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<<Cuando nos encontramos>>

Ekko entró con el agua escurriendo de sus pantalones, eran casi las 8 cuando salió de su trabajo, atrapado en el tranco del camino paso tanto tiempo que no tenía ni siquiera ganas de saber qué hora era.

Su deseo era simple, llegar y cambiarse.

Entro en silencio a la casa, era extraño no saludar ni esperar un recibimiento, ya era costumbre, pero no dejaba de carcomerle el corazón. Se aproximó al lugar de lavado, dejando unas prendas mojadas allí, quitándose los zapatos y quedándose con una vestimenta más simple para ir a la ducha.

Tomó un respiro cuando entró al cuarto, su cuarto. Allí estaba ella, pegada a la cama con un cuaderno en sus piernas haciendo dibujos simples, pudo imaginarse creaciones, o bombas, pero en realidad ya no sabía nada de lo que su novia dibujaba allí.

Saludo cuando sus miradas cruzaron.

–Hola– el cabello trenzado-desordenado de la chica y sus ojos grisáceos combinaban con la noche, lamentablemente sus grandes ojeras y marcas de cansancio igual.

–Hola–respondió sin más, bajando la mirada de la suya, hacia otro lado. Era habitual, Ekko se rindió y salto los restos de ropa y basura del cuarto hasta llegar al baño, entró al único lugar medio organizado de ese cuarto.

Era para lo único que entraba.

Se bañó con agua tibia, para calentar su cuerpo de la humedad fría de afuera, dejando su última ropa húmeda en el lavabo.

En otro momento hubiera tenido que sacar restos de cabello azul del sifón, pero no había ni uno, al igual que en días anteriores, lejos de alegrarlo causaba una preocupación habitual en él.

Salió de la ducha vestido con la ropa que aún pertenecía al armario, listo para ir a la sala.

Paso de nuevo por dónde estaba la chica, dudando si el recoger algo de allí fuera adecuado. En realidad, pasar mucho tiempo en ese lugar causaba un tipo de melancolía en él.

Tantas noches de lluvia acostados allí, juntos, todos...

Apretó su mano con el borde de la puerta, lista para que el pasara por ella y cerrará de nuevo el único espacio perteneciente a Jinx, su cueva, como lo llamó.

Dejó salir aire retenido de minutos de duda y decidió enfrentar un poco las cosas.

Salió listo para volver, dejando su ropa mojada en zona de lavado, volviendo con una canasta vacía.

La atención de Jinx fue por completo a él cuando atravesó por segunda vez su puerta, armado con una camisa y un pantalón suelto, con una canasta bajo el brazo y una bolsa en la otra.

–¿Qu-?

La peli azul estuvo a punto de preguntar antes de ser interrumpida por su novio.

–Ve a bañarte, recogeré un poco. –Jinx cerró su boca lentamente, había sido una clase de orden que intentó inútilmente que sonara como sugerencia. Miró como Ekko empezaba a simplemente recoger el desorden empezando por su ropa tirada por doquier.

Paso a su lado sin muchos ánimos y fue hasta el baño, un baño lento con agua cálida, empezó a dibujar pequeñas cosas en su espejo empañado del vapor del agua, incapaz de someter ese nudo que se fue formando en su estómago.

Salió varios minutos después, desnuda y con el agua aun goteando de su cabello suelto. Ekko, que terminaba de cambiar las sábanas de la cama, su cama. Apretó los labios y camino hasta ella, rodeando su cuerpo con una toalla pidiéndole que se secara, Jinx asintió sin verlo para después sentir como pasaba por su lado.

Ekko llegó con un poco de ropa, una camisa suya de la que ella se había adueñado, unos pantalones largos sueltos y unas bragas. Ella se vistió casi con su ayuda, sintiéndose inútil y incapaz de mirarlo o decir alguna palabra.

Jugó con sus manos cuando se sentó en la cama, sintiendo como el chico peinaba sus largos mechones tras suyo, evitando lastimarla aun cuando ella sabía que poseía varios nudos allí, así que ignoraba los pequeños jalones.

Sintió como los truenos empezaban a ser más fuertes, una llegada de la tormenta que hacía que sus manos se apretaran.

Ekko habló cuando terminó la larga trenza.

–Jinx debemos hablar... –sintió cómo el cuerpo de la chica se tensó al frente suyo–Sé que es difícil, pero...

–¡No! –Los hombros de Jinx se removieron, apartando su toque de ellos bruscamente.

–Jinx por favor–Continuó antes de Jinx lo callara, alejándose de él.

–¡Vete! –El grito de la chica fue seguido por truenos a la distancia.

–¡Tenemos que hablar de esto! –su tono subió al igual que el de Jinx, que se alzó en sus rodillas sobre la cama enfrentándolo, Ekko imitó su postura levantándose de la cama. –No podemos seguir así y lo sabes.

La mirada de Jinx cayó al suelo moviéndose de un lado a otro con rapidez, sus manos fueron a su cabeza aruñando su cuero cabelludo con fuerza. Ekko estuvo a punto de ir hasta ella, cuando su cabeza se levantó con ira.

–¡Lárgate! ¡No te quiero ver! –con ira se abalanzó contra él, empujando lo y golpeando sus hombros con puños.

–¡Jinx por favor! –Sus pasos retrocedieron, empujado por la delgada chica que lo impulsaba. Sus manos intentarlo tomar sus hombros, en un intento de pararla.

–¡NO! –Un grito lastimero, Fue casi tirado atrás de la puerta, antes de estabilizar sus pasos la puerta del cuarto fue tirada frente suyo, cerrando la con fuerza.

Suspiro derrotado y se hecho al suelo, su rostro se arrugó cuando escucho los fuertes llorosos detrás de la puerta, quejidos que se iban convirtiendo en un fuerte llanto el cual ya había escuchado, su corazón se apretó contra su pecho mientras apoyaba su mano en la madera, escucho los truenos lejos de él en la ventana de la sala cada vez más fuertes.

Los días grises a veces terminan en tormenta.

Después de minutos de seguir escuchando el llanto se levantó aún derrotado, fue a la cocina casi arrastrando los pies.

Si rostro se volvió a arrugar notando la comida aún empacada en la nevera, al igual que la del día anterior y el anterior a ese. Cerro está con simpleza, sin hambre para tocar algo de allí.

Y pasó por ahí, esa puerta color crema con flores y caras pintadas, su mano se posó en el tomo de la puerta mientras una mirada triste volvía a su rostro.

Sintió los truenos volver a sonar fuera de su ventana, seguro provocaría que la luz se fuera por unos momentos en la noche, pero no importaba mucho.

Como si hubiera sido un deporte olímpico se mentalizo a sí mismo el poder hacerlo, y abrió la puerta para sumergirse en ella.

...

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Pdt: Los títulos estan en español por una razón :>

¿podemos hablar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora