Había pasado una semana ya desde que Abril daba a Odín como desaparecido. No había parado de salir a buscarlo ni un día, colocando carteles por todo Villalba. No habían recibido ni una sola llamada, y poco a poco Abril iba perdiendo la esperanza de volver a ver su perro. Sabía bien que la zona estaba rodeada de bosques y campos de cultivo, era muy difícil que alguien lo viera. Pasada esa semana, decidió que era momento de volver a clase, todo lo que podía hacer ya estaba hecho.
Tenía varios mensajes sin leer, casi todos de Marco y algún otro compañero de clase que se habían enterado de lo que había pasado. "Mañana lo veo, no hace falta que le conteste" pensó Abril, leyendo la hilera de mensajes, dejando a todos ahí.
La mañana de lunes, le costó horrores salir de la cama. No tenía animo de ver a nadie, sabía que iban a preguntarle como estaba, si se encontraba mejor o si lo había encontrado. También se enfrentaría a sus profesores. No tenía energías para lo que le esperaba.
Aún así, consiguió salir de la cama y llegar pronto a clase. Así se sentaría sin que nadie hubiera llegado y podría enfrentarlos de uno en uno, no tenía que soportar el aluvión de preguntas. El primero en llegar fue William, que se sentó a su lado.
-Ya era hora de verte por aquí, ¿Eh? - dijo William, con una pequeña sonrisa, sin ni siquiera mirar a Abril.
-He estado un poco, liada, ¿Sabes? - Espetó Abril, claramente molesta por el tono de William.
Ya, lo sé. Yo también salí un par de tardes con mi perro a buscar a Odín. Siento no haber podido encontrarlo, ¿Como lo llevas? - Su expresión cambió. La miraba con lastima, como quien mira a un animal abandonado.
- Gracias por buscarlo. Y bueno, ahí voy. - La sensación de nerviosismo empezaba a despertarse en Abril, nunca le había gustado compartir como se sentía y, notaba como empezaban a humedecerse sus ojos así que decidió guardar silencio. William no contestó, simplemente le pasó la mano por la espalda un par de veces.
El resto de la clase fue entrando poco a poco. Por suerte, hubo más que algún comentario aislado y las típicas frases de apoyo que se dicen en estas situaciones. El día se desarrollo sin mayor problema, ningún profesor le comentó nada por su ausencia durante la semana pasada, pero si sintió el estrés de haber perdido tanto tiempo.
A la vuelta del segundo recreo, Marco estaba en clase hablando con Fran, el profesor de química.
-Abril...- Susurró Marco mientras iba hacía a ella, terminando por abrazarla- Siento mucho lo de Odín, he intentado encontrarlo pero no lo he visto por ningún lado- dijo, sin soltar a Abril.
Esta no supo como reaccionar, dejó los brazos pegados al cuerpo, un poco a modo de barrera. No se sentía cómoda con el contacto físico tan estrecho, y Marco, Marco la abrazó como si la conociera de toda la vida.
N-no te preocupes, estoy bien. -Con siguió soltarse y alejarse un poco de Marco, que la miraba fijamente a los ojos. Vio una expresión parecida a la de William, pero esta era diferente. No había pena en los ojos de Marco, no se sentía una cachorro en apuros cuando el lo miraba, notaba angustia real por la situación, una empatía pura como hacía tiempo que no notaba de alguien.Un escalofrío le recorrió la espalda. "No lo mereces". No estaba segura de si eso lo había pensado ella, o alguien se lo había susurrado al oído. Pero desde luego, había sido su propia voz.
Intercambiaron un par de frases más, ya a cierta distancia mientras el resto de la clase iba entrando y sentándose.
-Venga chicos, que tenemos que empezar que al final nos pilla el tiempo- Fran los animó a sentarse y comenzar la clase.
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Entre dos pieles.
HorrorSexo, drogas, violencia, la vida de Abril dará un gran vuelco, tras conocer a Mar, una chica que conocerá en Villalba, el pueblo dónde han tenido que mudarse tras ser desahuciados.