Shikamaru abrió los ojos con pesadez cuando un grito infernal resonó en sus oídos casi reventando sus pobres tímpanos y creando un eco doloroso en sus oídos que perforó en lo profundo de su cerebro.
No recordaba la última vez que se había sentido tan vulnerable y tan atrapado como lo estaba ahora. Su cabeza palpitaba dolorosamente haciéndolo apretar sus dientes y fruncir el ceño tratando de aliviar ese infernal dolor que le hacía sentir que pronto su cabeza estallaría como un globo lleno de agua. Abrió los ojos pesadamente parpadeando varias veces para acostumbrarse a la luz excesivamente brillante que proyectaba aquel sol de medio día que hacía sus ojos arder de forma incómoda y dolorosa.
Lo primero que vio al lograr enfocar su mirada fueron dos pares de elegantes botas militares de cuero negro y unos largos haori finos de colores naranja rojizo y rojo carmín que ondeaban con majestuosidad delante de él. Su corazón se paralizó por un momento y con cierto temor alzó la mirada recorriendo aquellas figuras imponentes y etéreas que se alzaban delante de él con una gracia casi divina gracias al sol que se alzaba justo detrás de ellos irradiándoles a sus elegantes figuras una luz de majestuosidad.
-Hola, Shikamaru. Bienvenido al infierno, toma asiento- Naruto le sonrió dulcemente helando toda su sangre en el proceso.
El rubio Uzumaki lo miraba tranquilamente con una sonrisa pacífica y dulce en su hermoso rostro bronceado, sus ojos azules centellantes lo observaban como si pudiera ver su alma y como si supiera cuales eran los secretos más oscuros que se ocultaban en lo profundo de su ser para usarlos en su contra. Los ojos verdes de Sakura resplandecían con el mismo brillo enigmático y escalofriante que tenía Naruto, con la mitad de su bello rostro oculto tras su abanico no era posible apreciar la sonrisa socarrona de la pelirrosa.
Shikamaru sabía que a pesar de la apariencia angelical y casi divina de ambos, sentía como si estuviese viendo el diablo a la cara.
-Ya están sentados, idiota- Sakura soltó un bufido divertido sin dejar de observar a sus rehenes con una clara diversión- Pero ¿No te parece esto un poco familiar?- preguntó la pelirrosa alzando una de sus finas cejas mirando de reojo al rubio.
El Jinchuriki de pie orgullosamente a su lado simplemente soltó una risita mientras se alzaba de hombros en un gesto despreocupado, mientras en su mano derecha hacía girar un filoso kunai haciéndolo bailar entre sus largos dedos con una agilidad envidiable y sin llegar a lastimarse.
Su mirada, de ese incandescente tono azul cielo resplandecían con una dulzura engañosa manteniendo su atención fija en los tres sujetos que estaban delante de ellos.
Ino, Shikamaru y Chouji estaban en medio del campo de entrenamiento número 7, atados con gruesas cuerdas de chakra, con sus puntos de acupuntura sellados impidiéndoles usar su chakra y siendo apresados atados a enormes troncos verticales como si fueran sacrificios a puntos de ser ofrecidos a una deidad en un sangriento e impuro ritual.
Sakura no pudo evitar pensar que Hidan estaría encantado con esta escena.
-Puede ser- musitó alegremente el Uzumaki con una voz alegremente cantarina sonando como un niño a punto de hacer una travesura.
-¿Qué demonios les pasa? ¡Suéltennos!- chilló Ino removiéndose con fuerza entre las cuerdas desesperada por soltarse y ir en busca de Asuma para decirle lo que les habían hecho.
Se sentía secuestrada.
Literalmente, si los habían secuestrado.
-Deja de gritar, cerda, o te cortaré la maldita legua- Sakura frunció ligeramente el ceño cruzándose de brazos con elegancia y fulminando con sus afilados ojos verdes a la chica rubia que no dejaba de patalear y removerse como un gusanito.
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Team 7: La Guerra De Las Mil Naciones
FanficLa continuación de la historia "Team 7" Han pasado largos años desde que los estudiantes de Hatake Kakashi se separaron, finalmente es hora de volver a reencontrarse. El mundo ninja había gozado por muchos años de una paz tranquilizadora pero ahora...