Steve - La heladeria

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Los chicos me habían mandado a buscar a Steve en la heladería, ya que habían quedado todos en casa de Dustin para ver una peli, y a mi me tocaba recoger a Steve.

Llegué y vi la heladería ya cerrada, lo normal, ya la mayoría de comercios estaban cerrados, aun así levanté un poco la barrera para poder pasar por debajo, sabia que Steve seguía ahí.

- ¿Steve? ¿estás aquí? -pregunté entrando a la sala de atrás.

Lo que me imaginaba era encontrar a Steve cambiándose y que solo llevara puesto un boxer.

- Joder -dijo girándose hacía ti. - me has asustado, creía que había entrado alguien random.

- ¿No vas a taparte por mi? -susurré aun sorprendida por la imagen ante mis ojos.

- Podrías quitarte ese maldito vestido tan pegado que llevas y así estaríamos en las mismas. -dijo con voz ronca y mis piernas temblaron.

Mis ojos fueron directos a su entrepierna, en la que se marcaba un gran bulto pidiendo salir de ahí como fuese.

- ¿Qué me harías si me quitara el vestido justo ahora? -pregunté notando mis mejillas arder.

- Quítatelo. -demandó Steve.

Se acercó a mi lentamente y yo me quité el vestido dejándolo caer a mis pies, revelando que no llevaba sujetador, tan solo un pequeño tanga rosa de encaje, que me tapaba lo mínimo.

- Mierda. -susurró Steve y terminó la distancia que había entre nosotros.

Sus labios se estamparon contra los míos en un beso húmedo y descontrolado, sus manos subieron a mis pechos y los masajeó como quiso, haciendo que gimiera.

Necesitaba más y Steve se dio cuenta, alzándome haciéndome quedar con las piernas alrededor de su cintura, él caminó hasta que mi cuerpo chocó contra algo frío causando que soltara un gritito. Estaba sentada encima de donde tenían los helados.

Conseguí bajar el boxer de Steve, revelando esa gran bulto que hizo que me atragantara con mi propia saliva, era enorme, justo como me lo había imaginado todos esos años desde que lo conocía y por fin iba a ser mío.

Steve gruñó cuando envolví mi mano en su gran polla, consiguiendo así que sus hábiles dedos viajaran hasta mi apretado y húmedo centro.

- Joder estás empapada, así me gusta nena, que estés lista para mi.

Y metió dos dedos de repente haciéndome gemir de puro placer, rápidamente encontró mi punto débil y mis piernas empezaron a temblar.

- Steve voy a...

- Aún no nena, quiero que te corra alrededor de mi. Quiero sentirte.

Sacó sus dedos de mi, dejándome vacía, pero al instante la punta de su polla estaba jugando con mis pliegues, empujando lento y volviéndome loca.

Enredé mi mano en su pelo tirando un poco hacia atrás y el entró en mi de una sola vez, era muy grande, se quedó quieto unos segundos para que me adaptara a él.

- Fóllame Steve, por favor. -rogué como pude.

Él no dudo un segundo y sus embestidas empezaron a ser brutales, la nevera en la que estaba sentada se movía al ritmo de Steve, y cuando nos dimos cuenta, mis muslos estaban cubiertos de helado, de casi todos los sabores, junto con mis manos y las de Steve. Eso no fue excusa para que Steve parara, al contrario, sus embestidas se hicieron más fuertes, anunciando que él estaba cerca.

- No te corras nena, he cambiado de idea, solo aguanta por mi.

- No aguantaré mucho..

Steve embistió con más fuerza, haciendo que mi culo y muslos se empaparan de más helado, hasta que se liberó dentro de mi, aguanté como pude al notar como su polla se contraía dentro mía, hasta que la sacó y casi lo mato por dejarme a medias.

Pero él rápidamente se arrodilló y empezó a lamer el helado que estaba esparcido por mi culo y mis muslos, lo lamió todo, haciendo que sufriera en cada lamida por la necesidad de que llegara a mi punto palpitando. Hasta que llegó y su lengua, ahora fría por el helado, se adentró en mi, lamiéndome de forma brusca, metió un dedo y no pude aguantar más, solté el orgasmo que tanto había aguantado y Steve sonrió contra mi sexo aun palpitando.

- Vamos nena, no queremos llegar tarde. -sonrió y me ayudó a vestirme.

- Eres un imbécil, Steve Harrington. - me reí mientras salíamos de la heladeria.

- Un imbécil que esta noche después de la película va a conseguir que grites su nombre otra vez.


One shots - Eddie Munson / Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora