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Capítulo cinco

La familia de Hoseok había salido hace más de dos horas, pudo escuchar que se reunirían con el jefe de su padre Yeon, pero no estaba seguro. A decir verdad, no le molestó escuchar a sus padres que se quedaría en casa, se acostumbró a eso.

Por ello se dió una ducha rápida y cambio su ropa, preparó botana y se desplomó en el sofá dispuesto a disfrutar de la película que Jungkook le había hecho el favor de rentar. Cuando terminó su primer tazón de chatarra fue a llenarlo de nuevo.

Después de una hora y media el sueño comenzó a consumirlo, logrando que se durmiera en la sala con la televisión encendida. No supo qué fue lo que le despertó primero, la respiración que sentía en su cuello o el silencio que reinaba en su casa.

Se sobresaltó al sentir algo húmedo en su piel, reaccionó con miedo, sus ojos enfocaron a la persona que se cernía sobre él en el sofá. Y pateó su estómago lo más fuerte que pudo alejándolo de su cuerpo.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo lograste entrar? —cuestionó con enojo, tratando de ocultar su miedo.

Hoseok se alejó del sofá, estando de pie camino lejos de él y busco con la mirada algún objeto que le ayudará a defenderse. Se arrepintió de no haberle dicho a su familia la desconfianza que Taewan le transmitía.

—Te di la oportunidad de elegir. Ahora será a mi modo.

Taewan caminó hacia Hoseok con la intención de acorralarlo, alcanzó su brazo cuando intentó correr hacia las escaleras. Peleó contra Hoseok y recibió un rasguño en su mejilla de su parte. Su lobo se enfadó por aquello y ejerció más fuerza en el cuerpo del castaño, Hoseok gimió de dolor ante las manos de Taewan que sostenían sus muñecas.

—Deja de hacerte el difícil —gruñó el lobo. —, Sé que también quieres esto.

—Estás demente

Una vez más Hoseok luchó por zafarse del duro agarre de Taewan pero éste apretó aún más sobre sus muñecas. Hoseok tenía miedo y no sabía que hacer. Lo que intentaba sólo le provocaba más dolor, lágrimas comenzaban a llenar sus ojos.

Hoseok chilló cuando Taewan lo arrojó sobre el sillón grande, sin darle tiempo de reaccionar se posicionó encima de él, volviendo a tomar sus muñecas dejándolo estático en su lugar y se acercó a su cuello.

—Serás mío.

—Taewan detente. Soy hermano de tu mejor amigo, piensa en su amistad —el terror se escuchó en sus palabras.

—Me acerque a Miseok solo por ti, hice que confiará en mí para poder estar contigo —confesó Miseok sobre la piel del castaño—. Admito que me sorprendió que tu familia fuera tan estúpida que también creyeron en mí.

Las lágrimas abandonaron su lugar y bajaron sobre su piel. Hoseok estaba aterrado, miró a Taewan cuando esté alzó su rostro hacia él y su miedo creció mucho más, los ojos de él no eran del característico marrón que siempre había visto, sino que un tono rojizo llenaba toda su pupila.

—Tus ojos —el temblor en su cuerpo y la sorpresa lograron que Hoseok tuviera que tragar saliva para terminar de hablar—, Tus ojos son rojos.

—No soy el único que quiere poseerte —dijo Taewan, una sonrisa ladina surgió de su boca—. Mi lobo ha esperado mucho por tí.

Las cejas de Hoseok se unieron sobre su frente, confundido por las palabras del de melena dorada.

—¿Tu lobo?

Taewan bufó e ignoró la pregunta de Hoseok para comenzar a desabrochar la camisa del castaño. Él se removió bajo su cuerpo y logró safar una de sus muñecas, cuando estaba a punto de volver a tomarla está se colocó sobre su pecho.

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