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Y00NGI

¿Porno? Traté de no verme más alarmado de lo que ya estaba.
Pero me quedé mirando hacia la puerta que llevaba a la sala, y fue cuando el hombre dijo:

―¿Te gusta esto en tu pequeño y apretado coño?

―Sí, papi ―fue la respuesta.

Dios mío. No podía mirar a Jeongguk, así que miré de reojo la almohada donde había escondido su arma.

Si pudiera tomarla, tal vez podría detener a Jeongguk mientras escapaba. Pero luego tendría que pasar a Taehyung. Sin mencionar que no estaba del todo seguro que Jeongguk se detendría solo porque le apuntara con el arma.

No la dispararía, pero él no lo sabía. ¿O sí? De cualquier manera, tendría a un furioso
asesino en mis manos. No podría arriesgarme.

―¡Taehyung, mantenlo bajo! ―Jeongguk apartó las cobijas y entró a la cama. Se recostó, sus ojos sin dejar de observarme.

―Lo siento. ―El sonido bajó―. Pero deberías de verle el trasero. Como dos pavos rellenos a la perfección.

―Métete. ―Jeongguk movió las cobijas del otro lado, mientras su brazo cubría mi almohada.

Un escalofrío no deseado recorrió mi cuerpo mientras lo miraba, un hombre hermoso invitándome a meterme en su cama.

Pero era mucho más que un simple postre en el aparador. Era un asesino. E incluso, aunque hubiera sido gentil conmigo, la necesidad de escapar era todavía mi prioridad.

―¿No tienes una habitación para invitados?

―La tengo, pero tú no te quedarás ahí. ―Colocó la mano derecha detrás de su cabeza―. No voy a follarte… ―Frunció el ceño y luego continuó―: Quiero decir, no lo haré a menos que lo pidas amablemente. Solo necesito saber que estás cerca, que estás seguro. De eso se trata.

Para probarlo, bajó la sábana y colocó su brazo izquierdo bajo su cabeza. Su pecho tatuado a la vista, pero la cobija lo cubría a partir del estómago.

Tragué con fuerza.

―No he dormido con alguien en un largo tiempo.

Contuvo la respiración mientras le daba un vistazo a mi cuerpo antes de regresar a mi rostro.

―¿Por qué no?

―No estoy hablando de sexo.
―Eso tampoco lo había hecho, pero no era lo que quería decir.

—Tengo pesadillas algunas veces, y pueden ser bastante feas. Algunas veces despierto gritando. Y eso suele ser un problema.

Tiré del borde de la camisa hacía abajo, aunque la cosa me quedaba enorme.

―No importa. Entra ya.

¿Eso estaba sucediendo realmente?

―No creo que…

Su voz se endureció.
―O te metes o te meto yo. Esas son tus opciones.

Tomé fuertemente la colcha, jugando con la esquina. Él no cambiaría de opinión, y sabía que si no hacía lo que pedía cumpliría con su amenaza. Me senté y coloqué las piernas bajo las cobijas. Recostándome en la orilla de la cama, dándole la espalda.

Suspiró, el sonido profundo y masculino.

―¿Con qué sueñas?

―¿Perdón?

―Dijiste que tienes pesadillas. ¿Qué te asusta tanto en tus sueños?

El fantasma de Warren, una cruel sonrisa grabada por siempre en su rostro, apareciendo en todos los rincones de mi mente.

Nunca hablaba de Warren por
miedo a que con simplemente nombrarlo pudiera traerlo de regreso de la tumba.

En lugar de decirle la verdad, mentí:

―Nada en específico.

―Claro. ―El sarcasmo salió de sus labios.

―¿Cuándo me dejarás ir? ―Recorrí la funda de mi almohada con mi dedo.

―Una vez que esté seguro que nadie vendrá a buscarte de nuevo.

The protector ; kookgi +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora