𝐍𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬

Capítulo Treinta

Los días pasaban, y pese a que eran bastante soleados o coloridos, había un chico de mechas que no podía sonreír por más que lo intentara.
Cada mañana era lo mismo para él, un dolor en el pecho por la tristeza o por su enfermedad, ya no lo sabía, así que mejor le restaba importancia. Tomó su celular y marcó a Baji, quién inmediatamente contestó.

- ¡Buenos días Kazutora!

- Buen día Baji - Contestó desganado - Espero que tengas alguna buena razón para levantarme de la cama hoy

- Realmente si la tengo, la madre de Takemichi volvió, la ví anoche en el supermercado y - Fue interrumpido por Kazutora quien solo dijo "Voy para allá" y colgó la llamada

Sin mucho cuidado de por medio, se levantó y colocó un pants junto a los primeros tenis que encontró para salir corriendo en dirección a casa de su extraviado, después de tantos días por fin había una señal de esperanza, cuando estaba a metros de su destino, logró ver un cartel con la frase "Se vende"

- ¿Qué?

Se acercó a la entrada y tocó tres veces la puerta.

- Buenos días ¿En qué puedo - Detuvo su hablar la mujer al ver a aquel joven, "demacrado", pensó

- ¿Puedo ver a Takemichi? - Preguntó inmediatamente

La señora no sabía que decir, realmente el estado físico que tenía el muchacho era bastante mal, su cabello crecido y sin cepillar, sus ojeras o sus nudillos bastante lastimandos ¿Qué le había pasado?

- Pasa - Respondió inconscientemente haciéndose a un lado para que esté entrara

La casa aún estaba vacía, a excepción de una pequeña mesa y dos sillas que estaban en dónde se supone era la sala.

- ¿Dónde está Takemichi? - Miró a la Hanagaki

- ¿Estás bien? - Preguntó preocupada - ¿Te ofrezco algo?

- Solo quiero ver a Takemichi - Respondió firme

La señora tomó lugar en una de las sillas portátiles y suspiró, para después guardar silencio por unos segundos.

- Fuera de la ciudad - Hizo una seña para que tomará asiento en la otra silla - Su padre. . . Y yo, lo llevamos fuera de la ciudad

- ¿A dónde? ¿Por qué? - La miró fijamente

- Está en un internado, realmente no se porque, yo no estaba de acuerdo con él, pero su padre se puso como loco y me ví en la obligación de aceptar la idea y - Su voz comenzaba a quebrarse - Realmente me arrepiento de eso, trate de hacerlo cambiar de opinión, de que Takemichi regresará a casa, pero su padre puso toda la responsabilidad a su nombre

- ¿Internado? ¿Por cuánto tiempo? ¿Cómo se llama? - Preguntó rápidamente

- Realmente solo puedo decirte que estará ahí hasta que su padre lo decida o hasta que cumpla la mayoría de edad - Miró a la pareja de su hijo con lastima - Perdón

Kazutora se levantó, ni siquiera quería mirar a la mujer - A mí no debería pedirme perdón - Chasqueó la lengua - Debería pedírselo a Takemichi, y no solo por ésto, sino por todo, han sido malos padres desde siempre, no le voy a echar la culpa completamente por haberle echo peor la vida a su hijo, pero si es responsable, Takemichi es la persona más pura que conozco no se como es que puede tener padres tan asquerosos como ustedes, por si nunca se dió cuenta él comenzaba a ser feliz, comenzaba a reír y ver el otro lado de la vida - Se dirigió a la puerta y salió sin decir más

Estaba enojado, con los padres de su novio y estaba enojado con él mismo ¿Por qué? Porque aunque quería no podía hacer nada más que esperar.

- Está en ******, es bastante lejano, pero allá lo vas a encontrar - Gritó la señora a espaldas de él.

- Gracias - Susurró y comenzó a correr rumbo a casa de Baji
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- ¡Buen día jóvenes! - Exclamó eufóricamente un señor de edad mayor entrando en aquel comedor haciendo que todos callaran - Últimamente he recibido bastantes quejas de sus maestros, lo curioso es que todos se centran en el nuevo ingresado - Se acercó a nuestro joven de ojos azules - Takemichi Hanagaki

El mencionado sin muchas ganas o emoción se levantó de su lugar - Buen día director

- Acompáñame a mi oficina - Lo miró e inmediatamente frunció el ceño para así dar media vuelta y comenzar a caminar

Una bulla fue seguida después de que salieron de aquel lugar, aunque a nuestro joven ahora pelinegro le dió igual, cómo todo desde su estancia ahí. Pues desde que llegó solamente ha pensado en irse, ya que le han quitado todo lo que era él, su cabellera rubia, su libertad, su felicidad, su novio e incluso ese anillo de promesa que tanto apreciaba.

- ¿Tan mal la has estado pasando chico? - Comenzó una conversación

- ¿Sinceramente le interesa saberlo? - Contestó muy apagado

Hubo un silencio por varios minutos, pues maestros caminaban por los pasillos. Al llegar a su destino ambos tomaron asiento - Sí, me interesa bastante saberlo - Miró fijamente al joven

- ¿Quiere qué le diga la verdad? Porque también puedo decirle lo que quiere escuchar - Mantuvo aquella mirada fría

- Se honesto chico - Descansó por completo su espalda en el respaldo de su cómoda silla

- Es una mierda - Soltó fríamente - Todo ésto es una mierda - Alzó un poco la manga de su suéter descubriendo la parte dónde había quemaduras de cigarrillos que tapaban su tatuaje - Su sistema educativo es una mierda, al igual que sus correctivos, sus maestros son una mierda y que me hayan quitado mi anillo es una puta mierda - Rabia y desesperación era lo que más resaltaba en sus palabras - No entiendo y jamás voy a entender esta puta mierda -

Aquel señor con ciertas canas en su cabello solo soltó un gran suspiro - He tenido niños tan estúpidos como tú, pero nunca me habían causado tantas molestias - De un cajón saco aquel anillo - Es muy lindo - Comenzó a jugar con el

- Si no me lo va a devolver no lo toque - Se acomodó su manga

- Takemichi tú quieres tu baratija y yo quiero paz nuevamente en mis salones y pasillos - Colocó el objeto frente a él - Los castigos (torturas) no funcionan contigo, así que te ofrezco tu anillo por buen comportamiento - Sonrió de manera hipócrita

Al pelinegro le parecía raro, pero demasiado raro tanto comportamiento sin hostilidad, realmente creía que estaría siendo golpeado por algunos jóvenes mayores que él o que estaría corriendo por todo el campo durante todo un día, pero aún así, no podía pensar de más si se trataba de su amado anillo - Bien - Lo tomó e inmediatamente se lo colocó

- Tú me vuelves a causar problemas y yo me encargo de que lo único que te quede de él sea ese ridículo anillo - Dijo con firmeza para después ordenarle a Takemichi que se retirara de su oficina.

¿A caso se refería a lo que él pensaba?

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Holaaaaa soy yo nuevamente ¿Cómo están? Yo los extrañe mucho y a mis fanfics también, tuve que leer nuevamente todo lo que escribí para estar en contexto y poder continuar con esta bella historia jajajajk.

¿Qué les pareció el capítulo después de tanto tiempo?

Solo puedo decir gracias, gracias por seguir acompañandome en este tiempo, prometo seguir escribiendo y jamás volver a dejar que me alejen de lo que me apasiona.

Nos leemos en el siguiente capítulo, poco a poco seguiré actualizando! (⁠ ⁠˘⁠ ⁠³⁠˘⁠)⁠♥