☾ V. Un día en soledad ☽

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Para Luna había sido sencillo fingir que no le había dicho a Marc sobre sus crímenes más fuertes y cambiar de tema cada que aquella personalidad salía a la luz y buscaba saber más sobre aquello. Marc siempre notaba como lo evadía sin esfuerzo y, pese a que quería saber más sobre ella, respetó aquella decisión después de un mes de insistir sin descanso.

Algo que lo incomodaba ligeramente era la falta de preguntas de Luna, quien había ido a algún dentista durante uno de los turnos de Steven y ya no tenía ortodoncia y había cambiado el color de los mechones, sabía que era curiosa pues la cantidad de libros sobre las enfermedades mentales aumentaba con velocidad pero se negaba a preguntar nada. Lo más extraño que había hecho era ofrecerle su ayuda para mentirle a Steven sobre su presencia.

Sus salidas nocturnas iban en aumento, causando que la otra personalidad estuviera agotado para presentarse a trabajar o simplemente para no dormirse en cualquier lugar que pudiera. Ambos notaron eso y Luna había decidido que saldría con él en lo posible para ayudarlo a encontrar lo que necesitara, también que podía tomar algunos turnos de Steven después de su labor como paseadora de perros para que ambos descansaran lo suficiente.

Aunque claro aquella no era una sugerencia, era una orden y había visto que Luna no era precisamente fácil de convencer cuando de Steven se trababa. Khonshu le había dicho que era triste como su punto débil era un gusano incapaz de mantenerse despierto por las mañanas, Marc había dicho que era adorable como había desarrollado tan rapido aquel sentimiento de afecto.

Algo que no había sorprendido en lo absoluto a Spector era la aceptación de Luna en sus trabajos. Había dicho que era importante tener una cara en la cual la gente pudiera confiar y que él sabía perfectamente todo lo que aquella niña había sido capaz de hacer en las noches, volviéndola la perfecta compañera. Con Layla se había negado más a aceptarla pero no era un secreto que el dios quería a Luna como avatar, por lo que aquella era la preparación perfecta.

Aquel día de septiembre Luna no estaba en casa, para Grant ella estaba visitando la tumba de su abuela por su cumpleaños. Pero Spector sabía que en realidad estaba investigando al demente que quería liberar a Ammit, utilizando aquella inocencia que tenía para sacarle información a sus seguidores.

Así que estaban solos.

°  °  °

Era extraño no tener a Luna leyendo en el sofá, verla de cabeza en la litera, escuchar su voz cantando o simplemente saber que estaba dormida en su cama. Para ser un hombre acostumbrado a la soledad era raro estar solo. Extrañaba ver sus coloridos mechones trenzados o como le contaba sobre los perros de las personas del edificio de al lado.

Steven extrañaba a Luna pero sabía que debía darle su espacio, tampoco era su hija para estar pegado a ella vigilando cada paso que daba. Aun así por breves momentos imaginaba cómo sería tener hijos, sí serían como Luna o simplemente sería algo que lo superaría. Como tener pareja, era algo que quería hacer pero simplemente no conseguía hacerlo.

Volviendo a Luna. Si hubiera podido escoger ella sería la hija perfecta para él pero en su lugar era hija de un imbécil que no sabía valorarla.

Usualmente se daba cuenta que ella lloraba por su padre, lo había descubierto por el movimiento que había en las tablas sobre su cama cuando creía que el mayor dormía, y no podía evitar sentirse furioso con aquel desconocido que la había dejado sola en un cruel mundo que en cualquier momento podía ser atacado por aliens, dioses, robots, organizaciones nazis y en donde hasta los superhéroes luchaban entre ellos. No le parecía justo que aun así la niña hablara de él con los ojos brillando de amor y expresándose como si no fuera culpa de él.

Los secretos de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora