𝙀𝙡 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙚𝙙𝙞𝙛𝙞𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙚𝙣𝙛𝙧𝙚𝙣𝙩𝙚 ──★ ˙ ̟

¡¡𝙀𝙨𝙥𝙚𝙘𝙞𝙖𝙡 𝙙𝙚 𝙣𝙖𝙫𝙞𝙙𝙖𝙙!!

¡¡𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘢𝘴𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘢𝘧𝘦𝘤𝘵𝘢 𝘦𝘯 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘢 𝘭𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢!!

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Sus tersas manos amasaban tranquilamente la mezcla homogénea de harina, huevo, azúcar glas y otros ingredientes, mientras "ᴀɴɢᴇʟᴇʏᴇꜱ - ᴀʙʙᴀ" sonaba de fondo, el departamento se encontraba tranquilo, solo la música y el sonido de la masa siendo moldeada se lograba escuchar.

No pasó mucho tiempo, antes de que Rodrigo sintiera unas grandes manos posarse en su cintura, al igual que el torso cálido de su "amante" le abrazara por detrás, percibiendo el tacto de sus suaves labios recorriendo con paciencia y cariño cada rincón de su cuello, amándolo.

No necesitaban palabras para hablar, solo toques y suaves caricias, besos fugaces y cálidos, miradas cómplices y amantes, guardando en secreto aquel amor que tanto deseaba salir a la luz.

Rodrigo volteo dando un corto beso en los labios de Iván, quien se quedó enternecido observándole unos minutos más, aún abrazándolo, mirando y recordando cada pequeño detalle de su perfil, a ojos de Iván, Rodrigo era hermoso, un bello ángel caído del cielo con quien quería pasar el resto de su vida, pero no de la manera en la que lo hacían ahora, escondidos, temerosos y culpables, a ojos de muchos su amor era impuro, sus familias por ejemplo, el temor constante que sentían dentro de sus pechos y esa necesidad de poder decir cuánto se amaban en publicó era extenuante, pero debían de soportar solo un poco más hasta terminar la universidad. Un amor puro, armonioso y complementario, ambos se adoraban y amaban, se necesitaban el uno del otro para sobrevivir y mantenerse a flote, llevaban años escondiéndose, pero eran felices a pesar de todo.

Era víspera de noche buena y ambos decidieron pasarla juntos en su departamento, Rodri estaba haciendo galletitas mientras que Iván le miraba como un niño pequeño encaramado en su espalda, observando cada movimiento que hacía, en ocasiones era increíble la forma en que se parecía un niño pequeño, Rodri amaba eso, por que nunca se mostraba así con nadie más, era un pequeño secreto que ambos guardaban como algo suyo, solo el había visto sus berrinches y caprichos de bebé que obviamente cumplía solo por que era él, lo adoraba como nada en el mundo.

— Rodri... Rodri...¡Rodri! — Hablo Iván casi gritando en el oído de su pareja con el ceño fruncido debido a estar siendo rotundamente ignorado.

— ¡Uhg! ¡Iván no me grites, casi me rompes el oído boludito! — Hablo Rodri entre enojado y divertido por haber logrado ese berrinche de niño en su pareja.

— ¿Y que mas queres que haga si no me tomas en cuenta?... Rodriii — Dijo al no recibir respuesta, haciendo un puchero de bebé apoyándose en el hombre de su pareja.

— Decime — Respondió arqueando sus cejas aun amasando "concentrado".

— Quiero amor — Dijo casi llorando Iván, poniendo una cara de pena para que le hiciera caso.

— ¿Me dijiste que querías galletitas no? — Preguntó sonriendo

— Sisisisi —Contesto feliz

— Entonces aguanta hasta más rato — Hablo por último sonriendo victorioso al dejar de sentir aquel cálido calor en su espalda, escuchando como Iván se marchaba rendido y quejándose hacia la sala de estar.