Prólogo

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Tokio, 20XX 

Alguna vez se han preguntado sobre el misterio mismo de la vida. Algún viejo refrán occidental cuenta que que no siempre estaremos listos para los retos que nos arroje la vida, en parte ese es el origen de mi propia historia cuando aún era tan solo un joven inmaduro ignorante de lo grande que era el mundo. El símil de mi vida como un pequeño sapo en un pozo o estanque quedaría bastante bien para ese momento de mi pasado.

Tan solo tenía diecisiete años, vivía atrapado en la perversión sin remedio y por la culpa en la forma en la que yo era, morí. Engatusado por una chica, la que consideraría mi primer amor, era una criatura mágica de un mundo escondido o mejor dicho camuflado dentro del nuestro. Como un pequeño insecto dirigiéndose a la luz de una lámpara eléctrica caí en la trampa y así fue como mi vida humana acabó, pero eso sólo fue el verdadero inicio de lo que sería la montaña rusa física y emocional en la que mi vida fue arrastrada.

Reencarnado en un demonio vasallo de una chica noble que resultó ser la hermana menor de Lucifer. Luego, el descubrimiento que mi destino era mucho más grande y por ende mi carga sería mucho más inmensa al saber la herencia de mi poder como el actual dragón emperador rojo. Me volvieron un símbolo para el mundo sobrenatural y la paz que buscaban establecer con una alianza de múltiples facciones. Podría considerarse que ese momento fue mi tercer estigma, ya no solo esclavo de la perversión en mi adolescencia y siervo de una nobleza sobrenatural, sino que ahora también estaba cautivo a ser un símbolo para algo que otros me impusieron por lo que yo era en ese momento.

Esas tres estigmas pueden ser básicamente las que condenaron todas las acciones que luego tendría que atravesar a tan corta edad. Participar en una guerra mundial sobrenatural por una crisis política en sociedad demoníaca podría resumir más o menos mis diecisiete y parte de mis dieciochos años, luchando contra demonios corruptos, vampiros, descendientes de héroes legendarios, dioses malignos, dragones malvados y más. Claro y casi olvidando el hecho que morí por segunda vez en medio de eso. Quien diría que tiene la dicha o mejor la desgracia de morir dos veces a los diecisiete años, pero lo suficientemente afortunado para volver a ser resucitado aunque esta vez con cuerpo nuevo, solo conservando mi vieja alma.

En fin; la clave de contar esto no es más que un impulso mismo por desahogarme de todas las penas que han hecho llevar durante la vida. Más uno no puede olvidar de dónde viene pues quien olvida sus raíces, olvida quien es y se vuelve algo más. Mi nombre es Hyoudou Issei, aquel que reencarnó nuevamente por la benevolencia de los dos dioses dragones verdaderos; Great Red y Ophis Ouroboros. Soy un híbrido humanoide hecho con la carne y sangre del Gran Dragón de Dragones así como parte del poder mágico del dragón del Infinito, pero que también contiene el alma del dragón celestial emperador rojo Ddraig dentro de una sacred gear creada por Dios.

Muchos me llamarían una aberración natural de este mundo con las bendiciones necesarias para poder destruir este mundo si rompiese todos los límites posibles, yo aquel con todos los poderes antes mencionados y quien de paso robo los poderes de mi ahora amigo y rival Vali Lucifer quien es el portador del dragón celestial blanco Albion. Poco a poco he entrenado otros grandes poderes que fueron encomendados a mí para que al final mi objetivo final fuera cumplido.

Han pasado cinco años desde que múltiples líderes de las distintas facciones del mundo sobrenatural incluyendo a mi maestro Azazel y mi ex cuñado Sirzechs Lucifer decidieron sacrificar el resto de sus largas vidas para encerrar al terror encarnado conocido como Trihexa, la bestia del apocalipsis. Desde entonces, me he preparado arduamente para la revancha que sabría estaría más cerca de lo que los demás imaginaría.

Algunos me llamarían ermitaño, otros solitario, varios pesimista o hasta paranoico; mas no me importa lo que los demás dijesen sobre como lleva mi vida estos cinco años, ya que yo me mate concentrandome en lo que definiría el resto de no solo mi vida sino también de las demás personas que me quedaron. Pude perder amores, amistades, entre otras, pero no solo perdí sino que revalúe mi vida y también gané algunas cosas extras.

El Emperador SangrientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora