Acto muy doloroso

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-Aquí no hay nada que ver. (Gritó el profesor)

-Síganme los tres. El resto de la clase, vuelvan a sus prácticas. (Dijo el rey mientras caminaba hacia una esquina de la cancha.

-A ver... Hana ¿Me puedes explicar que paso ahora? (Dijo el Rey como si ya estuviera acostumbrado a este tipo de problemas)

Hana, bastante avergonzada le respondió.

-Es *Baja la mirada* El mancho mi uniforme y el de Aiko.

- ¿Y ese es motivo para humillarlo de esa manera?

-Perdóname padre.

-Y encima metes a tu hermana en esto. Te ordeno que le pidas disculpas a Machiko.

- ¡QUÉ! Pero el...

Machiko levantó su mano y la puso frente a la cara de la princesa.

-Señor no se preocupe por esas pequeñeces, además esta ''humillación'' que me hizo pasar es totalmente mi culpa, debí detener el hechizo cuando se salió de control. Más bien debería estar castigándome a mí, por no poder protegerla. Y si hubiera explotado o aún peor ¿si nos hubiera borrado?

Todos se quedaron atónitos frente a las palabras de Machiko, pues nadie nunca había contradicho al Rey. Pero al no le podía importar menos, si es que siquiera a él le puede importar algo.

-Ves padre, él dice que no importa.

-Si es así como lo deseas Machiko, no me queda de otra que aceptar.

-Pe-pero a mí si me importa (Dijo una suave voz, que provenía detrás del Rey)

-Machiko, te pido disculpas por lo que mi hermana te hizo pasar.

-Disculpas aceptadas. (Dijo Machiko con una sonrisa que parecía tan verdadera, pero que a la vez era tan forzada que parecía de alguien que por mucho que lo intentara no podía olvidar lo que es sonreír.)

Esa sonrisa no fue más que pasajera, como nuestra estadía en es este mundo, porque no aprender de alguien que cuyo nombre significa, pero no lo tiene, disfrutemos de nuestra fortuna, y seamos felices y sonriamos como nunca antes ¿O es que te duele ser feliz?

En fin, creo que me fui mucho por las ramas, mejor sigamos con la historia.

- ¿Qué crees que estás haciendo? No te disculpes en mi nombre. (Dijo Hana bastante enojada)

-Es que no me parece justo que lo culpes a él (Dijo con tono de voz bastante bajo)

- ¿Qué? No puedo oírte. (Dijo la hermana de forma bastante burlona)

-Basta Hana y has el favor de volver a tu clase, tú también Aiko. Excepto tú Machiko, tú ven conmigo.

El Rey se llevó a Machiko a la enfermería, para ver si la doctora encontraba algo raro.

-No, este chico no tiene nada raro.

-Muchas gracias Panacea, eres el mejor medico de todo el reino.

Por cierto, tu cabello azul está desapareciendo y volviendo a su color normal.

Algunos mechones de la chica se volvían de un color de pelo castaño.

-Es que tengo mucho tiempo sin tintarlo, pronto lo volveré a hacer.

Mientras tanto en un lugar divino, Dios estaba viendo lo que sucedía con el chico.

-Panacea, ese nombre me suena familiar, era la que todo, la que todo...

-La que todo lo cura. Una Diosa verdaderamente amable y hermosa

Sin alma...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora