Sasuke

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El líquido cálido y dulzón le trajo una agradable sensación a su paladar, sintiendose un poco más relajado luego de haberlo bebido.

Dejó la pequeña taza de porcelana refinada sobre la impecable mesa de caoba negra sin hacer ni un solo sonido, sus ojos negros fríos como dos tempanos de hielo, estaban fijos sobre el líquido humeante en tu taza, devolviendole en su superficie translúcida el reflejo de su rostro gélido. Alzando su mirada indiferente volvió a mirar la estancia a su alrededor.

Estaban en una sala apartada, ubicada exactamente en la parte central de la Mansión de la Luna Blanca que era donde estaban para llevar a cabo aquella reunión diplomática, la mansión era propiedad de uno de los Ministros del Consejo de la Nación del Agua, naturalmente el lugar gritaba riquezas por donde se mirase. Pero utilizarían la sala de reuniones que estaba justo en el centro de la mansión para mantenerse en un lugar cerrado, rodeados de cientos de guardias y sin darles posibilidades de escaparse si algo malo ocurría.

El sitio era hermoso. La magnífica mansión había sido tallada con abalastro blanco, alzandose de una forma imperiosa y elegante en medio de aquel pueblo alegre como si quisieran recordarle diariamente a las personas quienes eran los que estaban sobre ellos. La arquitectura era fina y elegante dandole un toque imponente pero que se mezclaba en armonía con el eterno invierno que regía aquellas lejanas Tierras del Norte, la mayoría de las cosas estaban pintadas de blanco níveo y azul como el resto del lugar, dandole ese aspecto frió y un poco desolado.

En esa sala no habían ventanas grandes como en el resto de la mansión si no que eran pequeñas, lo suficientemente grandes para que entrara la luz de la luna cristalina pero no para que alguien escapara por ella. El enorme techo era alto y abovedado, enormes lámparas de aspecto delicado colgaban graciosamente del techo luciendo como pequeñas luciernagas cristalinas que zumbaban suspendidas en el techo, las paredes sólidas parecían estar reforzadas con una gruesa capa de chakra casi sólido, habían dos enormes puertas: la de la salida y la otra por donde entraban los silenciosos criados para traer la comida. A pesar de que todo lucía frió y gélido, la temperatura era cálida y agradable gracias a los sellos de calefacción.

En el centro de la sala había una enorme mesa de caoba negra que brillaba sutilmente con el reflejo de la luz pálida y translúcida de la refulgente luna creciente, lo suficientemente grande para que se sentaran unas doce personas allí cómodamente.

Sasuke miró de reojo la docena de recelosos guardias que custodiaban con fiereza a sus líderes, mientras aguardaban pacientemente la llegada de la delegación de la Nación del Fuego.

El silencio era lo que reinaba en aquella fría estancia, solo se escuchaba el sonido de las largas uñas de Mei golpeando rítmicamente la madera de la mesa mientras el resto parecían pensativos esperando.

No es que él necesitara que abogaran por él ni que le salvaran el trasero como a una frágil doncella en apuros, pero sabía que a estas alturas el Hokage había sido informado de la situación en la que se encontraba y estaba seguro que Kakashi ya había tomado cartas en el asunto. Por respeto al hombre que llamaba "padre", se quedaría al margen y esperaría sus ordenes para poder proceder en su misión.

-Mizukage-sama...- un guardia abrió la puerta apresuradamente y entró inclinandose respetuosamente ante su líder- La delegación de la Nación del Fuego está aquí- informó rápidamente llamando la atención de todos los presentes que lo voltearon a mirar.

Algunos sin poder evitarlo, se tensaron de manera notoria.

Los ojos violeta del chico lo observaron con paciencia debajo de su sombrero de Kage antes se asentir suavemente.

-Déjalos pasar- ordenó con una voz firme y madura que difería un poco de su apariencia un tanto infatil.

El guardia hizo una reverencia y dió la vuelta para regresar y hacer una seña silenciosa a los dos guardias que estaban custodiando la entrada por donde entrarían los representantes de la Nacion del Fuego.

Team 7: La Guerra De Las Mil NacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora