PARTE 1

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Después de tantas relaciones fallidas, conocer gente, hacer y deshacer planes sigo en la búsqueda del ansiado amor. Me llamó Jimena, tengo 24 años y hace más de tres años que cambie toda la comodidad y el confort de la ciudad por venir a vivir a la costa y ¿Por qué un cambio tan radical? ¡Bueno! Por el bendito amor, una desilusión amorosa me llevó a cambiar un poco el ritmo de vida, vivir a unas cuantas cuadras de la playa tiene sus ventajas. Me dedico al mundo gastronómico ya que soy chef de profesión, cuándo vivía en la ciudad trabajaba en la cocina de un Restaurant - Hotel  cinco estrellas, me iba de maravilla, tenía buena vida y la verdad es que no me podía quejar hasta que me rompieron el corazón y decidí renunciar a todo.

Mi vida en la costa se basa en mi trabajo, salir de fiesta, vivir sola y trabajar en un restaurante, aunque es pesado por el horario que tengo siempre buscó la manera de divertirme. Estaba en mi apartamento tipo seis y treinta de la tarde-noche era mi día libre y estaba pensando en salir a despejarme un poco pensé en mi amiga Ana pero de seguro no iba a poder ya que era médico y siempre estaba en una guardia en el hospital, Ana es la única amiga que me he conseguido desde que llegué a este lugar, lástima que no es lesbiana, porque si no desde cuándo ya me la hubiese llevado a la cama —Risas— me describo cómo una chica alta, delgada, de cabello largo castaño oscuro, liso, tez blanca y ojos color miel y con una buena táctica a la hora de conquistar chicas, ya que tengo dos cosas mi favor, la primera, el gusto por la cocina y la segunda, tengo buen humor, con plus... un maldito exceso de confianza. —"Qué engreída— pensé mientras me miraba al espejo arreglándome para salir. 

El Malecón, es como se llamaba la zona dónde vivo, aquí tengo muchas opciones hoteleras para visitar, así que unos de mis bares favoritos estaba cerca de mi residencia y fui hasta allá, tenía mucho tiempo sin ir ya que mi horario de trabajo no me lo permitía, era un lugar discreto y elegante así que caminé unas cuadras, entre directo a la barra, el lugar estaba medio vacío se escuchaba música de ambiente no estuve mucho rato en la barra y me fui a una mesa individual, unos minutos después entraron al lugar unas chicas las miré de reojo y captó mi atención una en especial, su estilo era muy diferente a las demás, lucia como tomboy, entre el escaneo que le hice noté que llevaba unas zapatillas blancas, pantalones de cuadros bien ajustados con una franela pegada al cuerpo color vino tinto, su cabello rubio liso, suelto, de piel bronceada y sus ojos eran de color como el mar. ¡Me encanto su estilo varonil!, trataba de no mirarla tanto pero era imposible no verla, estaba embobada con ella, moría por saber su nombre.

—Es linda, ¿No? — mi pensamiento se interrumpió con la voz de la mesera, por cierto, muy atractiva también. —¿Quién es linda? — le respondí con una pregunta haciéndome la desentendida, la mesera volteo los ojos, —¡Ay! No te hagas la loca qué bien sabes de quién habló— dijo —Tengo rato viendo que la estás observando— risas. —Ok, vale me agarraste, ¿Cómo se llama? — la chica me miro con picardía, —Se llama Ellen, y es la hija del dueño— me contestó.

—Pero cómo que no viene mucho aquí, porque no la había visto— le dije

—No tanto, pero ahora se está haciendo cargo del local— en un movimiento un tanto apurado se despidió.

—¡Bueno! Te dejo, cualquier cosa estoy en la barra— y antes de irse le pregunté su nombre.

—Daniela, me llamó— me contestó picándome el ojo derecho. 

El bar se estaba empezando a llenar y yo seguía en el mismo lugar, dos que tres personas se me habían acercado para invitarme una copa o a bailar, pero a todos los rechacé, mi interés seguía en Ellen, ahora tenía un nombre. Me levanté de mi mesa y fui a la barra, llamé a Daniela y le dije que le llevará un trago a Ellen de mi parte. Ese bar tenía una particularidad, siempre encontrabas chicas lindas pero esa noche me había dejado sin palabras ella. Minutos después Daniela se le acercó con la bebida, ella la aceptó y con una sonrisa tomó la copa me hizo un gesto de brindis y se la tomó hasta el fondo, le devolvió la copa a Daniela y regresó a la barra. Esperé con ansias a que la mesera volviera.

Mi Chef FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora