Capítulo 5

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"Quiero acariciar tu cabello, quiero que me digas: no te vayas"

.I.

Las luces de la ciudad tititalaban en la oscuridad, el cielo despejado y las estrellas brillaban tan hermosas junto a la luna que era un pasaje hermoso desde el ventanal de la oficina del presidente. Sus pensamientos procesaban la información que la castaña le había dado pero seguía sin entender varias cosas y que ella no respondió como él esperaba. Luego de la charla se dispuso a investigar por su cuenta y lo que encontró lo llenó de un sentimiento que lo ponía ansioso.

En su mano derecha reposaba un vaso de whisky medio lleno mientras la izquierda reposaba en el bolso de su pantalón negro, su rostro cansado se reflejaba en el ventanal y tal y como había dicho Ochako se veía mal. Esa era otra de sus dudas, ¿por qué razón se veía tan mal?.

Entonces el teléfono sonó, dio media vuelta retirándose del ventanal regresando a su oficina, sacó la mano izquierda tomando el aparato y respondió.

— Bakugo Katsuki —llevó la bebida a sus labios bebiendo de ese líquido trasparente.

¿Qué mierda le hiciste? —esa voz, era del de las mitades.

— ¿Cara quemada? —estaba alucinando o ya estaba ebrio.

Dejate de juegos Bakugo, ¿Qué le hiciste a Midoriya? —sus alertas de activaron, la copa de whisky fue depositada sobre el escritorio y el saco reposando sobre el aciento fue tomando con brusquedad.

— ¿Qué sucedió? —salió de la oficina tan rápido escucho aquello, las puertas del elevador se abrieron y este ingreso cerrándose nuevamente.

¿Por qué tendría que decirte? —Shoto estaba desconcertado, si Bakugo no fue el que le hizo daño a su hermanito entonces ¿quién?.

— Escucha cara quemada, dame a detalle todo lo que sucedió —las puertas apenas se abrían y Katsuki ya se encontraba saliendo, sus tacones sonaban en la solitaria recepción con cada zancada hacia la salida.

No te acerques a él —y la llamada se colgó.

— Maldición —su auto se encontraba afuera de las instalaciones y ahora entendía por qué razón su instinto decía que mandara a traer su auto, lo rodeó e ingresó tan rápido como podía y arrancó.

Las calles eran poco transitadas y él agradecía eso, con facilidad esquivanba los pocos autos en las calles hasta que se detuvo en un semáforo. La luz roja lo ponía ansioso y nervioso, su dedo índice golpeteaba el volante con ansiedad, su Alfa interno se removia con desespero en su interior rasguñando para poder salir. Apenas la luz verde apareció las llantas de su auto derraparon siendo el primero en salir disparado.

No tardó en llegar al departamento del Alfa heterocromático, ingresó al estacionamiento dejando el auto y saliendo tan rápido como pudo.

Mientras tanto, Kirishima y Shoto no sabían que hacer con Izuku. Todo había pasado tan rápido y no entendían por qué razón su hermano no mejoraba. Desde que había llegado de la comida con ese Alfa gruñón Shoto no se espero para darle una represalia.

— ¿Estás bien? ¿Te hizo algo? ¿Te ofreció algo? —apenas habían entrado al departamento y ya estaba tirando sus preguntas preocupadas al pecoso.

— Sí, estoy bien Sho-san —contestó Izuku cansado, caminó hasta el refrigerador sacando una botella de jugo de naranja, tomó un vaso del estante y lo depositó sobre la barra.

— ¿Qué clase de inprudencia fue esa Midoriya? —y ahí venía el sermón con la represalia.

— Sho-san, sólo fuimos a comer y me llevó a ver la ciudad. No pasó nada, se portó amable —respondió, aunque sus hermanos no le creyeron de todo pues se veía acongojado.

Te Encontré Entre Girasoles - Kätšüdëkü/ BaküdeküDonde viven las historias. Descúbrelo ahora