde que se fue; ____________.

—Pues... Creo que hubo una equivocación, jeje... Ahm...

—Tampoco lo sabemos, jefe. Recién llegamos al igual que usted.

—¿Qué está sucediendo ahora? -

Miro a Lumine y Paimon quienes nerviosas intentaba buscar las palabras correctas. Hizo una señal a los soldados quienes sin tener que repetirlo se fueron del lugar dejándolos solos.

—No lo se. Dicen que estas cosas estuvieron en mi escritorio todo el día, ¿Ustedes saben algo de esto? -Pregunto intentando mantener la calma asociando su mal presentimiento a una clase de paranoia.

—Tampoco lo sabemos, Childe. Acabamos de regresar de la casa, como tu pediste. La vecina nos dijo que él no se encontraba... ¿Ahora que hiciste? -Pregunto dudando de la confusión del alfa.

—¿Otra vez un baño de feromonas? ¿Tus celos al verlo con otro alfa como la otra vez? ¡Las personas tienen límites, Tartaglia!

—¡Ya lo se, pero yo no hice nada! Ustedes saben que yo lo estuve buscando todo el día de ayer y hoy aparecen estas cosas aquí y... ¿Se está ocultando de mi? -Pregunto triste al pensar en aquello.

—¿Algún problema en el trabajo? -

Paimon se acerco al escritorio tomando la carta para verla levemente, parecía ser del Omega. Miro si esta ya estaba abierta dándose con la sorpresa de que seguía sellada.

—¡El trabajo! ¡Es eso! Hoy iba a ir a trabajar de cazador, quizás... -Ni siquiera término de hablar cuando un nudo se formó en su estómago, el sentimiento de miedo se hacia más presente carcomiendolo por culpa de sus propias palabras. —Le iré a preguntar. Ahora regreso.

—No, no. Si él está así ahora, no es momento de que vayas. Espera un poco. -Lo detuvo Lumine poniéndose en medio de la puerta impidiéndole el paso al alfa quien intentaba quitarla de en medio.

Tartaglia deja de actuar como un dramático y lee la carta. Utiliza el cerebro antes que el corazón por un momento.

—¡Lumine, sal de mi camino! Mi omega me necesita.

—¡No, ¿Qué pasa si lo arruinas?! ¡Ya avanzaste lo suficientemente como para echarlo a perder todo! ¡TARTAGLIA! -Grito enojada al ver como el alfa la ignoraba para salir por la ventana empezando a correr en dirección a la finca.

—¡Vayamos a detenerlo! ¡Si lo arruina terminaremos escuchando sus lloriqueos! -Advirtió Paimon haciendo que ambas empezarán a correr siguiendo al alfa.

Bajaba y subía escalones tan rápido como sus piernas le permitían, casi rodando por estos al tener pequeños tropiezos. Ignoraba todo a su alrededor, incluso la lluvia que empezó haciendo su camino más resbaladizo.

Cuando llegó a casa ignoro a la vecina subiendo las escaleras tan rápido como pudo al saber de memoria la casa del Omega. No esperaba encontrarse con Zhongli saliendo de esta.

—¡Zhongli! -Grito sorprendido deteniéndose frente a este sujetándose de la pared recuperando aire. —¡_________! ¡_________, ¿Esta despierto?! Necesito hablar con él.

—Oh... Se acaba de quedar dormido.

—¿Sabes que le sucede? Esta actuando raro.

—No lo se. No me dijo nada de eso.

—¿Qué te dijo?

—No voy a decirlo. Estaría rompiendo nuestro contrato. -Se negó mientras que bloqueaba el camino de el alfa quien empezaba a perder la paciencia.

—¡Necesito hablar con él! -Exigió ya perdiendo la paciencia y cabeza, la falta de información le ponía los nervios de punta asustandolo más.

—Él no quiere hablar contigo ahora mismo.

—¡¿Él no quiere o tú no quieres que hable con él?! ¡Deja de meterte!¡__________!

—¡TARTAGLIA, NO! -Intento apartarlo de la puerta utilizando su voz.

—¡No puedo dejarlo! ¡_________, necesito hablar con él, por favor! Tengo miedo, ¿Si? No saber de él me aterra y aún más no poder verlo... ¿Qué fue lo que pasó? -Le preguntó a él en busca de respuestas a sus múltiples dudas que empezaban a doler en su pecho. Aquella sensación asfixiante que lo sofocaba al punto que hacían que las lágrimas se formaran en sus ojos por el dolor emocional que eso le formaba. Sin obtener ninguna respuesta, solo la mirada de lastima y pena que le tenía el otro alfa frente suyo. —¿A-Al menos él me esta escuchando? ¿Esta ahí? ¿Me quiere ver? ¿Puedo hablarle? -

Negó con la cabeza viendo como él recomponia su postura con la mirada baja antes de irse intentando que nadie viera sus lágrimas. Se sentía aterrado, confundido y lastimado.

—Si te hace sentir mejor. Él se siente un poco enfermó y te escribió una carta... No se si te habrá llegado. Leiste la carta, ¿Cierto?

¡Tartaglia, la carta! ¡__________ esta diciendo que esta enfermo! -

Escucho el grito de Paimon quien se acercaba con la viajera sosteniendo en sus manos la carta ya abierta por culpa de la curiosidad de la albina.

No sabía cómo sentirse.

𝐋𝐈𝐍𝐃𝐎 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀 ⎯⎯⎯⎯⎯⎯  TARTAGLIA X MALE READERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora