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JE0NGGUK

Yoongi descansó apoyado en mí, sus respiraciones relajadas, calmando la furia que ardía en mi interior. Olía a algo de su tienda de flores, ligero y dulce. Ni siquiera lo que pasó en ese sótano de mierda lo empañaba.

Woosung le había dado dos golpes, y casi le rompió la nariz. Pero no hizo más, no tuvo la oportunidad. Le debía a Taehyung por esto. Y mucho.

Su grito aterrorizado sonaba en mi cabeza. La culpa tratando de surgir, el sentimiento tan extraño había sido cosa irreconocible para mí. ¿Cuántos hombres había matado? Había perdido la cuenta hace tiempo. El remordimiento nunca llegaba, no importaba a cuántos padres, hijos y hermanos llevase a su sangriento final.

Pero Charlie era diferente. Él era mi daño colateral, una víctima de la muerte y destrucción que siempre me seguía al despertar.

Su sufrimiento me sorprendió,
me desnudó hasta lo más profundo y se burló de los restos de mi alma.

Tembló de nuevo, un violento estremecimiento. Presioné mis labios en su cabello y lo sostuve, deseando poder quitarle esos oscuros recuerdos y simplemente agregarlos a mi colección. Lo que fuera que Woosung le hizo, sería una pequeña astilla en la esquina de mi habitación llena de trofeos sangrientos.

―¿A dónde vamos? ¿Qué vas a hacer con él? ―Taehyung aceleró, pasando negocios oscurecidos y paredes de ladrillo cubiertas con grafiti.

No podía llevarla al lugar de arriba del Bar de Carnie, a donde solía ir. Era un maldito basurero, era el lugar a donde iba a lavar la sangre de mis manos y a beber hasta olvidar los asesinatos.

―Mi apartamento en Gangnam-gu.

―No jodas. Sabía que tenías un lindo lugar escondido, pero nunca me invitaste. ―Taehyung entró a la autopista, poniendo la muy necesitada distancia entre nosotros y el baño de sangre en Lerner. Pasamos un camión con arena, tratando de adelantarnos al congelado pavimento que se extendía delante de nosotros.

―Sí, necesitaré que te olvides de la dirección una vez que esto termine.

Taehyung me observó a través del espejo retrovisor, la mitad de su rostro entre sombras.

Había sido un ejecutor de bajo nivel para el padre de Berty, Serge Genoa. Luego Vince había llegado con una mejor oferta. Bajo mi consejo, Taehyung acepto el nuevo trato. Sería empleado del nuevo jefe por algunos meses, antes del cambio de poder oficial ocurriera; es decir, mi bala en la cabeza del viejo jefe.

Taehyung y yo veníamos del mismo conjunto de bloques rotos de corea del norte. Habíamos crecido bajo la sombra de la familia Park, nuestros padres trabajando para el padre de Woosung, hasta que el padre de Taehyung murió de cirrosis y el mío de un balazo. Luego nos pusimos en sus zapatos, sin que se nos preguntara.

Taehyung y yo fuimos cortados con la misma tijera, ¿la diferencia?, él tomaba una vida cuando tenía que hacerlo. Asesinar era mi religión.

―Dirígete al centro, cerca del edificio Tower Palace.

―¿Estás bromeando? ―Taehyung tamborileó los dedos en el volante―. Eso es una mierda hombre. Llevo viviendo en un jodido basurero y tu tienes un apartamento en Gangnam-gu.

Por lo general le rompería las bolas recordándole sus caros zapatos, las putas, y los hábitos de beber, pero no hoy. No cuando Yoongi descansaba en mis brazos. Dios, había sido golpeada, casi violado, y yo era el monstruo que estaba agradecido por la oportunidad de poder sostenerlo, después de todo.

―Oye. ―El tono de Taehyung más serio―. ¿Qué vamos a hacer si Woosung sale adelante?

Miré hacia Yoongi.

―Lo manejaremos.

―Pero Vi…

―No más nombres. ―Niego hacia su reflejo.

Cuanto menos supiera Yoongi, más seguro estaría.

Levantó la mano, y luego la golpeó contra el volante.

―Bien, ¿qué crees que el jefe va a hacer?

―Dará la orden sobre Woosung, y me haré cargo.

Las luces brillantes de Gangnam-gu aparecieron, los condominios de gran altura para los milenarios ricos, y las casas de viejos ladrillos que usualmente permanecían entre la familia.

Había tenido uno de mis mayores éxitos hace cinco años, y había comprado todo el piso de arriba de un edificio colonial de diez pisos en el Distrito de Gangnam-gu. La muerte de mi víctima era mi ganancia.

Taehyung todavía no estaba satisfecho.

―Está bien, claro. Pero, ¿por qué no ha dado la orden?

―No lo sé. No es mi trabajo…

―Cuestionar al jefe ―terminó la oración por mí, con una nota de sarcasmo.

―Me alegra que finalmente fui capaz de enseñarte algo. ―Dos años menor que yo, Taehyung todavía trataba de saltarse el sistema.

No entendía que ese sistema era todo lo que teníamos. Sin hombres como Genoas o Vince, hombres con dinero, negocios ilegales, y un negocio por lo bajo que hacía prosperar y proteger el dinero, y la venta de drogas y prostitutas, Taehyung y yo éramos inútiles. Cargaríamos con las
armas sin tener a quién disparar.

―Cabrón. ―Tomó la salida hacia el centro de la ciudad y maniobró, pasando puntos turísticos todos iluminados por esas luces color neon.

―Solo quiero ir a casa.― murmuró Yoongi.

Pasé una mano por su suave cabello, los mechones de color café cayendo entre mis dedos. Tenía que quedarse cerca de mí hasta que el movimiento terminara, hasta que Vince consolidara su poder y nadie más, ―fuera de los sospechosos conocidos―, fuera tras mi sangre.

Solo esperaba que fuese capaz de dejarla ir una vez que todo terminara.







The protector ; kookgi +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora