Un rubio que iba saliendo de su departamento en dirección a una farmacia, había encargado unas pastillas que encontró por internet y aprovechó que iría a trabajar para pasar por ellas.
Cuando llegó al lugar la que atendía le preguntó algo de una manera muy amable.
— Buenas tardes, Joven. ¿Qué es lo que desea?. —Todo lo dicho anteriormente fue mencionado con mucha amabilidad, demasiada diría el rubio.
— Emmm... Vengo por un encargo que hice ayer por la noche, yo encargue unas pastillas que tenían por nombre Happy Pills. —
Dijo con un tono calmado. La muchacha simplemente lo miró dos segundos y dijo que ya regresaba, tardo menos de dos minutos en volver.
— Aquí están, pero... Está seguro de que no quiere cancelar la compra?. —
Esto último lo dijo con un toque de preocupación, pues ella sabía para que servían esas pastillas, que en si, eran como drogas.
— Si, no quiero cancelar la compra. —
Contestó el otro.
Luego de que la señorita le diera las "Pastillas" y él pagará por ellas, salió de la farmacia, esta tenía un olor que para sus sentidos era relajante; le daba algo de tranquilidad. Luego de salir de esa farmacia fue en dirección a su trabajo, tenía que trabajar aunque no quisiera.
Al llegar, vio que no había mucha gente, y tampoco había nadie atendiendo denuncias; luego de cambiarse a su uniforme fue a recepción para atender a las personas que había en ese lugar.