Esa es la parte fácil

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"Esto es por Astoria, esto es por Astoria, esto es por Astoria... "

Su propio bucle, uno en donde estaba encerrado desde que ese pequeño mago fue depositado en sus manos.

  Sin embargo, perdía fuerza con cada hora que pasaba. Esa línea que marcaba el deseo de su difunta esposa se desvanecía y era remplazado por su propio anhelo.

Y si bien llevaba más de cuarenta horas sin dormir, proclamaba, con una mano en el corazón, que valía la pena.

Claro, el miedo, la ansiedad e inquietud no disminuyeron ni un poco. Por suerte, o quizás para su desgracia, no tenía tiempo para pensar mucho en eso antes de que Alioth reclamara su atención nuevamente.

¿Era posible que la situación no fuera tan mala como la imaginó en un principio?

—Hola, Alioth, soy papá —Le habló, si bien no con el irritante tono que Harry usaba, con uno infinitamente más suave del que usaría con un adulto.

Alioth arrugó su carita, azotándolo con pánico inmediatamente; ese terror que le carcomía de solo verlo inconforme no podía ser normal, no era posible que estuviera doblegado ante la voluntad de un ser que acaba de conocer ¿Verdad?

  ¿Se supone que eso era ser padre? ¿Estar asustado y sentir que lo arruinabas todo el tiempo?

No se imaginaba a su padre en la posición en la que se encontraba. Tal vez porque Lucius si estuvo al tanto de su llegada, por lo que tuvo unos privilegiados nueve meses para preparase. A eso tenía que deberse su torpeza e inseguridad, Harry lo había cogido desprevenido.

Su primer pensamiento fue que ese niño era su castigo divino por el daño causado a Astoria, excepto que, no se supone que un "Castigo" te adormeciera las mejillas de tanto sonreír, ni te acelerara el corazón.

—Joder, Tori. Que macabra eras, mujer.

El pequeño rubio en sus brazos arremetió en risas ante eso, llenando el vacío silencio con sus infantiles carcajadas que le sacarían una sonrisa hasta al mismísimo Severus Snape.

—¿Te gustan las groserías eh, Alioth? —El bebé no detuvo sus incesantes risas, maravillando a Draco un poco más —Estoy bastante seguro de que decir estas cosas frente de ti me vuelven un mal padre.

Alioth se enserió, como si de verdad entendiera lo que salía de su boca y no estuviera para nada de acuerdo.

—Pues que se jodan, seré un mal padre entonces —Se preguntó seriamente si el niño tendría un interruptor de risas que se activara con palabrotas. Sus carcajadas eran contagiosas —¡Harry tiene que ver esto!

Harry... Su buen humor menguó un poco por el recuerdo del día anterior.

—¿Crees que fui injusto con Harry, Alioth? —Su hijo enredó sus manos en los mechones de cabello platinado que escapaban de su coleta, él ignoró los jalones a favor de su meditación —Está bien, soy consiente de que todo fue un trabajo y que fue más que amable en ayudarme. No obstante, una parte de mí esperaba que él... Que él quisiera quedarse. ¿Estoy loco, verdad?

La baba se escurrió por la orilla de sus rosados labios y le regaló una mirada divertida antes de jalar maliciosamente su cabello de nuevo, arrancándole un jadeo de dolor.

—Sí, definitivamente enloquecí —Afirmó, antes de luchar con los dedos ensalivados que no hacían más que enredarse en los mechones —Eres pésimo aconsejando, pero te perdonaré porque eres medianamente adorable.

Pinchó su mejilla y lo devolvió a la cuna, lanzando un hechizo para mantener sus juguetes flotando sobre él, queriendo entretenerlo.

¿Cuánto tiempo llevaba sin ducharse? No lo recordaba.

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⏰ Última actualización: Apr 12 ⏰

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