Sasuke.
No puedo creer que nos hayan emboscado de esta manera. Se supone que sería una simple misión de escolta, donde nada más con la Hyuga y conmigo bastaba. Estaba claro que Kakashi me mandó para hacer doble trabajo: cuidar del importantísimo comerciante, y de la princesa del Byakugan. Eran un fastidio, pero pensé que sería fácil mantener un ojo en esos dos mientras caminaban frente a mí, no había razón para que decidieran atacarnos. No si eran lo suficientemente listos.
Lástima por estos cinco intentos de shinobi que ahora reposaban frente a mí. O bueno, por lo menos sus cuerpos inertes. No me dieron opción, no quisieron detenerse y habían atacado a la Hyuga sin contemplación. Además de golpear al tipo que escoltábamos. Y esa sería toda la explicación que le daría al sexto Hokage cuando preguntara si fue necesario asesinar a esos sujetos.
Un lastimero gemido se hizo escuchar, y cuando giré a comprobar de quién se trataba, maldije al entender que era de mi, por ahora, compañera de equipo. El tipo que nos acompañaba la miraba desde unos metros de distancia, alarmado por la sangre que salía de la boca de Hinata, y la muy notable mancha de sangre que tiene su ropa en la parte de su hombro izquierdo.
No tenía tiempo que perder, me acerqué a ella y presioné en su herida para evitar que la hemorragia siguiera. Ella se quejó de dolor, apenas y mantenía sus ojos abiertos y sus respiraciones se volvían cortas y pesadas. Arranqué una parte de mi capa para cubrir su herida y cargarla en mis brazos.
-¡Hey… tú! -Lo llamé, no me había interesado en aprender el nombre del tipo que escoltábamos. Él me miró con miedo, probablemente por ver como mataba a sangre fría a los estúpidos que nos atacaron-. Necesito llevarla a que la curen, y tú me tienes que seguir. Necesito que te muevas rápido y no te quedes atrás. Porque si nos vuelven a atacar, mi prioridad será llevarla a ella primero ¿Entiendes?
Después de todo, ella era una ninja de La Hoja, aldea que yo juré proteger en honor a Itachi.
Vi al pobre hombre asentir efusivamente, y seguirme lo más rápido que podía mientras yo corría con Hinata en brazos. En algún momento del camino se quedó inconsciente, y esperaba que no muriera porque eso podría traerme muchos problemas con el Clan Hyuga.
Visualicé una pequeña aldea a unos metros, encontrando primeramente una posada en la que no dude en entrar y ordenar que buscaran a alguien rápido que atendiera a mi compañera. Me fijé en que el comerciante siguiera con nosotros, y así era, para después entrar en la habitación que me indicaron y ver cómo atendían a la Hyuga delante de mí, curando su herida lo mejor que podían, puesto que los médicos que aquí había no estaban tan preparados a nivel de Sakura o la quinta Hokage.
Lograron detener el sangrado y cerrar su herida, le inyectaron una especie de anestesia para el dolor, y después me indicaron que ella debía descansar. Asentí, sin decir nada más. Nos dejaron solos, puesto que minutos antes el comerciante se había retirado a otra habitación, y yo me quedé analizando la imagen frente a mí.
Hinata Hyuga no hubiese sido mi primera elección como compañera de equipo, casi no la conocía, por no decir que realmente era poco lo que recordaba de ella, además de las pocas veces que Naruto me obligaba a acompañarlo en las reuniones de novatos que hacían. Pero desde que comencé en esta misión, y me permití examinarla a consciencia, acepté que es una joven muy hermosa. La peculiaridad de sus ojos blancos, característicos de su clan, no le quitan el atractivo, al contrario. Tiene una larga melena muy bien cuidada y suele dedicar sonrisas sutiles a todo el mundo, con amabilidad. Se sonroja ante cualquier mínimo alago, o si alguien se le acerca demasiado, y suele tartamudear seguido.
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La obsesión de un demonio
FanfictionSu acercamiento no fue planeado, mucho menos esperado. No eran grandes amigos, apenas unos conocidos. Pero una vez que sus almas se encontraron, ya no hubo marcha atrás. Sasuke Uchiha, el apodado demonio de Konoha, ha desarrollado una obsesión. Un...