6. Nuestra primera vez

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¿Qué estoy haciendo?

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¿Qué estoy haciendo?

No dejo de hacerme la misma pregunta una y otra vez, mientras salgo de casa arrastrando una gran maleta y sosteniendo un boleto en la mano.

¿Cómo es que algo tan grande pudo nacer y mantenerse a distancia durante tanto tiempo?¿Acaso estoy loco?

Me repito una y otra vez.

«Nunca antes sentí por nadie lo que sentí por ti desde aquella primera vez, cuando te conocí y tantos años después estaba arriesgando todo por ir tras mi felicidad.»

Pensé que mi familia se opondría cuando dije que viajabas al mismo lugar que yo para poder por fin estar juntos, sin embargo me sorprendió mucho recibir su apoyo y ese fue el empujoncito que necesité para ser valiente y decidir. Porque no importa lo que pase en el futuro mientras estemos juntos Tú y Yo.

Estoy tan enamorado que mi corazón ya no quiere parar.

«A pesar de hablar durante meses y conversar durante todo el viaje, en ese momento —ahí— de pie uno frente al otro, sólo nos embargaron: un profundo silencio y recurrentes lágrimas. Estábamos inmóviles, ¡Tan nerviosos! Dios, no importaba cuántas personas estuvieran mirando la escena, lo único importante era que por fin estábamos juntos.»

¿Quién dio el primer paso?

A decir verdad, nunca lo supe, pero en ese momento, no sólo tus brazos me sostienen sino que tus labios besan los míos, unidos por un suave toque que hace latir mi corazón rápido y lento a la vez. La emoción me embarga y una vez más compruebo que solo tú y nadie más que tú puede hacer que sienta esa agitación nerviosa en la boca del estómago.

«Tanto tiempo por recuperar, tantas cosas de las que hablar, pero en ese momento, todo podía esperar. Ese momento era sólo para sentir a través de un tierno beso, el inmenso amor que nos unía».

La gente nos observa y murmura, mientras las lágrimas no cesan y se unen a nuestros labios. Terminamos por separarnos, pero solo un momento porque ya no podemos estar apartados el uno del otro.

»Llegamos al hotel y dejamos el equipaje, y apenas lo hacemos, nuestros labios se buscan y ya no pueden separarse más, ya no hay lágrimas y nuestros cuerpos calientes sienten la necesidad de despojarse de todas las prendas que están de más...
Mi corazón late desesperado mientras tus manos tiemblan sobre mi cuerpo, cuando tratas de quitar mi camisa. Yo acaricio tus hombros mientras besas suavemente mi cuello y causas escalofríos en todo mi cuerpo. De pronto mi espalda está pegada a tu pecho y siento tus labios comenzar a recorrerla. Yo muerdo mi labio inferior sintiendo que si dejas de acariciarme saldré corriendo... estoy nervioso, avergonzado y muy asustado, pero amo cada minuto que estoy teniéndote para mí.

Cuando estamos al borde de la cama, pienso por un instante que dejarás caer mi cuerpo en ella, más me equivoco, porque completamente desnudos me das un beso en la frente y tomas mi mano, conduciéndome al cuarto de baño...

«Estaba demasiado avergonzado y tú como siempre, disfrutando el momento en que mis mejillas se tornaban rojas...»

Mi luna. Mi amado —dices, mientras repartes besos por todo mi rostro y labios, tus manos a cada lado de mis mejillas acunan mi rostro mientras el agua caliente de la ducha empieza a recorrer mi cuerpo.

Acomodas mi cabello, lo colocas detrás de mi oreja y me giras haciendo que coloque mis palmas sobre el cristal; besas mi cuello desde atrás y siento tus grandes manos acariciando mis muslos, tocando mis nalgas y viajando por mi espalda, luego pasan a mi pecho, te detienes a pellizcar mis pezones mientras tu lengua acaricia mi cuello, antes de que tus dientes comiencen a dejar pequeños mordiscos, y siento que me derrito cuando empiezas a restregar tu abultado miembro entre mis nalgas. Separas con tu rodilla mis piernas y siento que me derrito. «Aun ahora al recordarlo, siento tu piel en mi piel... vuelvo a vivir esa sensación y pienso que estamos nuevamente en esa habitación.» Por mi espalda el agua sigue corriendo, continuas besando mi cuello y una de tus manos abandona mi pecho para situarse en mi vientre, dibujas el contorno de mi ombligo con tu dedo y luego vas bajando delicadamente hasta llegar a ese lugar que desesperadamente ansia tu toque. Estoy a tu merced y me encanta, voy sintiendo que no sólo estoy húmedo en mi parte trasera por el agua que recorre mi cuerpo, también lo notas porque tu mano decide avanzar y pronto empujas suavemente desde mi pelvis logrando que mis nalgas se levanten para ti... logras introducir tu ya erguida virilidad y después de besar mi espalda solo escucho como un susurro tu voz que dice...

—Gun ¡eres mío! por fin...

«Se me sigue enchinando la piel, mi amor, al recordar cada palabra y la hermosa sensación.»

Hacemos el amor por primera vez, en la ducha; pero no todo terminó ahí ¡No!

«¿Lo recuerdas?... decidiste que cada minuto juntos debía valer la pena y pronto ya me encontraba boca abajo en la cama y tus manos presionando mis glúteos.»

Tus manos se deslizan hasta aquel lugar que anhela tu atención y tus dedos empiezan a acariciar el pequeño agujero ya humedecido por líquido preseminal. Empiezo a ajustar las piernas pero toda tu mano se posa en mi pene erecto, tomas mis caderas haciendo que me levante, quedando sobre mis rodillas.

«Yo siempre acostumbrado a hacer mi voluntad, en todo, me sentía expuesto y tú, cómo disfrutabas eso.»

Con una mano presionas mi espalda mientras te posicionas detrás de mí, tu pene penetra poco a poco y yo quiero gritar...

—Ahhh... Off...

Tus embestidas me hacen estremecer. Me hacen gemir. Vas más rápido y duro, me siento tan pleno, como hace mucho me había dejado de sentir.

El ritmo no baja pero en un momento siento como sales de mí. Te acuestas sobre tu espalda y me sientas sobre ti...

«Perdimos el control aquella tarde, tanto así que tuvimos que pedir el cambio de habitación. ¿Lo recuerdas aún?... claro que sí, estoy muy seguro de eso. Debo confesar que cada vez que recuerdo aquellos días, me transporto al momento exacto y es como si lo estuviera volviendo a vivir.»

Nuestro primer encuentro, nuestra primera anécdota, nuestra primera cama rota... Dos días juntos, cada fin de mes. Cada encuentro en un lugar distinto hasta que llegara el día de poder por fin encontrarnos cada noche y al salir el sol.

Nuestros encuentros siempre fueron maravillosos y cada vez me costaba más decirte adiós, era tan difícil vivir en países distintos.

Tu tan lejos de mí y yo sin ti...

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ 

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ 

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Until my end - HP3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora