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YeoJin caminó hacia la habitación de Jungeun, esperando encontrarse con ella, pues estaba escribiendo una canción para su enamorada y necesitaba algo para inspirarse.
—¡Jungie! Que bueno que estas aquí— YeoJin sonrió tímidamente.
—YeoJin ¿Necesitas algo? Pasa— Jungeun le sonrió cariñosamente y se acomodó en la cama para que la pequeña se sentará.
—Veras, estoy escribiendo una nueva canción, pero necesito más inspiración— dijo YeoJin sentándose a su lado, los ojos de Jungeun brillaron al escuchar eso —Y tú lees mucho, así que tal vez podrías prestarme un libro de poesía.
YeoJin se encogió de hombros, Jungeun formó un puchero involuntario mientras se regañaba por creer que ella sería la inspiración de YeoJin. La pequeña soltó una risita mientras tomaba el labio inferior de Jungeun entre sus dedos.
—No hagas esa cara, prometo que no los regresaré mal cuidados como Kahei— YeoJin hizo su mejor aegyo para convencerle, aunque no era necesario realmente.
Jungeun miró avergonzada a la chica por su acción y se levantó para buscar el libro (y para que no notara su rostro sonrojado).
—Aquí esta, cuidalo con tu vida. La vez que Kahei tuvo uno en manos, rompió una página para evitar que Jinsol viera lo que leía para enamorarla— dijo Jungeun mientras le extendía el libro a YeoJin.
YeoJin rodó los ojos ante lo que le había dicho y después sonrió tomando el libro.
—Ya te dije que lo cuidaré, pero ¡Gracias Jungie!— YeoJin la abrazó y después salió de la habitación para volver a encerrarse en el estudio.
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