El viento de la muerte se mantenía firme y a paso arrollador, aún con los esfuerzos de vacunación masiva, esto no era indicador de que el virus dejara de existir, después de la enorme cantidad de casos registrados entre los primeros meses del "año de la esperanza" otra pesadilla apenas comenzaba y es que los casos de reinfección, se hacían cada vez más recurrentes, es decir que la teoría de "inmunidad de rebaño" se estaba alejando un poco, los anticuerpos generados por infección natural desaparecían en cierto periodo y algunos organismos no mantenían las "células de memoria" por lo cual si ingresaba de nuevo el virus, tendría un mayor margen de contagio, sobre todo por las variantes que circulaban libremente sin ser detectadas o peor aún, frenadas.
La India reportaba un incremento desmedido de casos, contrastando con lo que dijo su ministro de salud "hemos alcanzado cierta inmunidad y es seguro salir" por lo cual podían celebrar tranquilamente sus tradiciones, y es que los festejos en el río Ganges donde millones de habitantes se bañaban en sus aguas a la vez, había provocado una tragedia.
Mientras marzo donde ya se cumplía un año de la presencia del virus a nivel mundial y comenzaba una pequeña baja después de dos terribles meses de aumento, en India ocurría lo contrario, la ola crecía y crecía, parecía no alcanzar un techo, siendo uno de los lugares mayormente habitado en el mundo, no iba a evitar la enorme ola que todos acabábamos de pasar.
Algunas investigaciones nos daban una de las peores noticias, se identificaba la "variante India" la cual su código genético tenía mutaciones que la hacían 60% más transmisible y en consecuencia más virulenta, evadía inmunidad natural y por algunas vacunas, el viento de la muerte se había convertido en una tempestad en la India, en un par de semanas pasaron de celebrar en el rio Ganges a morir en la calle.
La situación estaba fuera de control, ya con lo aprendido a lo largo de todo un año, sabíamos que esa variante no tardaría en llegar, dos o tres meses después estaríamos viviendo esa ola, olas que no conocen fronteras, pero también no respeta la estupidez humana.
De nueva cuenta la prensa se dividía en dos, una parte celebraba y soñaba con el fin de la pandemia debido a las vacunas y la tendencia a la baja, y la otra parte realzaban y reportaban que India necesitaba ayuda, la variante descubierta en ese país estaba implacable, hospitales saturados, cementerios creando fosas al por mayor, crematorios con largas filas e incluso videos e imágenes de personas arrojando cuerpos de sus familiares al mismo río debido a no tener los recursos para incinerar a su difunto, salas de urgencias colocando dos o tres pacientes en una misma cama, lamentablemente esperando que alguno muriese para poder tener un "espacio disponible" para el siguiente, India se había convertido en una ciudad infectada.
Gran parte de Latinoamérica y México habían llegado al pico de la ola semanas atrás, por lo cual ahora se notaban optimistas debido a la baja de casos y la vacunación avanzando, cosa que hizo a este último país, desechar a sus "héroes" el personal médico. Abril y la segunda ola ya era sólo un amargo recuerdo y es que las cifras estratosféricas dictaban que se había alcanzado cierta inmunidad, las áreas destinadas a atención COVID-19 se estaban vaciando, ya sea por recuperación o muerte por lo cual se ponían a reacondicionar las salas a como era su uso anteriormente, incluso colocando una fecha con la frase "Si después del 10 de mayo, no sube la ola de nuevo, se acabó esto", habían hablado muy rápido, el mensaje como siempre se iba a malinterpretar.
A mitad de abril, mientras India luchaba y luchaba contra su segunda ola, México decide dar las "gracias" a los combatientes de la pandemia, a esos que hasta hace un año éramos valientes héroes, esos que recibíamos condecoraciones simbólicas por la labor que realizamos, esos que aguantamos todo un año bajo estrés, presión, miedo, muertes y demás traumas... El discurso una vez más cambió, de habernos prometido un aumento salarial y una base laboral, únicamente fuimos echados por la puerta, simplemente fuimos desechables, usados como herramienta con engaños para poder sobrellevar la atención, nos habían echado a la calle como llegamos, a una ciudad infectada.
ESTÁS LEYENDO
COVID-19 Primera línea
No FicciónLa mirada directa y en primera persona del sector salud pone al descubierto la amenaza de un nuevo virus que alerta a una incrédula población mundial, pese a ver los estragos causados en China (país de origen) el resto cree que "no nos afecta". Lati...