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Capítulo tres

Dagust no era un pueblo débil, había mostrado en más de una ocasión lo audaz que eran en batalla. Cada miembro de la familia fue entrenado para el fin de pelear con su vida. Lastimosamente los traidores no faltaron, logrando que los comenzarán a cazar en su mismo territorio.

Cuando Min recibió el mensaje del Alfa de Winter su sorpresa y sospecha tenían un mismo porcentaje en la situación. Sí bien, sabía que Winter era el más fuerte respecto al país, no garantizaba que quisieran ayudarlos sin nada a cambio. Al entrar al pueblo, todos los guardias lo recibieron cortésmente, sin bajar completamente la sospecha de algún movimiento imprevisto, pero tampoco con una defensa agresiva.

Su confianza no era fácil de ganar, aún así decidió creer en Taeyang y aliarse a él. La llegada a Dagust fue una clara esperanza en el Alfa de Winter. Su territorio estaba destruido, las casas en las que una vez, más de la mitad de sus hombres habían habitado, ahora se encontraban deshechas en cenizas. Realmente ponía fe en la diosa para que Winter le ayudará y unieran sus pueblos, si continuaba luchando sólo, aparte de perder a su territorio perdería también a todos sus hombres.

—Tío, has llegado —la voz de su sobrino lo sacó por completo de sus pensamientos.

—Soobin, creí que estarías entrenando.

—El entrenamiento acabo hace una hora —comentó el gamma. Min observó a su sobrino, su complexión era delgada sin mucho músculo pero sin parecer enfermo. No era un omega, como lo había pedido Kim, pero sin duda Soobin era alguien perfecto para ser la pareja del futuro Alfa de Winter. —¿Sucede algo tío?

Min sonrió negando.

—Hay cosas que debo pensar —dijo, restándole importancia. Todavía había tiempo para buscar a una pareja digna de Winter.

—Padre comentó que te reuniste con el Alfa de Winter —las palabras del gamma fueron en tono bajo, sino fuera porque era alfa podría no haber escuchado.

—Lo hice. Se van a aliar a nosotros contra Leek —no podía dar mucha información.

—Eso es genial —la sonrisa que brotó de los labios de Soobin fue suficiente para que Min sonriera también.

—¿Has pensado en casarte? —cuestionó de repente. Soobin abrió sus ojos con sorpresa y tragó saliva con dificultad.

El aroma dulce característico de los gammas se intensificó demasiado a su alrededor, Min tuvo que reprimir un gruñido de disgusto ante las feromonas extremadamente empalagosas que Soobin soltaba.

—Lo lamento, no debí preguntar eso —se disculpó, su mandíbula estaba tensa, evitó inhalar el aroma a chocolate y miel que su sobrino desprendía.

—Esta bien —dijo Soobin, sus mejillas se encontraban rojas de vergüenza, eso no evitó que dijera lo que pasó por su cabeza: —Si el Alfa de Winter busca un lobo para casarse, estaré dispuesto a hacerlo.

Min asintió, agradecido por la disposición de Soobin.

—En realidad es su hijo quien busca una pareja.

—¿Taehyung se quiere casar?

—¿Lo conoces?

Soobin emitió una risita nerviosa.

—Algo así —expresó con timidez. —No hay nada que no sepa de él.

—Si es así, entonces ya tengo al lobo correcto para Winter.

Soobin asintió y una enorme sonrisa se mostró en su joven rostro. Min le dió una última mirada antes de dirigirse a su habitación.

[•••]

Tras una pelea dura en la que el pueblo de Dagust resultó victorioso, Leek terminó por dar paz entre ambos territorios. El ejército que Winter mandó a su pelea, se retiró en cuanto su recuperación acabó. Concluido aquello decidieron festejar su victoria invitando a todo Winter a su territorio en un acto de respeto entre ambos pueblos.

—Sonrie un poco alfa —regaño el gamma, un lobo pequeño de melena rubia y piel de porcelana. Su primo volcó los ojos en señal de molestia, le dió la espalda al gamma y se dedicó a mirar el paisaje.

—Eres un amargado insoportable —bufó el lobo.

Eran los únicos que iban en al auto, sus padres abordaban el auto que guiaba el suyo. Dos horas duraba el viaje, aún no llegaban y Taehyung ya se quería ir. No era amante de las fiestas, solía desaparecer en cualquier convivio en Winter y ahora se encontraba yendo hasta Dagust, solo porque su padre le pidió asistir.

—Mira que horror —exclamó el gamma. Taehyung miró hacia él, creyendo que era algo malo, suspiró de mala gana al darse cuenta que su primo peinaba su cabello con rapidez.

—Eres demasiado ruidoso Jimin.

—Y tú demasiado antipático —rebatió el gamma.

Taehyung fue el primero en bajar del vehículo cuando esté se detuvo por completo en medio de una calle casi solitaria. Jimin se le unió segundos después acomodando su saco y colocándose detrás de él. Al ser un gamma su aroma era mucho más dulce que el de un omega, en varias ocasiones eso ha provocado conflictos con alfas. En Winter no se atrevían más allá de una mirada de disgusto, sin embargo eso no aseguraba que en Dagust hicieran lo mismo.

—No camuflajes tu aroma —dijo el alfa.

—Lo haré cuando sea necesario.

Taehyung le dedicó una mirada de reproche a su primo, que no tuvieran una buena convivencia entre familia no significaba que dejaría al gamma solo durante la velada. El camuflajear su aroma le haría sentirse débil, lo que llevaría a estar aún más al pendiente de él. Todos sabían que Jimin amaba disfrutar los momentos, en cuanto al aire libre se referían, que estuviera preocupado por incomodar a los lobos era lo que menos querían para el gamma.

—Mantente cerca de la familia.

Jimin le dió un pequeño empujón hacía delante.

—Camina ya.

Siguieron el camino recto que les había recibido, el alfa se mantenía alerta ante cualquier cosa y Jimin lo seguía detrás con un poco de nervios. Llegaron a un lugar repleto de lobos, aromas mezclados se lograban percibir en el ambiente. Una mujer con un vestido blanco elegante se acercó a ellos.

—Bienvenidos a Dagust. Soy la cuñada de Min, Yeming.

—Un gusto, soy Taehyung.

—Yo soy Jimin.

—Adelante están en su casa.

La música suave era una buena combinación con la decoración forestal de la fiesta. Al ser al aire libre el viento soplaba con calidez, los adornos bailaban y el aroma a bosque se hacía presente en pequeños momentos.

—Quiero comida —pidió Jimin.

El alfa suspiró.

—Te veré desde aquí.

Jimin paso a su lado y caminó hasta el buffet de comida, dos lobos adolescentes se encontraban ahí. Lo miraron sin disimulo alguno y sus expresiones daban a entender lo mucho que les disgustaba su presencia.

—Uhg, es demasiado dulce —murmuraron entre ellos.

El gamma intentó ignorarlos dedicando su mirada solo a la comida pero cada vez que escuchaba un comentario sobre su aroma este se intensificó, sin lograr controlarlo. Sus nervios comenzaban a alterar a su lobo e intento camuflajear su aroma pero era demasiado fuerte.

—Tranquilo —una voz susurró detrás de él. Sin saber de quién se trataba aceptó el abrazó que le brindó aquella persona. —Todo está bien. Están a salvó.

Su lobo pareció reconocer el aroma que enseguida lo envolvió y se comenzó a relajar en su interior. No entendía lo que sucedía, no había tenido una reacción tan extrema como lo hizo en esa tarde.

¿Qué es lo que pasaba?

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