PARTE 3

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Al día siguiente me desperté tipo 10 de la mañana, para la hora que me acosté no dormí nada, mis pensamientos estaban con Ellen, podría jurar que me quedé viendo el techo cerca de 40 min. "Yo sé lo que quiero, pero ella, ¿Querrá lo mismo?" me asaltó un pensamiento. Cómo ese día lo tenía libre lo aproveché para hacer algo por mí y para mí, ¡Basta! De pensar en Ellen, me levanté, me bañé, desayuné y decidí irme a la playa más cercana, Isla Larga, mi cuerpo y mente pendía un day off, así que arreglé un pequeño maletín, un bikini y pa' la calle. Ese día lo tomaría solo para Jimena, no Ellen, no bar, solo el mar y yo.

A las 2y30 de la tarde decidí almorzar, cuando de repente una silueta de un cuerpo espectacular me tapaba los rayos del sol, no podía ver muy bien quién era así que espere que mi vista se estabilizará y cuando logre el enfoque para ver que era ella, era Ellen parada en frente de mí. "¡Oh! Dios" dije para mí, ella estiro la mano ofreciéndome una cerveza, levanté la mirada y me encontré con esos ojos azules hermosos que ya me habían quitado el sueño antes.

—¡Toma, brindemos! — me dijo

—¡Ah! Mira, ahora me estás siguiendo— le dije.

—¿Pero por qué siempre soy yo la que te sigue? — dijo con una risa —¿Acaso tu no me sigues? Anda, Jime, No seas paranoica, Isla larga es una bella coincidencia.

—Bueno, aquí es cuando me toca fingir que te creo— extendí mi mano para aceptar la cerveza, no me podía negar, el calor era infernal.

—Te invito a comer ¿Aceptas? — le pregunté.

—Ok, pero primero vamos a entrar al mar, muero de calor— me tomó de la mano casi jalándome y me llevó cargada en su hombro para después tirarnos al mar, jugamos, nos reímos e intenté robarle uno que otro beso pero ella no se dejó dar uno, después salíamos del agua me tomó de la mano y una corriente paso por toda mi columna, está demás decir que me encantó esa sensación, luego nos dirigimos hacia un puesto de comida que había, la comida era excelente y por supuesto la compañía hacía que todo fuera placentero.

—¿Por qué no nos quedamos? — me preguntó.

—¿Dónde, aquí? — le respondí un poco incrédula. —Pasaría el resto de mi vida contigo... —

—¿Pero? — contestó

—Aquí no... mejor regresamos al malecón—

Regresamos nuevamente a dónde vivíamos, el viaje de regreso se hizo de una forma un tanto silenciosa pero no incómoda. La deje en la puerta de su casa, agradeciéndole el momento.

—Gracias por este día maravilloso—

—Gracias a ti— me contestó, viéndome fijamente a mis ojos.

—Una cosa qué te tengo que preguntar, ¿Cuál es tu juego? — Un silencio se hizo presente.

—Desde hoy haré que tú quieras que yo este a tu lado— me quedé paralizada y procesando cada una de sus palabras, no entendí si eso sería bueno o malo para mí, no sabía si era momento de huir o disfrutar del momento. En un inicio mi "objetivo" era irme a la cama con ella, pero claramente eso para mí había cambiado y ¿Ella realmente buscaba algo real? Un sonido interrumpió mis pensamientos, era el tono de su celular.

—Lo siento, tengo que irme, nos vemos mañana en la noche en el bar— No podía articular palabra así que solo asistí y ella se retiró plasmando un beso en mi mejilla.

Me fui directo a mi apartamento, dormí toda la noche y al despertar sentí en el pecho el sentimiento de necesidad de estar con Ellen, no sabía si necesitaba de sus besos, mirarme en sus ojos, de su voz o de ese calor que sentía al estar cerca de ella. La llamé puesto que yo tenía su número y ella el mío no.

—¡Hola! Bella. ¿Cómo está la mañana? — pregunté todavía en la cama.

—¡Hola! Linda, qué bueno que llamas estaba buscando tu número, pero no lo tengo a la mano. Escucha, el bar no abrirá en 3 días por remodelación... Y estaba pensando en invitarte a un viaje a Caracas, ¿Quieres venir conmigo? — me comentó a la espera de una respuesta de mi parte. Estaba muy emocionada, y como negarme con ella.

—Ok. Claro, ¿Cuándo nos vamos? — respondí.

—Pues, está misma tarde. ¿Qué tal si te veo en el bar tipo 4pm?

La llamada finalizó y empecé a empacar una maleta, no sabía exactamente qué llevar puesto que no le pregunté a Ellen a qué íbamos. Sentía extraño volver a Caracas ya que hace años salí de allá y sinceramente no me hacía falta, me había hecho independiente y tenía una estabilidad económica. Sin olvidarme de Ana, mi amiga la llamé para decirle que no estaría en el malecón por unos días, ya en el bar vi a Ellen, siempre linda, siempre bella, me dio una sonrisa y se le veía muy energética. —¿Lista? — preguntó. —Siempre—me dio un beso en la frente y tomó mi mano dirigiéndome al carro que ella manejaría. El viaje sería de un aproximado de 3 a 4 horas en autopista, iba muy pensativa, ligeramente había un huracán en mi cabeza.

—¿Qué te pasa? — me preguntó tomando mi mano —estás muy callada—

La miré y le sonreí. —No, nada. Solo que hace tiempo no voy a la ciudad.

—¿Seguro es eso? — me dijo.

—Sí, seguro no hay nada que esconder— le respondí viendo al frente.

—Ok. En ese caso tranquila. ¡Será divertido lo juro! — le dio un beso a mi mano.

—Otra cosa, ¿A qué vamos con exactitud? —

—Te comenté qué soy Personal Trainer, pero por compromisos con el bar he descuidado a mis clientes, la pág web, redes sociales, en fin, son proyectos muy lejos del bar que necesito retomar— comentó —No nos va a tomar tanto tiempo—

—Ok. Perfecto—

De pronto, soltó mi mano para colocarla en mi entrepierna, haciendo que mi respiración se acelerará, —Hace días que lo que quiero es comerme algo que tú tienes— apretando su mano en mi vagina. —Quiero devorarte—

Mi Chef FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora