A decir verdad, los días pasaron entre sus dedos como agua cálida e imperceptible a su paso.
Los primeros días fue agradable por lo inesperada de la visita, ver a Kaneda era parecido a tener un cachorrito a su lado, y al parecer coinciden en el cuidado, paseos, comida y algo en donde dormir eran suficientes para tener a un chico feliz y sin quejarse. Y aun así los paseos no eran necesarios, los últimos días el peli azul no salía de los dormitorios, habían hablado de eso ya hace tiempo con Aizawa y All Might, era recomendable que saliera de paseo, al aire libre para poder ampliar su mundo, ir a las prácticas de los chicos también sería algo bueno para cambiar el ambiente. Pero a Kaneda nunca le gustó la idea. ¨El aroma a humo me marea¨, había dicho en mitad broma y mitad mentira, cuando le preguntaban por qué no iba a ver los combates.
Y a pesar de ser verdad, para varios en el grupo fue una simple excusa debido a la envidia de Kaneda tras nacer Quirkless.
Pero al igual que un niño con juguete nuevo, la novedad se acabó al pasar algunos días, y mientras el peli azul se quedaba en un esquina de la habitación, entretenido con la vieja consola de Bakugo, el rubio se caía lentamente, casi imperceptible incluso para él, porque en momentos incluso olvidaba que el moreno estaba en la misma habitación cuando gritaba de frustración o golpeaba sus piernas en una clase de castigo por no ser suficiente.
Por qué ahora una impertinente voz en su cabeza le carcome cada parte de su cerebro, perforando hasta el cráneo.
Por tercera vez en la semana Katsuki llega directamente a su habitación, sin darle mantenimiento extra a su equipo de héroe, y sin cruzarle por la cabeza el pedir una sala de entrenamiento a Aizawa para practicar sus recientes movimientos. No. Cuando Bakugo abre la puerta lo primero que ve es al chico moreno, mordiendo un cable, para luego correr a la puerta y con una sonrisa saludar.
Y a diferencia de otros días, el panorama le parece sumamente triste.
— Aizawa me dijo que los resultados están a nada de salir. — exclama Kaneda, asumiendo que Bakugo conoce el hilo de la conversación. — Me dijo que la única diferencia por el momento era que mi cuerpo es débil a enfermedades algo comunes de aquí.
El rubio solo resopla y deja su mochila a un costado de su escritorio, se sienta frente al mismo al momento que prende su laptop y saca uno de sus cuadernos, todo está pulcramente ordenado y limpio, Katsuki era muy limpio por su propia cuenta, pero tener ahí al moreno fue una clase de alivio, sabía que con él a su lado tenía unos minutos más de sueño, porque no necesitaba dejar toda su habitación arreglada a la perfección, Kaneda lo haría con una sonrisa, misma que ahora lo mira expectante a una respuesta.
— ¿Entonces estas preparado para salir de aquí y te lleven de arraigo?
— Tampoco soy un criminal. — Contesta ofendido.
— Pero aun así te tienen que investigar. Tampoco eres la muestra de un humano perfecto.
— ¿Y tú lo eres?
— Quizá
Kaneda ríe, a los oídos de Katsuki es parecida a la de un niño, la responsabilidad de cargar con la integridad de un niño le pesa y no puede deshacerse con facilidad de él, una responsabilidad que no pidió pero que en la última semana realmente disfruta.
Cómo si Kaneda supiera en qué está pensando, deja un jugo de fresas sobre su escritorio, justo al lado de sus apuntes de la ley general de héroes. El rubio lo mira y Kaneda sonríe una vez más.
— Cuando termines, ¿Podemos bajar a hacer un postre?
— Puedes ir tu solo.
— ¿Y hablar con tus amigos hambreados? No gracias, antes de terminar mi pastelito se van a comer los ingredientes.
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Dulces de madrugada || BAKUGO X MALE OC
أدب الهواة-- Es que no lo entiendes Katsuki. -- ¿Entender qué? -- Soy como un perro callejero, me ofreciste pan, ahora estoy destinado a protegerte con mi vida. -- Como si yo necesitara a alguien que me proteja. -- Contestó sarcástico, olvidando el tono tr...