Miércoles

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Ambos pilares, del agua y del insecto, mantenían su postura como tal adecuadamente.

Ante los ojos de sus compañeros y aprendices, ambos no eran más que compañeros, sin embargo, una vez que se encontraban lejos de la vista de todos, solían caminar juntos.

Los días de descanso eran prácticamente nulos, y un miércoles por la mañana, ambos pilares salieron en una misión juntos, la de exterminar a un peligroso demonio que atemorizaba un pueblo lejano, y que se había llevado la vida de varios cazadores.

Ambos seguían al camino de tierra por el bosque, totalmente vacío y silencioso, siendo sus voces los pocos sonidos reconocibles.

— Las flores aquí son preciosas, No es así? — preguntó la pilar, observando detenidamente los tulipanes que florecían en las cercanías.

— Supongo que sí — Respondió el pilar, con su frialdad hábitual.

— ¿No te gustan las flores?.

Tomioka se mantuvo en silencio durante algunos segundos, pero cuando ella lo miró, decidió responder.

— A mi hermana solían gustarle — mencionó — pero ella ya no está. No encuentro la belleza que la gente ve en las flores.

Kochou se mantuvo en silencio, las palabras de su compañero habían sido duras, sin embargo, rápidamente volvió a cubrir su rostro con su característica sonrisa, y explicó.

— Encontrar la belleza en las flores no se trata solo de observarlas, Tomioka-San.

Kochou se separó de su compañero, y tomó una pequeña rosa del suelo, cortando su tallo gentilmente y llevándola a su nariz.

—  La belleza de las flores...Es todo lo que las compone, su aromático y cautivador olor, su bello color que deslumbra entre su hogar, y con ello, el significado que le demos.

— ¿Significado?.

— Tomioka San, para mí, las flores transmiten un sentimiento — Dijo ella agachando levemente su rostro — al igual que a ti, estas flores me recuerdan a alguien muy querido... Transmiten tristeza, sin embargo, no es del todo malo, ¿por qué no lo intentas?.

Kochou extendió la flor hacia el rostro de su compañero, sin embargo este retrocedió levemente.

— No sé si te estoy entendiendo del todo, Kochou.

Tomioka dudó por algunos momentos sobre lo que su compañera le estaba explicando, sin embargo, ella cada vez acercaba la flor a su nariz, y dejándose llevar, olió con normalidad aquella flor de color rojizo.

En primer momento, el olor recorrió todo su cuerpo, un aroma que llegó a todos los rincones del mismo, fue una sensación extraña, sin embargo, cuando olió una segunda vez, un recuerdo pareció abrirse dentro de su mente.

— ¡Giyuu! — Escuchó; era una voz femenina que lo llamaba, cuando observó de dónde provenía, encontró el rostro de su hermana mayor, sonriente y deslumbrante.

— ¡Giyuu! ¡Encontré un montón de rosas, ven a verlas!.

Giyuu sonrió ampliamente, y salió disparado hacia su hermana para observar junto a ella un cúmulo de flores con verdes tallos que se levantaban frente a ellos.

— ¿No son preciosas? — cuestionó su hermana — Su color y aroma son fantásticos.

— ¿Aroma? — preguntó el pequeño Giyuu acercándose un poco a las flores — Yo no huelo nada.

— Ten cuidado, algunas pueden tener espinas — Sonrió ella.

— Las espinas duelen.

— Puede que sí, Giyuu, sin embargo, todo lo hermoso puede llegar a doler alguna vez, aunque no lo queramos — Mencionó ella mientras cortaba el tallo de una de las flores, levantándola hacia ellos — Por supuesto que no puedes oler nada, tienes que ponerla en tu nariz, y así podrás sentir su olor, prueba con esta.

Tsutako inclinó la rosa hacia la pequeña nariz de Giyuu, y este olió con profundidad la bella flor. En poco tiempo pudo sentir aquel aroma cautivador.

— Es...cierto, ¡tienen un aroma fantástico!.

— ¿Lo ves Giyuu? Las flores...son hermosas este día.

— ¡Tomioka San! — Gritó una aguda voz proveniente del frente.

Cuando Tomioka volvió en sí, pudo ver a Kochou frente a él, con la flor aún en la mano, y mirándolo preocupado.

— Disculpa, me perdí en mis recuerdos.

— Está bien, sin embargo...estás llorando — mencionó ella.

— ¿Eh? — Tomioka tocó su mejilla con la yema de su dedo, y pudo sentir la humedad de una gota, una lágrima estaba cayendo por su rostro.

— Yo, discúlpame — dijo Kochou, con un rostro claramente preocupado — ¿Te hice recordar algo malo?.

Tomioka se quedó en silencio unos segundos.

— No te disculpes, Kochou — Dijo él, sonriendo levemente — Fue un buen recuerdo, gracias.

Kochou sonrió, aliviada por sus palabras, y le obsequió la rosa a su compañero.

— Las flores suelen crecer con frecuencia por este camino, si quieres, podemos venir juntos en otra ocasión, y tomar algunas.

— Eso me gustaría — Dijo el pilar, manteniendo su sonrisa. — ¿Seguimos?.

Ella asintió, y juntos, unidos por su dedo meñique, el cual permanecía unido al del otro, recorrieron aquel camino, rumbo a su trabajo como cazadores, dejando atrás aquel bello recuerdo.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2022 ⏰

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GiyuuShino | La Semana Del Amor  (Kimetsu no yaiba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora