6: El Show debe Continuar.

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Bueno, aquí tienen y espero que valga la pena ;-;

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Minho entrecerraba los ojos debido al brillo de sol, especialmente cuando éste arrancaba destellos en el cabello rojizo de Misuk, que revoloteaba frente a él con auténtica alegría.

El chico cargaba su mochila y la de la chica, agradeciendo que fuera el último día de clases antes de un largo verano para prepararse a su ingreso a la universidad, él y Misuk entusiasmados por seguir estudiando juntos. Pero la bienvenida al verano era recibida por un circo ambulante que estaba instalado cerca de los campos, por la carretera que llevaba a Seúl; de un lado estaban las vistas a la playa y del otro se extendía pastizales amarillos demasiado altos con uno que otro árbol.

Profanando el descampado en algunas áreas con remolques y carpas, se había instalado El Asombroso Circo de Yellowood, abriendo lo que parecía una pequeña feria para que todos los visitaran durante el día, incluso si no tenían una función programada. Misuk había escuchado que tenían una Casa de Fieras, insistiendo a Minho en ir a ver los animales, esperando poder acariciarlos si se les permitía.

Seungmin y Felix prometieron alcanzarlos en el circo, teniendo que hacer sus propias cosas antes de tener el día libre, así que Minho se vio envuelto por el entusiasmo de Misuk mientras caminaban entre las caravanas, el cabello rojizo de la chica siendo la única forma en la que podía reconocerla ante la multitud.

Mientras la escuchaba hablar sobre la posibilidad de ver un tigre de bengala de cerca, un brillo entre caravanas hizo que Minho se distrajera por completo, dudando en sus pasos hasta detenerse, dejando que Misuk siguiera su camino en dirección al tigre de bengala mientras Minho tomaba su propia ruta, desviándose por completo del propósito y sorteando cuerdas, cadenas y lo que parecían eses de elefante hasta llegar a la parte trasera de toda la feria, un lugar completamente aislado bajo el imponente sol.

Había un fardo de heno realmente grande cerca, un bebé elefante berreaba de vez en cuando, arrojando el heno en dirección hacia el chico que se encontraba cerca de él como si fuera confeti. Lo que parecía una diana se encontraba a varios metros de distancia, varios cuchillos regados a su alrededor, apenas un par clavados en el blanco.

Y en medio de todo eso estaba un chico; su cabello era una maraña color miel, tan desordenada que casi ocultaba su rostro, tenía restos de paja entre las hebras de su cabello, mechones empalmados de sudor, rostro enrojecido por el calor; usaba una larga camisa blanca que se lo tragaba por completo con manchas de cosas que Minho prefería no pensar, además de pantalones de mezclilla y botas enlodadas.

En su mano se balanceaba un enorme cuchillo plateado, el sol reflejando su brillo momentos antes de que el chico, aparentemente menor que Minho, lo lanzara por los aires en dirección a la diana, sin suficiente fuerza como para que éste fuera clavado en la madera, lo que hizo que el chico gruñera y el elefantito arrojara otro puñado de heno sobre su cabeza.

—Deberías cambiar la forma en la que estás parado—habló, haciendo que el desconocido mirara bruscamente en su dirección con alarma—Si distribuyes tu peso de manera uniforme, podrás lanzarlo de forma más efectiva.

El chico parpadeó, apartándose el cabello del rostro lo suficiente para que Minho contemplara dos enormes ojos castaños mirándolo con lo que parecían cientos de estrellas, aunque tan sólo era el reflejo del sol en ellos, haciéndolos lucir más claros, color caramelo.

— ¿Cuánto tienes ahí espiando?—cuestionó el desconocido, su ceño frunciéndose.

—No mucho—admitió el pelinegro encogiéndose de hombros—Lo suficiente para verte errar el tiro.

El Circo de los Hermanos Bang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora